NAPOLEÓN HILL, BREVE SEMBLANZA
BREVE SEMBLANZA DE NAPOLEÓN HILL (oct. 1883 – nov. 1970)
Escritor de libros de autoayuda y superación
Por Adrián González Cabrera
¡Ring…ring…ring!
¿Sí?...diga…
- Hola, Julián; ¿Tienes tiempo para que platiquemos un poco?
- ¡Qué tal, Ricardo! Para mis amigos siempre tendré tiempo.
¿en qué puedo servirte?
- Julián, hace unos días me regalaron un libro qué se llama
Piense y Hágase Rico, cuyo autor es Napoleón Hill ¿sabes algo de él?
- Sí; sé algo de él.
- Platícame, pues quiero iniciar la lectura de dicho libro y
terminarla en este mismo 2023, contando con información general del autor,
obtenida de charlar un poco contigo
- Gracias por la deferencia. Sé que para obtener información
precisa de dicho autor te bastaría con ingresar a internet, pero ya que
recurres a mí para que tengamos una amena charla, te platicaré lo que recuerdo
de él, así como la fuente correspondiente.
Procedo:
En 1989 un hermano me llamó, vía telefónica, de Chicago y me
dijo “Julián, vine a mi visita periódica de soporte técnico a una de las
fábricas de automóviles ubicadas en Detroit (ciudad origen de la palabra Motown
-conjunción de las palabras motor y town- y, por tanto, del Sonido Motown). En
una de las reuniones un asistente nos recomendó la lectura de un libro: La
Actitud Mental Positiva; un camino hacia el éxito. De Detroit me trasladé a
Chicago, en esta tan hermosa zona de los Grandes Lagos. Aquí voy a comprar dos
ejemplares de dicho libro y te voy a regalar uno. Te lo entregaré en cuanto
vaya a la Ciudad de México, después de pasar a Monterrey por mi familia pues
quiero llevarla a saludar a mi mamá. Ya
deseo irme de Chicago pues estamos en pleno invierno y, hace tal frío, que a
veces me castañean los dientes.”
Así fue como, en 1989 llegó a mis manos dicho libro, mismo
que leí con avidez.
Napoleón Hill nació en Virginia el 26 de octubre de 1883 y
murió en Carolina del Sur el 8 de noviembre de 1970. Cuando aún cursaba
estudios superiores (1908) conoció a Andrew Carnegie, el gran fabricante de
acero y filántropo. Después de algunas pláticas sobre filosofía con Carnegie,
éste le dijo: “Lo desafío a dedicar veinte años de su vida al estudio de la
filosofía de los logros norteamericanos y a dar con la respuesta, ¿Acepta,
señor Hill?” “¡¡¡Sí!!!”, fue la rápida contestación.
Andrew Carnegie entregó a Napoleón Hill 500 cartas de
recomendación dirigidas a personalidades exitosas en sus respectivas áreas;
asimismo, entregó el dinero suficiente para los viáticos correspondientes a sus
traslados por toda la unión americana, en la inteligencia de que Napoleón
tendría que trabajar por su parte para allegarse sus medios de subsistencia.
Durante veinte años Napoleón Hill se ganó la vida aplicando
los principios que fue aprendiendo de sus 500 entrevistados, y, en 1928,
completó los ocho volúmenes de "La Ley del Éxito", cuya lectura indujo a miles de
personas a destacar en sus respectivas actividades. Se convirtió en asesor de
dos presidentes de los Estados Unidos: Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt
–esto último ha sido cuestionado.
Gracias a los principios contenidos en "La Ley del éxito" se
redactó el libro "La Actitud Mental Positiva: un camino hacia el éxito" con la
participación de W. Clement Stone, y fue publicado por primera vez en 1960 por
la Editorial Prentice-Hall Inc.
Por mi parte, después de la lectura de dicho libro decidí
incorporarlo a mi librero en la sección de libros de consulta frecuente.
Hace cinco meses, buscando en mi librero algo para leer, lo
elegí y le di lectura por segunda vez, costumbre que he tomado con algunos
libros, ya que -salvo excepción- actualmente es raro que compre un ejemplar en
formato impreso, pues he decidido releer algunos de los que poseo. En el transcurso de la lectura, fui haciendo
un breve resumen de los principios encontrados en él. A continuación, describo
algunos de ellos.
• Para
alcanzar un objetivo, se debe pagar un precio en tiempo, reflexión y esfuerzo.
• Todo
logro, toda riqueza adquirida tiene su principio en una idea.
• Cualquier
cosa que mereciera tener en la vida, merece que se trabaje en ella,
• Toda
adversidad lleva la semilla de un beneficio equivalente o, tal vez, mayor,
• Si la vida
nos plantea un problema, también nos da aptitudes para afrontarlo.
• La derrota
puede ser un obstáculo…o un escalón.
• Para todas
las debilidades físicas la naturaleza proporciona un factor de compensación.
• Siempre
habrá que pensar en una potencia superior…el dador de todo.
• Ingiera
frecuentemente vitaminas mentales.
Este último principio lo aplico cada vez que “se me baja la
pila”. La forma en que ingiero vitaminas mentales es la siguiente:
Me retiro a mi cuarto de lectura buscando la quietud, y
empiezo a recordar todos los problemas que he superado en mis poco más de
setenta años de vida -empezando por superar a cientos de miles de
espermatozoides en la carrera por alcanzar el óvulo materno-; la derrota que
infringí a la epidemia de polio en 1957-1958; los logros conseguidos -por
pequeños que hayan sido- en todos los terrenos; los amigos que tuve y tengo;
las novias que tuve; los compañeros de escuela en los diferentes niveles; los
hermosos hijos que Dios nos encargó a mi compañera de vida y a mí. También me
pongo a pensar en todas las personas de diferentes edades que, en diferentes
épocas y circunstancias, fueron apareciendo y participando de mi vida
distinguiéndome con su amistad (muchos de ellos ya están en el cielo). Todo eso
me hace sentir una persona afortunada y enriquecida por la vida.
Inmediatamente después, repaso el breve resumen de
principios que elaboré durante la segunda lectura del libro "La actitud Mental
Positiva, un camino hacia el éxito", ya que la lectura de dichos principios
estimula mi alma y echa a andar el motor que pone en movimiento todo mi ser.
Lo descrito en los dos párrafos inmediatos anteriores me
genera plusvalía emocional ¿Qué te parece?
- Julián, me parece que calificas a Napoleón Hill como
escritor de excelencia.
- Así es, amigo; en mi opinión, lo era.
Bien, Ricardo, ahora
ya cuentas con información general sobre Napoleón Hill, uno de los más grandes
escritores norteamericanos en materia de autoayuda y superación. Está de más
decirte que te super recomiendo su lectura.
- ¡Muchas gracias, Julián, ahora tengo más ganas de leer el
libro que me obsequiaron!
En otra ocasión platicaremos de mis últimas pinturas y su
paupérrima venta, pues quiero que las veas, aunque sea en fotografía. Quiero
saber qué te parecen.
Buenas Noches.
- Por nada, Ricardo.
Buenas noches.
Descansa.