UN CORREDOR ENCANTADOR Y ENCANTADO

UN CORREDOR ENCANTADOR Y ENCANTADO

Vickynela

En el mes de noviembre fui con mi novio a su casa en Zempoala, pueblo mágico de Hidalgo, visitamos varios lugares interesantes y hermosos a los alrededores. Veníamos del “Acueducto del padre Tembleque”,  un sistema hidráulico de kilómetros de longitud de época colonial y patrimonio de la humanidad, obra del gran fraile franciscano, Francisco de Tembleque que construyó para llevar agua a los indígenas. Ya era noche, la calle que dá a la casa se ve oscura, todas esas calles aún son de tierra, de lado y lado hay construcciones inmobiliarias a medio empezar, se ve solitario, solo alumbra la luz de los faros del carro y la tenue luz de los focos que hay.

Dentro de uno de las construcciones, ¡Ví una luz parecida a la de un farol, moviéndose lento y parecía flotar!, mi novio atento al camino se percató de mi asombro, dice que me habló pero no respondí, entonces volteó hacia donde yo veía, detuvo el carro y… ¡Ambos vimos como esa luz se dirigía hacia nosotros,  poco a poco se comenzó a ver un bulto negro que llevaba ese farol en la mano, camino unos pasos y desapareció ante nuestros ojos!, mi novio arrancó, pero  la calle no nos permitió ir tan rápido como queríamos.

Al día siguiente fuimos a desayunar, unos señores grandes frente a nosotros nos oyeron hablar sobre lo visto en la noche, se miraron entre sí y nos comenzaron a platicar; que todos los terrenos donde se están construyendo casas, plazas, autoservicios, negocios y avenidas pertenecían a las más de veinte haciendas en su mayoría pulqueras que había en el municipio, no por nada le llaman “El corredor de las haciendas”, hoy en día las que quedan se dedican a otras actividades. Esas tierras se dividieron con el tiempo, ahora venden los terrenos porque ya no sirven para cultivo, no quieren cultivar, no es redituable o los obligan a vender o ya no hay quien se dedique a la siembra.


Después de esto nos dirigimos a la plaza principal de Zempoala, conocimos su iglesia, construida en  1585 por frailes agustinos, el “Ex Convento de Todos los Santos” y si se nota su antigüedad. En este lugar nos dijeron que se veían procesiones de frailes, bueno, ¡de sus almas!.


También nos contaron que en “la Picota”, una columna de piedra, que marca el límite territorial, se veían “ánimas en pena” pues ahí aplicaban castigos públicos.


Las personas con las que desayunamos, afirmaron que es natural ver fantasmas en haciendas como “Casa Grande” que fue un gran mesón, el dueño, Don Cesáreo, donó los terrenos en 1869 para construir la plaza principal, o en la Hacienda de “San Juan Pueblilla”,  donde se elabora cerveza artesanal o la pulquera de  “Cieneguilla” o la de “Montecristo” dónde se presentan suertes charras, la de “Guadalupe de Arcos” o la de “Santa María de Tecajete”, que perteneció a Manuel González, compadre de Don Porfirio Díaz. Que ya se dedican a otras actividades como la hotelería, renta para eventos, ganadería, etc. 

Otra ánima que nos dicen que ven es el primer encomendero en la época colonial, Juan Pérez de Gama. Lo que nosotros habíamos visto, lo habían visto mucha gente.  Otro  señor grande nos dijo que él había visto gente en sus tierras que vestían como los “indios de antes”.




Luego de visitar los museos Comunitarios Tonatiuh y Zacuala,  dónde supimos que Zempoala, significa en náhuatl, “lugar de veintes", “lugar donde se realizaba el mercado cada veinte días”, “veinte cerros o pueblos”. 

Conocimos que este lugar fue habitado por toltecas y chichimecas guiados por el Rey Xolotl, fue cabecera de la provincia a cargo del Príncipe Nopaltzin. Y Tezozómoc, señor de Azcapotzalco, promovió discordia en algunas provincias de Texcoco para derrocar al Rey Chichimeca Ixtlixochitl, pero su gente lo protegió y sometió a los invasores. 

Fueron portadores de la cultura Teotihuacana, tal vez esos son los fantasmas prehispánicos que han visto que siguen protegiendo su tierra.

 

El asombro nos dio hambre así que fuimos a comer el “Ximbote”, (un envuelto de penca de maguey puede estar relleno de pescado, cerdo, pollo, incluso exóticas, acompañado de nopalitos, cebolla, chile, chinicuiles, salsas, tortillas, etc, se cocina en horno de tierra). Compramos cocoles, bicicletas y burras en la panadería “La Guadalupana” que tiene más 70 años de tradición. Entendimos porque le dicen a Zempoala, el “Pueblo con Sabor”.

 


Mi novio me plática que el ha excursionado en zonas boscosas de Zempoala como “Los Chopos" donde hay un espejo de agua que fue presa y la "Sierra de Xihuingo” y nunca le ha pasado ni ha visto nada raro. Ahí se pueden hacer varias actividades ecoturísticas.


Nos platican pobladores que antes era un lugar lleno de terrenos fértiles, los hombres y mujeres trabajaban las tierras, las mujeres les llevaban su almuerzo o los esperaban a comer, los niños corrían entre las tierras jugando, había mucha agua, estás tierras fueron repartiéndose desde el reparto agrario, dividiéndose entre las manos que iban quedando, era un bello paisaje, el ruido era el sonido del campo, los saludos entre la gente, los sonidos de los animales y cantos de pajaros, ahora casi todo está lleno de inmobiliarias, plazas, autoservicio, la autopista atraviesa, los caballos y las carretas se cambiaron por vehículos, rellenadoras, alimenatoras (transportes) y el tuzobus,  el ruido de estos, cada día es más, ha llegado mucha gente de otros lados que no tiene respeto por las costumbres ni los pobladores, muy cerca está Pachuca, así que es un lugar que se moderniza y urbaniza con mucha rapidez. El centro aún se conserva, ojalá así siga.

Para mi Zempoala es el corredor de las haciendas, del pulque, del sabor, de portadores de cultura prehispánica, pueblo mágico y encantado. Que está en peligro por la mancha urbana.

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