EL MISTERIO DE MIRAR EN TU INTERIOR
EL MISTERIO DE MIRAR EN TU INTERIOR
Por Juan Pablo
Pimentel
Despertar pensando que tienes la voluntad de cambiar tu forma ser y por fin hacer lo que tanto has estado planeando es una de las sensaciones más bonitas, hay algo en ese sentimiento que le da poder a tu actitud en el transcurso de la semana, te invita a hacer las cosas diferentes, justo como tenías planeado empezar el lunes pasado y el anterior a ese, la sensación es única y todos lo hemos sentido por lo menos una vez en nuestras vidas, sin embargo, la situación de Yube era diferente, su intención era perfeccionar la ya buena capacidad de introspección que tenía, cada lunes quería empezar con la mejoría de su proceso de introspección debido a su enorme necesidad de detectar, observar, analizar y corregir los traumas, las manías, los hábitos negativos y los pensamientos intrusivos que ocurrían en su cabeza y cada lunes fallaba.
Como con todos nosotros, siempre había alguna tarea que realizar, algún deber que cumplir, que hacia que esa voluntad de mejorar no fuera suficiente debido al poco tiempo de practicar que tenía o a la poca capacidad de seguir con sus planes y respetar su palabra.
Siempre fue así, hasta la noche de aquel domingo
en la que una meditación le hizo cambiar su forma de ver la vida, aunque no de
manera espontanea como ese sentimiento que describí al principio, sino de una
manera cósmicamente perpetua.
Del mismo modo que cada noche lo hacía, Yube meditaba en su cama, con una posición cómoda que le hizo entrar en relajación y luego en trance de una manera muy natural, fue una meditación peculiar porque todos los ruidos de su alrededor se detuvieron, sus latidos bajaron su frecuencia y su piel comenzó a sentir más, mucho más que en cualquier otra meditación o actividad anterior a esa noche, la playera se sentía a detalle en su pecho y en su estómago, podía sentir las costuras, los hilos y las etiquetas que toda su ropa tenía.
Fue en esa noche en
la que Yube se observó en su mente como una sombra negra que caminaba por un
plano de igual manera negro, caminaba dándole la espalda a la perspectiva de
sus ojos, es decir el estaba observándose de espaldas, pero solo había una
sombra caminando.
En esa “caminata” Yube aprendió muchísimas cosas, fue como si viviera toda una vida y tomara apuntes de todo lo que debía saber para próximas ocasiones, así fue durante unos minutos en la vida real y durante unas décadas en la meditación de Yube hasta que la sombra decidió deja de caminar hacia enfrente y comenzó a caminar hacia la mirada de Yube, ahora la sombra venía hacia él y era inevitable el nerviosismo que se empezó a sentir en ese momento, la sombra negra que también era Yube empezó a acercarse más y más hasta que se iba volviendo más pequeña.
Entró por la vista de Yube y siguió caminando hasta lo más profundo de su mente, ahí fue donde lo observó, era grande como un edificio, fuerte como el acero y malo como el infierno, pero no era alguien desconocido.
Así fue como la vida de Yube cambió en una sola noche.
(Imagen de internet)