LA NOCHE DEL COYOTE, COYOACÁN, CDMX
LA NOCHE DEL COYOTE, COYOACÁN, CDMX
Por Martín Borboa Gómez
Texto dedicado a mi Padre.
Es sabido que en
la cultura prehispánica, al morir una persona, su espíritu haría un re corrido
por varias etapas, y una de ellas, era un río, y era necesario que un perro nos
ayudara a cruzarlo.
Para el pueblo de
Coyoacán, poblado por tepanecas, su dios principal era Tezcatlipoca, quien, dice en cronista Salvador Novo,
podía convertirse en coyote.
Por eso en Coyoacán, los habitantes nativos tenían infinidad de figuras con el aspecto de coyote, pero era en realidad, su dios Tezcatlipoca.
Algo que los frailes no se dieron cuenta, y el bello coyote sobrevivió presente los 300 años de virreinato. Y sigue tan campante.
La tradición se
conserva, y los coyotes definitivamente son la identidad de Coyoacán.
Pero también es
de subrayar, que a este pueblo, en ese camino al inframundo, en el río, NO los
ayuda un perro.
Los ayuda un
coyote.
Por eso están los coyotes de Coyoacán en una fuente, para representar el hecho de que los que saben el camino, incluso acuático (por ese famoso río en el trayecto de los muertos), son los coyotes guía.
Y así como un
coyote es el que auxilia a cruzar a los espíritus de los fallecidos, también es
un coyote el que les ayuda a cruzar cuando vienen para Día de Muertos.
Y ese coyote,
como viene guiando, pues es el primero en llegar.
Por eso, el día
de luna llena previo al 01 de noviembre, es cuando se celebra “La noche del
coyote”.
Es cuando los
coyoacanenses reciben con gusto a su representación, que viene guiando a los
espíritus que vienen a comer y cenar en las casas, donde sus familiares les han
colocado ofrendas.
Y como es
Coyoacán una tierra cafetera (no cafetalera, que es distinto), pues para acompañar
un capuchino o un café negro, pocas cosas mejores que una coyota, ese delicioso
pan suave y dulce relleno de piloncillo, que por cierto, no hay mejores coyotas
en la ciudad, que las de Coyoacán.
Y en fin.
Así es el por qué
de que se celebre en Coyoacán, poco antes de Muertos, en luna llena, la noche
del coyote.
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(Imágenes del autor)
