UNA MELODÍA MEXICANA VIAJA POR EL ESPACIO EXTERIOR
UNA MELODÍA MEXICANA VIAJA POR EL ESPACIO EXTERIOR
Por José
Carbajal Cortés
El espacio exterior, o como le han llamado los
científicos rusos, el Cosmos, y los científicos norteamericanos, el Universo, es el
espacio que alberga el todo, que es todo lo que hay, y que nos hace pensar de dónde
venimos y hacia dónde vamos. Por tanto, el conocimiento de este espacio
exterior por siglos ha hecho que con el tiempo se piense en su inmensidad y
grandiosidad, en el lugar de nuestro planeta en el Universo. Así ha avanzado la
astronomía a través de siglos desde los griegos, pasando por el Renacimiento,
el siglo XX y actualmente.
La búsqueda de vida más allá de nuestro planeta -al que debemos cuidar- al que se ha estudiado por siglos en la conformación de sus continentes y mares, ha motivado a que la ciencia del hombre envié una misiva, donde se conjuga el sueño, lo poético y lo científico al mandar un mensaje al vasto universo.
El científico astrónomo Frank Drake fue
quien primero envió un mensaje codificado al espacio exterior en una tarjeta
de visita humana en ondas electromagnéticas desde el radiotelescopio de Arecibo
en 1974 hacia el espacio, y después el divulgador de la ciencia y también astrónomo
Carl Sagan, han hecho los intentos de mandar mensajes al cosmos por lo que son
los pioneros (actualmente continúa ello con el proyecto SETI o búsqueda de
inteligencia ultraterrestre o extraterrestre).
Así, es el 5 de septiembre de 1977 que es
lanzada la Voyager 1 desde Cabo Cañaveral, y la Voyager 2 fue
lanzada antes el 20 de agosto del mismo año, llevando las sondas un mensaje de
la humanidad al espacio exterior, así encontramos en la Wikipedia:
Ambas sondas
llevan consigo un disco de oro con una selección de hora y media de duración de
música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas
humanos, un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas y el
ensayo Sonidos de la Tierra, que es una mezcla de sonidos característicos
del planeta. También contiene 115 imágenes donde se explica en lenguaje
científico la localización del sistema solar, las unidades de medida que se
utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad humana. Este disco fue
ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl
Sagan.
El llamado disco de oro en formato Long Play de la Sonda Voyager contiene diversos sonidos, música e imágenes del planeta Tierra, por lo que vemos en la Wikipedia que:
Ambas naves
espaciales llevan un disco fonográfico dorado de 30 cm que contiene imágenes y
sonidos de la Tierra, instrucciones simbólicas en la cubierta para reproducir
el disco y datos que detallan la ubicación de la Tierra. El registro pretende ser una combinación de cápsula
del tiempo y mensaje interestelar a cualquier civilización, alienígena o
humana del futuro lejano, que pueda recuperar cualquiera de los Voyagers. El
contenido de este registro fue seleccionado por un comité que incluía a Timothy Ferris y estuvo presidida por Carl Sagan.
Es así que con Carl Sagan y con la
colaboración de Timothy Ferris y de Ann Druyan que se realiza este sueño de
enviar el mensaje de la humanidad al cosmos, que es como una botella con un mensaje
arrojada al mar sideral, lanzada a los confines del universo en espera que
alguien pueda verla y conocer su contenido, y nuestro México está representado
en esta Humanidad con una melodía como es una del género del huapango mexicano.
Nos dice
Sagan en su obra "Cosmos":
Enviamos algo
sobre nuestros genes, algo sobre nuestros cerebros, y algo sobre nuestras
bibliotecas a otros seres que podrían estar surcando el espacio interestelar…
Hay una hora y media de música exquisita precedente de muchas culturas, música
que expresa… nuestra ansias de entrar en contacto con seres del cosmos.
Y así encontramos una selección de melodías en
el disco “The Sounds of the Earth” (Los Sonidos de la Tierra) como son:
Melancholy Blues, de Louis Armstrong y sus Hot
Seven; Alima Song, de los Mbuti de la selva tropical de
Ituri; El Cascabel, Antonio Maciel con Los Aguilillas del
Mariachi México de Pepe Villa; Johnny B. Goode, de Chuck
Berry; La flauta mágica, de Mozart; y La consagración de la
primavera, de Igor Stravinsky, entre otras melodías en el disco de las
sondas Voyager.
Por lo que nuestra música mexicana se
encuentra en el disco “Los Sonidos de la Tierra”, como representativa de la
música del folklore mexicano. Pertenece esta
melodía al género del Huapango de la huasteca. Huapango, proviene del náhuatl cuauhpanco
que se traduce como “sobre el entablado”. Es la mezcla de la cultura
náhuatl a través de siglos de mestizaje con tintes del flamenco lo que dio
origen a la música huasteca.
Según el autor Thomas Stanford, la palabra huapango
al significar “entablado” se deriva de la costumbre de bailar el son local
sobre una tarima, siendo el nombre regional para el son huasteco, más que nada
en la región de Veracruz, la Costa del Golfo y hasta Tampico en Tamaulipas. El
son huasteco es música regional de nuestro país, que tuvo su origen con
instrumentos musicales del siglo XVIII y se empezó a conocer durante el siglo
XIX, con el violín, la jarana, la huapanguera y con la voz en falsete agudo,
que para el XX era ya popular.
Así, esta versión grabada de “El cascabel” de
la autoría del veracruzano Lorenzo Barcelata, es interpretada por Antonio
Maciel y Las Aguilillas con El Mariachi México de Pepe Villa.
Existió el rumor de que sería una
melodía de mariachi mexicano la que posiblemente había sido seleccionada,
primeramente -rumor que no se puede confirmar- pero el huapango mexicano
elegido en el disco “Los Sonidos de la Tierra” nos llena de orgullo como una
representación de México hacia el cosmos, ya que se quería que también
estuviera representada la música popular y folclórica y la melodía el cascabel
cumplía con los requisitos en la selección por el equipo de científicos
encabezados por Tim Ferriz, Sagan y Ann Druyan.
Se ha dicho que las matemáticas son el
lenguaje universal y la música también, ya que subliminalmente la música se
tiene como el sentido estético que se puede disfrutar rebasando el idioma con
el lenguaje musical de las notas de manera que cualquier oído puede disfrutarlo
como una experiencia sensorial única; así las sondas llevan diversas melodías
desde el ámbito clásico sublimes de escuchar, del folclore de distintas
culturas del planeta, hasta alguna moderna del siglo XX.
Y así llegaríamos a ser como diría Sagan a ser
ciudadanos del cosmos, esto es cosmopolitas, nuestro lugar en el cosmos, en el
universo con imágenes y melodías como el de nuestro representativo huapango,
una melodía mexicana por el espacio sideral.
Es lo que Carl Sagan llama La persistencia de
la memoria, de la memoria de la humanidad, de quien habla en nombre de la
Tierra, que es la humanidad, al incluir el lenguaje musical con ello, entre la
diversidad de información en las Voyagers.
Podemos navegar en el interesante link a
continuación de lo que lleva la Voyager por el Universo, sólo da diversos clic para entrar y navegar hasta ingresar al disco The Sounds of the Earth (Sonidos
de la Tierra) y reproducirlo en: https://goldenrecord.org/#via-lactea
Nota.
Imágenes internet: Wikipedia.
Referencias
electrónicas.
Golden
Récord, página web:
https://goldenrecord.org/#via-lactea
Voyager,
Wikipedia, La enciclopedia libre:
https://es.wikipedia.org/wiki/Voyager#Referencias
Referencias
bibliográficas.
Sagan, Carl. Cosmos.
Planeta, 2001.
Stanford, Thomas. El son mexicano. Fondo de Cultura Económica, 1984.