EL METRO El Sistema de Transporte Colectivo que aceleró la movilidad en la metrópolis.

EL METRO

El Sistema de Transporte Colectivo que aceleró la movilidad en la metrópolis.

Por Adrián González Cabrera

Poco después del mediodía, ese viernes soleado de septiembre de 1969, al término de la jornada de clases me dirigí a la salida de mi queridísima Vocacional 3 (ubicada, entonces, en el Casco de Santo Tomás). Al pasar por la puerta que da a la calle me encontré a mi amigo Héctor; me invitó un refresco y una torta. Nos regresamos a la cafetería. En la plática, me preguntó:

—¿Julián, vas a ver hoy a tu novia?

—No. Contesté.  La voy a ver el próximo domingo. Me pidió que fuéramos, “aunque sea”, a Chapultepec, pues de otra manera se tendrá que quedar en casa con su familia a ver el aburridísimo (pero popular) programa televisivo “Siempre en Domingo” de Raúl Velasco. 

—Eso está muy bien, dijo Héctor.

—Cambiando de tema, Héctor, ¿ya conoces el Sistema de Transporte Colectivo Metro?; desde hace varias semanas la gente de esta ciudad Capital tiene, casi, solo dos temas de plática: la apertura de la línea 1 del Metro (inaugurado el 4 de septiembre de este 1969), y la llegada del hombre a la luna (21 de julio de este 1969).

Por motivo del Metro hubo, entre los habitantes del Distrito Federal, gran expectación desde que las autoridades capitalinas presentaron el proyecto, durante todo el proceso de las obras, y en la inauguración de la línea 1. 

Inauguración de la Línea 1 del Metro
(Sistema de Transporte Colectivo, S.T.C.)
4 de septiembre de 1969

—Julián, ¿no te había platicado que ya me subí al Metro? Lo hice una semana después de que este entró en funciones. Es un medio de transporte increíble. Te voy a dar unos datos: su construcción es un alarde tecnológico toda vez que requirió de sistemas especiales para aislar y extraer de las zonas de construcción, en terrenos flojos, el agua que las inundaba. Las estaciones y los túneles son subterráneos y, como sabes, en el subsuelo de la Capital el nivel freático es muy alto. Asimismo, hay estaciones que están construidas en terreno firme.  Sé que durante el proceso de su construcción se han retirado millones de m3 de tierra y se han encontrado miles de piezas prehispánicas de, entre otros materiales, madera, barro, piedra y obsidiana.

Los dispositivos en los que tienes que insertar tu boleto de entrada (que te venden en tiras de cinco piezas c/u)) son de acero inoxidable.

Las estaciones en las cuales se aborda el Metro son unos túneles de sección rectangular, de, creo yo, un poco más de 100 metros de largo por 12 metros de ancho y tres de altura. En algunos lugares es mucho más alto para lograr la ventilación de dichos túneles a través de rejillas colocadas al nivel de banqueta, muy por encima de las vías electrificadas.

Los acabados de las estaciones son: En pisos, mármol gris. En muros, (hasta una altura de más o menos 2.40 m) lambrines de mármol travertino o de maderas acabadas con pintura epóxica (dominando los colores naranja y gris casi blanco). Las partes altas de los muros (más de 2.40 m de altura) así como en los plafones, fueron tratadas con aplanados (o similares) acabados con pintura blanca ostión.

Los vagones de los convoyes del Metro tienen llantas de neopreno, y se desplazan sobre unas vías electrificadas colocadas a lo largo de túneles abovedados.

Los convoyes del Metro están conformados por 10 vagones de (más o menos) 12 m de largo c/u. Los vagones (totalmente fabricados en Francia), en su exterior, están pintados de color naranja; en el interior están acabados así: en pisos con un linóleum muy resistente color azul oscuro; en muros, con formica color gris claro; en el techo, con pintura color azul pálido.

Los asientos están estructurados con metal y tapizados (al frente) con un vinil azul muy resistente y flexible.

Las instalaciones (inmueble) cuentan con escaleras eléctricas que son impresionantes, ya que suben a mucha gente a la vez. ¿Has escuchado la canción “El Metro” que está de moda?, ¿Has escuchado que dice “…lo que más me gusta son…las escaleras…” Pues la razón es que las escaleras son tan largas y empinadas que a las muchachas que se ponen esas minifaldas (que están tan de moda en estos años 60s), se les ven todas las piernas. Eso está muy bien, ¡siempre y cuando no se trate de mis hermanas! Observé que a mucha gente le da miedo el momento en que tienen que abordar las escaleras eléctricas y solo lo hacen con la ayuda de otra persona.

Observé también que al Metro no pueden acceder personas en silla de ruedas si no es con la ayuda de otras personas que los cargan para subir y bajar escaleras fijas y eléctricas.

Para conocer el Metro, subí en la estación “Chapultepec” y descendí en la estación “Aeropuerto” —me gusta, de vez en cuando, ir a observar cómo despegan los aviones y cómo planean para aterrizar. Me llama mucho la atención que los aviones cambian la orientación de sus despegues y llegadas; creo que eso se debe la dirección en que sopla el viento.

El Metro es un medio de transporte bastante cómodo e increíblemente rápido. Fíjate que cada convoy tarda muy poco tiempo en pasar; ¡el tiempo que transcurre (una vez que se ha puesto en movimiento), en recorrer la distancia que separa una estación de otra es más o menos un minuto!

¡Qué afortunadas son las personas que pueden hacer uso del Metro para poder llegar a su trabajo, ya que lo van a hacer en un lapso muy corto de tiempo y en una forma muy barata, pues el boleto cuesta un peso!

Aunque al interior de los vagones se viaja cómodo, creo que la afluencia de usuarios va a crecer mucho, y que no va a pasar mucho tiempo para las mujeres que viajen de pie padezcan acosos, dado que no faltarán los enfermos mentales que intenten arrimárseles por atrás.

—¡Y no dudes que pronto aparecerán los amantes de lo ajeno! Las autoridades deben estar muy pendientes de ello, dije.

Prosiguió Héctor: Los pasillos interiores de las instalaciones del Metro son muy bonitos, amplios y cómodos. No hay servicios sanitarios en las estaciones del metro, al menos para el público.

—Ya me están dando ganas de conocer el Metro en compañía de mi novia, dije.

—¡Hazlo ya!, pero te sugiero que tu novia no lleve minifalda, dijo Héctor.

Dándole una palmada en el hombro izquierdo, le dije:

—No te preocupes, que para eso estoy yo, amigo; ¡para cuidarla de los mirones!

Héctor se me quedó viendo de soslayo y, sonriendo ya no dijo nada al respecto.

 

En relación con la llegada del hombre a la luna el 21 de julio de 1969 en la misión Apollo 11, en la cual los astronautas fueron Neil Amstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin, comentamos que, hasta ese momento, Estados Unidos le iba ganando a Rusia la carrera espacial. De igual manera, enfatizamos lo importante que era (para nosotros los mexicanos), el hecho de que el diseño del Módulo Lunar del que descendieron los astronautas a la superficie lunar había sido, en parte, obra un mexicano.

¡Fueron impactantes las imágenes televisivas cuando Neil Armstrong pisó la superficie lunar! 

Llegada del hombre a la luna el 21 de julio de 1969.

No omitimos comentar acerca de las graciosas intervenciones del gran mimo mexicano Mario Moreno “Cantinflas” durante los ocho días que duraron las transmisiones televisivas de tan importante evento. 

Mario Moreno “Cantinflas” (1911-1993).

Cuando nos terminamos nuestras tortas y refrescos, nos retiramos del plantel rumbo a nuestras respectivas casas.

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