SAN JUAN TLILHUACA, LUGAR DE SABIOS

 SAN JUAN TLILHUACA, LUGAR DE SABIOS

Por Martín Borboa Gómez




Hablar de lo negro implica

saber cómo estaba enfocado

el criterio que se aplica

para haber las cosas juzgado.

 

Y depende mucho del criterio

amplio o corto que se tiene,

para saber si lo dice en serio

o apenas si la voz se sostiene.

 

Para mí un sitio merece

la oportunidad pasada y futura

de ser lo que fue o parece

y cambiar según se madura.

 


Azcapotzalco era el borde del lago

y embarcaciones habrá tenido,

ahora seco apenas tiene algo

de agua en el Tezozómoc querido.

 

Todo cambia y la fama queda

pero de lo que se diga depende,

pues quien sea mi hija amada,

suegra será de un penitente.


Y así mi San Juan Tlilhuaca

es lo que a cada uno ofrece,

para unos brujeril resaca

y para otros paraíso parece.

 

Cada quien en su mente retiene

lo que a su método conviene,

unos no lo sacan de lo “oscuro”

y otros lo tenemos por “maduro”.

 

“Sabio” diría mi entrevistado

es el pueblo que con plantas curaba,

y eso mucho habrá espantado

al que de la naturaleza ignoraba.

 

Para mí San Juan es su gente,

sus árboles y su comercio,

es la amistad y su ambiente

son sus fiestas y su aprecio.

 

Es su glorieta de Ahuehuetes

con tortas y gelatinas,

son sus fiestas parroquiales

con su Coro que le anima.

 

No sólo es su fiesta de muertos

apenas comenzando noviembre,

sino también sus mariachis apuestos

en diez de mayo como siempre.

 


Es la alegría franciscana

de las hermanas Clarisas,

y sus rezos cada mañana

y tras ello sus sonrisas.

 

Son las bancas con enamorados

y sus aguas en la paletería,

son las generaciones de niños uniformados

que alegran sus calles cada día.

 

Son sus monasterios y callejones

el trino de sus pájaros en el atrio,

son sus familias y dones

y sus ancestros en el Camposanto.

 

San Juan para mi es luminoso

ancestral barrio sabio y naturista,

y esos que dicen que es tenebroso

son “encantos pal turista”.



Lindas fiestas patronales

que se viven en San Juan,

y otros días por sus tamales

soy de los que seguido van.



Su mercado siempre ofrece

artículos de toda necesidad,

y su gente trabajadora parece

atentos a la novedad.


Su glorieta con Ahuehuetes

kiosco, bancas y jardineras,

acoge reunión de parientes,

conciertos, karate y lo que quieras.


Al beato Sebastián de Aparicio

no le faltan misas y novenarios,

fue amigo y vecino de este barrio

y se le quiere por motivos varios.


A las Clarisas mucho ayudó,

a los nativos capacitó en oficios,

a la Ofrenda de Muertos concedió

con una cruz, sobrevivir por siglos.


Ya que él les hizo sugerencia

para evitar problemas de consideración,

colocar entre sus viandas la presencia

de la cruz de su religión. 


Cuanto hay en San Juan Tlilhuaca

para quererle con el corazón,

si de Azcapotzalco lo interesante trata,

¡búsquelo en esta región!




(Imágenes: del autor)

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