LEÓN A FLORIDA (1)

LEÓN BUSCANDO A FLORIDA (1)

Querida Florida:

Me enteré que lees esta revista porque me encontré un amigo mutuo de cuando éramos jóvenes, quizá lo recuerdas, el buen David, me dijo que se la lee su yerno, me contó toda la historia del yerno, pero no me dijo como supo que probablemente tú la lees, así que me animé a contarle a la dama que es mi cuidadora actual (luego de probar con diferentes asistentes, que no me dejaron tranquilo, ya con esta chica me siento cómodo), y esta dama que se llama Isabel me dijo que ella podía teclear mi mensaje, tomando dictado, y enviarlo a la revista, para que ahí lo leas, y si es verdad que la lees, por fin volvamos a tener contacto.

Ya podrás imaginarte que si requiero un apoyo tipo asistente, es enfermera, no estoy tan mal, pero si me conviene tener apoyo, compañía, vivir solo a mi edad tiene ciertos riesgos.

Salgo poco, diría que la mitad es a consultorios o chequeos, y la otra mitad de mis salidas, pocas, pero cuando se puede, son a algún café, últimamente he ido a creperías en donde pido que me den una crepa bien bañada en la salsa o dulce que utilicen, para que se remoje bien y pueda  masticarla suavemente.

Las marquesitas se me antojaron pero fueron una leve tortura, las pedí de puro queso de bola, y me pareció sabroso pero seco, pedí agua pero de tomar solo tenían boing.

Quizá un día pueda reunirme contigo, lo veo muy complicado, pero si un día sucede, te pediría que no fuera ni tostadas ni marquesitas lo que comiéramos.

¿Sabes? recuerdo que en la secundaria en donde nos conocimos, nos llevaron al recién inaugurado Museo Nacional de Antropología (1964), y en la sala Mexica había un cuadro que mostraba el gran lago de Texcoco, y en la zona donde estaría Azcapotzalco, de donde era el profesor, no había ni señales de Azcapotzalco, y le causaba incomodidad que se reconociera a los mexicas con semejante sala enorme, pero no al sitio y gobierno que les permitió asentarse definitivamente y crecer.

De Azcapotzalco ni sus luces. Se me grabó mucho su incomodidad. Su inconformidad con esa falta de información al público. ¿Lo recuerdas tú también?

Recordarte Florida, me hace recordar tantas cosas de aquella época…

Pero no me quiero adentrar en ese lejano pasado, sin antes intentar hacer contacto contigo, saber de ti, aprovechar esta revista para buscar tener señales tuyas.

No utilizo celular, ni mi pulso ni mi paciencia me dan para ello, tomo bastante café, me leen mucho eso sí, veo las noticias en la noche, y de mi rumbo pues ya me cansé, siempre las mismas cosas, ya sabes, unos pintan las paredes de un color, llegan otros y le pintan encima de otro color… y mi casa que requiere una pintadita de fachada: bien gracias.

Ni entro en detalles porque son temas que no me gustan, al menos no para charlarlos contigo en esta búsqueda de contacto.

¿Tú has ido a Azcapotzalco? Yo llegué a ir un par de veces, pero tiene rato largo que no voy. Mi cuidadora utiliza la línea 7 del metro, se va hasta el Metro Rosario para de ahí tomar un camión a su colonia en el Estado de México, pero en general no me cuenta nada de esa zona de la hormiga en su emblema.

Nunca supe por donde vivías tú, y si eso era de adolescente, ahora de adultos y tercera edad, pues menos tengo idea de dónde andarás, pero esto de la red de internet puede reunirnos, al menos inicialmente por escrito.

¿Sabes? extraño de cuando la gente nos escribíamos cartas, y luego el fax me pareció fabuloso.

Lamentablemente me fui quedando atrás en novedades, ya que me fui un tiempo a vivir al campo como mi mujer. Nos aislamos mucho. Ayudamos a una comunidad con remedios herbolarios, ensoñaciones de un futuro mejor viviendo en comunidad, pudimos alfabetizar a varios infantes, pero todo terminó mal entre ella y yo, y cada quien se fue para diferente rumbo.

Yo gracias a mis hermanos tengo un ingreso moderado, y gracias a Isabel mi cuidadora, voy volviendo a enterarme del mundo.

Ya me despido. Ojalá veas esta carta, te acuerdes de quien soy, y me respondas.

Me ha venido bien el ejercicio de recordar cosas lejanas.

Dicen que a cierta edad, la memoria lejana funciona mejor que la reciente. Me lo explicó el doctor con su brazo.

Me dijo: “al doblar su brazo, su mano puede tocar fácilmente el hombro, que está más lejos que el codo. Igual su memoria, le es más sencillo recuerdos lejanos que recientes”.

Estoy enfrentando una ligera falta de memoria reciente y me refugio en la lejana. Tú figuras en ella. Sin saber si tendré éxito, ya te agradezco.

¿Cómo estás?

¿Me recuerdas?

¿O estás peor que yo en materia de memoria?

En fin, esto ha sido como lanzar una botella al mar con un mensaje.

¿Todavía habrá quien haga eso?

Un beso Florida.

León Campos

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