ENCENDIDO DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
ENCENDIDO DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
Por Raquel Rodríguez Sandoval
Los árboles ya sean naturales o artificiales, desde los más pequeños hasta monumentales, se adornan con esferas, escarchas y gran cantidad de luces.
Recientemente se decoran con temática a gusto de los habitantes de la casa o los intereses de las empresas, sin darle importancia al origen y sentido del árbol por eso hoy deseo compartir algunos datos de esta bella y universal tradición.
Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el "divino Idrasil" o el "dios Odín". A este dios se le rendía culto cada año, durante el solsticio de invierno, cuando para ellos, se renovaba la vida. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol bailaban y cantaban adorando a su divinidad.
Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol que representaba al dios Odín y en el mismo lugar plantó un pino o abeto, símbolo del amor perenne de Dios. Lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano. Era curioso ver abetos "cargados" de manzanas. De esta manera tan pintoresca, los cristianos de la Edad Media pintaban de sentido cristiano sus celebraciones familiares.
Las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador.
Desde el siglo XVII, junto a las manzanas cada familia cuelga una oblea. ¿Por qué? A la manzana, que ha sumergido al hombre en este valle de lágrimas, se contrapone la oblea, que representa el pan de vida. Y poco a poco, con el correr de los siglos y de la imaginación, se le han añadido dulces y golosinas, luces y colores, esferas y figuras.
El antiguo y legendario árbol del primer pecado reconquista un nuevo verdor. El árbol de Navidad vuelve a ser el árbol de la vida. Los mismos cantos recuerdan ecos lejanos: "Hoy nos vuelve a abrir la puerta del Paraíso. El querubín ya no la defiende. Al Dios Omnipotente alabanza, honor y gloria".
Esta costumbre alemana se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio de la Conquista española y las migraciones, la tradición llegó a América. Poco a poco fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas, por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.
Las esferas, han cambiado su simbolismo del pecado y ahora se les atribuye ser el símbolo de las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento, teniendo sus colores también un significado simbólico:
azules, oraciones de arrepentimiento
plateadas, de agradecimiento
doradas, de alabanza
rojas, de petición
Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que
representa la fe que debe guiar nuestras vidas.
También se suelen poner adornos de diversas figuras en el
árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios: los
"regalos" que le daremos a Jesús en la Navidad.
Para aprovechar la tradición:
Se sugiere adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el
Adviento, explicando a los niños su profundo simbolismo cristiano. Los niños
elaborarán sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el
Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días,
las irán colgando en el árbol de Navidad, hasta el día del Nacimiento de Jesús.
Encendido del Árbol de Navidad en Santa Maria Tonanitla.