SUEÑO EN SILENCIO

SUEÑO EN SILENCIO

Por Oscar GoZa

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

Escuchando el ruido de autos y camiones, y otros vehículos motorizados, intento dormir sin lograrlo, mi ventana que da hacia cierta avenida, donde claxonazos y acelerones de motores no dejan de sonar, es esa gran avenida que guarda una hermosa historia, de un rio que albergaba camarones, historias que cuentan, y que en sus riveras hormigueros había, quizás estos hacían menos ruido en ese entonces, que ironía, pero nos quedó la belleza de una gran escenografía, tan agradable a la vista, con un camellón arbolado y lleno de flores, como una fantasía, aún está presente la  naturaleza en esa gran vía, donde día con día circulan cientos de autos y camiones, y así, pasan las horas y yo con mi sueño, aguardando el momento en que llegue el silencio, agudos sonidos también creo escuchar, quizás fantasmas de insectos que aquí vivieron, momento en que se ocupa mi imaginación y me transporta hacia el barrio de San Juan Tlilhuaca, quizás para poder tomar algún brebaje que los curanderos preparaban en esos lugares de antaño, bueno, la gente cuenta, en mi pensamiento estaba muy interesado, cuando el letargo me llega, y comienzo a soñar.

Me miro recostado en mi almohada, poco a poco mi mirada parpadea y se pierde en una espesa maleza, el sonido del silencio de la noche me arrulla, y hace que me duerma, una fantasía comienza en mi mente, sueño que algo roba mi ser y lo arroja a un vacío, insólito dormir que da paso a un viaje en caída libre, que llega hasta lo más profundo, estado temporal donde las imágenes oníricas se suceden, una a una, y comienza una aventura.

Camino al frente de miles de hormigas, soy el líder que las guía, la reina hormiga me habla al oído, y me incita a caminar extendiéndome su mano, extraña sensación de ser un prisionero del no despertar, pues las revelaciones nocturnas me hacen dormir más, y en mi soñar, miro a los insectos que con su actividad continúan, mirando a las hormigas obreras trabajar, yendo de un lado hacia el otro, sin un momento para descansar, otras reciben la orden de ir a explorar, y cada una toma su rumbo, mi mirada se quedó, en una que subía un gran muro, como si tuviera la consigna de llegar a lo más alto, o quizás el fin del muro y poder ver el mundo desde ahí, o tan solo, en la mente de esta estuviera el cielo, recuerdo en sueño que llega a mi mente, la hormiga que sube y está plasmada en una de las torres de la catedral de los santos apóstoles Felipe y Santiago, en el centro de Azcapotzalco. 

En mi sueño el sopor me empezaba a llegar, estrujándome los parpados volteaba la mirada hacia la ventana y veía el cielo, y éste, no cambiaba nada, la luna seguía igual, con las estrellas quietas y en su sitio, un movimiento de mi cuerpo casi me despierta, sentí dolor en el pescuezo, torcido estaba en mi soñar, continué dormido, pues aquello era una noche de emoción, momento cuando no quieres despertar, nada quieres que te distraiga, pues es un sueño de mucha acción, así, continuaba mi aventura, de pronto, el golpe de una rama que cayó sobre algunas de las hormigas obreras que por ahí pasaban, gran disturbio el que se armó, yo no salía de mi asombro, pues veía muchas que se habían salvado y otras, como corrían para todos lados, yo no sabía que hacer, muchas me miraban, quizás como queriéndome preguntar, ¿Qué pasa? Y yo sin poder contestar, tan solo pude señalar el árbol de donde había caído la rama, sentí miedo, pues algunas otras hormigas estaban desconcertadas, y en su actitud yo veía que me acusaban, creo que en mi sueño hasta empecé a sudar, muy de repente sin saber de dónde ni cómo, apareció un ejército de hormigas guerreras, e inmediatamente a la rama invadían, era increíble pues la atacaban, y la rama, pues no sentía y ni siquiera se movía, consternadas por no tener respuesta de aquel ataque, la hormiga líder, buscaba afanosamente la causa de tan horrible tragedia, atento a esto yo estaba, cuando de repente ésta, me descubre como el único intruso en el lugar, inmediatamente comienza a dar vueltas y a hacer movimientos extraños frente a mí, en mi imaginación llega la idea de una orden de cambio de ataque, miro como todo el ejército de hormigas avanzaba hacia mí, el pavor me invade, y momentáneamente no sé qué hacer, lentamente como un autómata me empiezo a mover, y corro, el miedo me hace lento, o cuando menos eso es lo que sentía en ese momento, y las hormigas se me acercaban más, creyendo que algunas ya me habían alcanzado, pues miraba hacia mis pies y ya roída estaba mi ropa, la adrenalina en mi cuerpo apareció, y corrí más de prisa, una loma escarpada apareció frente a mí, y empecé a subir, levantando los brazos para alcanzar la roca donde pudiera apoyar mi mano, mis pies resbalaban en la tierra que se desmoronaba, haciendo un esfuerzo sobrehumano me afiancé a pequeños arbusto de hierba que soportaron mi peso y así pude escapar momentáneamente, sentía como la fuerza, se me acababa, y la respiración me empezó a faltar, el sudor mojaba mi rostro, instante en que alcancé la cima  de la loma por donde escapaba, que no era otra cosa más que el borde de un rio, salvado estaba, momento en que daba el ultimo tirón para subir, y no se dé donde ni como aparecieron cientos de hormigas que me esperaban allí, sentí miedo, pavor, mis piernas temblaban y mi mente pensando una y mil cosas, momento en que reacciono y con las pocas fuerzas que aún me quedaban, como un loco corrí, e inmediatamente me zambullí en esas aguas cristalinas, dónde me refresqué, y descansé momentáneamente, pues minutos después empecé a sentir que algo caminaba en mis piernas, mi mente que trastornada aún estaba, por tremenda corretiza, empezó a pensar que pudiera haber hormigas anfibias, ¡Que locura! Mas que pronto zambullí mi mano con un tanto de miedo, pues ya mi mente desvariando estaba, pero la desesperación se apoderó de mí y me entró una gran curiosidad  de arriesgarme, para poder sacar lo que sentía en mi pierna, cuál fue mi sorpresa, eran pequeños acociles de rio, los que me hacían cosquillas, entre lágrimas de llanto y risas desesperadas, me quedé todo pasmado, las hormigas me observaban, y sus antenitas movían, nunca supe tan extraño proceder, tan solo mil cosas imaginé, como que de mí se reían, aun no salía de mi asombro, miré a la reina hormiga que atenta estaba, y con tan solo un movimiento de cabeza, dio la orden de retirada, nunca supe nada más, la reina tan solo me tendió la mano para que saliera, y todo continuó como sin nada, mojado, y maltrecho de mi ropa, miraba como las hormigas obreras su jornada continuaban, momento de dar mi primer paso, y lo doy en falso, siento que voy cayendo, como en sueño que vas despacio, inconsciente quedo en la caída, dando final al cuento, lo que sigue es agresivo, pues me despiertan para el trabajo.



(Imagen de internet)

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