REALIDAD O MITO

REALIDAD O MITO

Por Francis López Suárez

 

Cuando yo era niña escuchaba a mi abuela Francisca, a mi madre o algún familiar, contar alguna leyenda.

En este caso escuché que  cuando aullaba un perro o se escuchaba una lechuza era porque alguien iba a morir, crecí tal vez con esa idea más no la creía.

Antes aquí en San Martin Xochinahuac, había milpas, zanjas terrenos baldíos, las casas estaban separadas por las mismas milpas, por lo tanto había muchos perros en la calle.

Recuerdo que ahí nadie se quejaba ya que había mucho campo.

A los 21 años me casé, hice una familia a la cual me dediqué en cuerpo y alma como se dice coloquialmente, vi crecer a mis hijos, ir a la escuela, terminar una carrera, verlos empezar a trabajar.

De repente me di cuenta que era hora de retomar otro camino ya ellos tenían su propia vida. Un día mi hija me pregunta: “¿por qué no hace una página de Facebook del pueblo?”.

Yo indiferente le contesté “para qué”.

“Pues mira, tienes un amigo que tiene fotos antiguas, publícalas”, y así comencé con mi labor de recolectar fotos, y fue un éxito, la gente comenzó a subir fotos, a compartir mitos y leyendas etc.

Comencé a conocer la historia de nuestro pueblo, a conocer gente de otros lugares.

Marcelino Peña, nativo de nuestro pueblo me invitó a formar parte de los cronistas, asistí a las reuniones donde escuchaba historias que yo no conocía, por ejemplo acerca de las bolas de fuego, de la Nahuala, de la llorona, cosas que tal vez escuché de niña pero que no les di importancia.

También pasé a conocer la historia de los glifos de los pueblos y barrios de Azcapotzalco, comencé a poner atención en los fenómenos, y vino a mi mente lo de los perros y la lechuza que escuché en mi niñez.

La primera vez que yo oí aullar a un perro, fue cuando regresé a mi pueblo después de vivir 5 años en el estado de México, y fue precisamente antes de una fiesta que se llevó a cabo atrás de donde y vivo actualmente, y sucedió que en ese tiempo hubo un festejo de unos 15 años, cuando el abuelito bailó con la quinceañera, se desmayó lo llevaron al hospital, desgraciadamente ya había muerto, pero aun así no lo tomé en serio en relación al canto de la lechuza o el aullido de un perro.

Fue hasta la pandemia que murió mucha gente y me percate que aullaban los perros muy seguido la muerte andaba rondando en todos lados.

Cerca de las canchas se oye ese perro que avisa, yo me pongo tensa.

Ahora que me ha gustado escribir crónicas, cada que aullaba y sucedía un deceso, el encierro de la pandemia me hizo recapacitar y estar atenta. A veces me persigno y digo: “Ojalá y no pase nada”, pero pasa, y se siente una gran impotencia y tristeza y más cuando se va alguien a quien amas.

La gente comenta que siempre que muere alguien sucede que mueren tres, según es porque se acompañan, la verdad yo ya no quisiera escucharlos, y pedir a Dios no pase nada hoy.

Quisiera escuchar una explicación a todo esto verdad o mito ¿qué opinas tú?


(Imágenes de internet)

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GRACIAS PADRE ANSELMO

MARÍA FRANCISCA LÓPEZ SUÁREZ