LLEGA A MÉXICO EL ÁRBOL DE NAVIDAD
LLEGA A MÉXICO EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Por Raquel Rodríguez Sandoval
En diversos textos he encontrado que el emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota, pusieron el primer Árbol de Navidad en el Castillo de Chapultepec en el año de 1864.
A pesar de su propagación en la cultura occidental y de que esta costumbre ya había cruzado el océano Atlántico hacia América y Estados Unidos, el árbol navideño continuó siendo una tradición más sajona que latina.
Existen referencias de que esta práctica ya era realizada cerca desde una década antes por algunas familias europeas, principalmente alemanas, establecidas en México, desde principios del siglo XIX.
Hacia 1850 se registró un nuevo movimiento migratorio proveniente de los estados del suroeste de Alemania. Familias de clase media y pequeños propietarios llegaron a la capital y a otras ciudades mexicanas por motivos políticos, dada la situación general en Europa. Estos inmigrantes alemanes contribuirían de forma importante en el desarrollo económico de México instalando comercios e integrando a la cultura local algunas de sus costumbres.
Una referencia de una celebración navideña en México con un árbol decorado proviene de una carta que el teniente Ernst Pitner escribió durante la invasión francesa de 1862-1867. El joven austriaco, de veintiocho años, se vio forzado a pasar la Navidad de 1866 en Monterrey. Originario de Viena y oficial del ejército imperial austriaco, se unió en 1864 a los más de seis mil hombres que habían decidido acompañar al archiduque de Habsburgo, en su aventura mexicana.
Como miembro de la Legión Austriaca, el teniente Pitner se unió a la campaña militar que, a la par de las tropas francesas, luchaba en contra del ejército republicano del presidente Benito Juárez.
Pitner tenía la costumbre de escribir con cierta frecuencia cartas a sus familiares y amigos en Austria, principalmente a su madre.
El 16 de junio de 1866 las tropas austriacas, junto con una considerable fuerza imperialista mexicana al mando del coronel Feliciano Olvera, cayeron en una emboscada realizada por las tropas republicanas del general Mariano Escobedo.
La batalla resultó en un triunfo para el ejército juarista y Pitner fue hecho prisionero y conducido a Monterrey junto con otros 142 de sus compatriotas, ciudad en donde pasaría los siguientes siete meses.
En una carta escrita el 15 de enero de 1867, durante los días finales de su cautiverio en la capital de Nuevo León y dirigida a su madre en Viena, Pitner hizo los siguientes comentarios, relatando como había celebrado la Navidad de 1866 en México:
“No dudo que has pasado contenta esta época de fiestas. Yo
también aquí en Monterrey, e incluso hasta con un árbol navideño, algo que
durante algún tiempo no había visto. Fui invitado para esa ocasión por tres
familias alemanas establecidas aquí y la pasé con cada una de ellas. Los
alemanes locales son ricos comerciantes y gente culta que nos han recibido muy
amigablemente en sus casas. Bailamos y nos divertimos [...] creo que no podemos
quejarnos a pesar de nuestra condición de prisioneros.”
Sin proponérselo, el teniente Pitner dejó un registro sobre esta
tradición ya integrada a la cultura mexicana; y aunque no mencionó los nombres
de aquellas familias alemanas, es muy probable que fuesen de apellidos Holck,
Bremer, Buchard o Langstroth que aún hoy perduran en Monterrey y constituyen
una muestra representativa de algunas de las primeras familias de emigrantes
alemanes que introdujeron en México la tradición del árbol navideño.
De aquí también la importancia de dejar por escrito o ahora en video registro de las cosas que ahora nos parecen cotidianas o irrelevantes, pero que en un futuro pueden ser la alguna o la única referencia de algún hecho histórico.
Vivamos, disfrutemos y registremos.