DESDE LA CIMA
DESDE LA CIMA
Por Martina Rodríguez García
Pesada es la cuesta que inclina su falda
y llega al espejo de agua,
verdes alfombras cargadas con flores,
los árboles tiñen de varios colores
espacios del aire,
y atrapan los rayos del sol en el bosque.
Yo gritaré al ave que suba a la cima
y con su voz suave hable con los ángeles
que asoman inquietos de gusto este día
en que la palabra tiene un canto nuevo.
Sonora es la voz del madero que habla a la lluvia
y el silbido del viento me parece canto de los pajaritos,
la voz de la rana, del grillo, la abeja,
hoy es el día en que los sonidos y las voces tiemblan,
como las hojas del árbol.
El río busca en su largo camino
el canto de los guijarros para llevarlos a la cascada.
El silencio se llena de voces
silbidos de flautas y teponaxtles,
sunean ollas y semillas,
y un coro de voces de hombres resurge en la tierra,
los mares se alegran, dan voces los peces,
las atrapa el agua, la humanidad escucha y muda se queda.
Es preciso hablar, llevar tu palabra,
con cantos y versos decir el amor
a nuestros hermanos de toda la tierra,
al niño con llanto, al joven con sueños,
mujeres y hombres:
¡llevad el mensaje de amor
que mueve fronteras!.
¡Decid la palabra en cada rincón
y alfombren con flores y cantos el mundo!
Hacer que los hombres de todas las razas
llenen las ciudades, se hermanen y canten,
y surjan poetas de Grecia, de Roma, de Rusia,
de España, de África, Mongolia, Ucrania, México y Japón,
y de todo el mundo surja la palabra
que une corazones.
¡Poesía! esa es la palabra
y desde la cima de la alta montaña
pueda yo decirles, cantemos a coro
en el universo la paz y el amor
sea un gran tesoro, que con mi palabra
hoy nos hermanemos, la poesía es canto
la poesía es amor, la poesía me hermana
contigo y con Dios.