CORAZÓNICA 20: FAMILIA, PATRIA Y CARÁCTER

CORAZÓNICA 20: FAMILIA, PATRIA Y CARÁCTER

Por Virginia Hernández Vázquez


Foto Sra. Virginia Lara, crédito Virginia Hernández


Fui a un paseo muy especial a la ciudad de Pachuca, Hidalgo, ahí conocí una información muy significativa y valiosa para mí. 

A la “Villa de Tula”, hoy Tula de Allende, Hidalgo, llegó el mismísimo Pancho Villa, en aquel tiempo, el alcalde era el Dr. Rafael Salgado Asiain, hombre benefactor que no cobraba sus consultas y donaba medicamentos.

Este hombre fue por el que se conoce información de esa visita de Villa, ya que escribió una carta que quedó como testigo.

La dirigió a “Francisco Villa”, el 22 de diciembre de 1914, para dar gracias por las municiones y armas que les había otorgado, en respuesta de que el mismo doctor se las pidiera el día que se conocieron en “Villa de Tula”, y servirían para defensa del pueblo ante los enfrentamientos de la  revolución.

Fue designado el señor Lauro Baptista a la Ciudad de México, como encargado para recoger la artillería ,por indicación del alcalde.

La visita de Francisco Villa se dio cuando la plaza de Tula estaba sitiada por carrancistas. Entonces Villa tuvo la idea de mandar a mujeres arriando a burros cargados con cueros y pulque, los soldados enemigos lo incautaron y lo bebieron, al quedar borrachos los hombres de Villa pudieron entrar y después de un combate, los carrancistas huyeron.

Pancho Villa nombró autoridades aliadas para Tula, pero no quiso quitar de su puesto al Doctor Salgado, al ver su honradez, por sus obras y valentía. Aunque lo quiso nombrar General, el Doctor Salgado no aceptó y dejó su cargo. Esta carta se guarda en el Archivo General de Pachuca de Soto, Hidalgo.

 

Carta propiedad del Archivo General de Pachuca de Soto, Hidalgo.
Crédito de la imagen, a quien corresponda


¿Pero por qué es esa información valiosa para mí? 

Pues porque mis padres me platicaban acerca de mi abuela paterna: “Virginia”. Virgina Lara.

Ella había estado un tiempo como adelita en la Revolución, bajo el mando de Francisco Villa, ella era la que arreglaba su ropa por el tiempo que estuvo en una de sus tropas, le platicaba a mi papá que eran buenas telas, trajes muy pesados y de botonadura y adornos de plata, le gustaba andar bien vestido, arreglado y limpio, no cualquiera podía agarrar su ropa ni lo que él usaba. Mi abuela pudo estar dentro de las mujeres que mandó al frente en Tula, ella cocinaba junto a otras mujeres en cazos muy grandes para la tropa, lo hacían con lo que podían conseguir, pero también a veces tenía que cocinar para su familia; se repartían y convidaban lo que hacían. 

Tuvo que aprender a usar armas, y en ese ambiente tan peligroso y difícil cuidar a sus hijos así como atender a su esposo entre balas, posiblemente dio a luz algún hijo en ese ambiente sucio y peligroso, tal vez ayudó a otras mujeres a tener a sus hijos, seguro realizó otras labores, así como vivieron por días o semanas en varios lugares, como en ruinas de haciendas sobre todo Zempoala, Hidalgo, o en casitas muy pobres qué encontraban en su camino y en campamentos que construían, entre otras acciones que las mujeres hacían en ese momento. No tenemos claro cómo fue su vida pues mi abuela tenía un carácter muy especial y no le gustaba hablar de ello.

 En mi caso, siempre escuché que Francisco villa nunca había ido al Estado de Hidalgo, sin embargo con esta información me doy cuenta que sí, es posible que ahí fue donde mi abuela se unió  ya que ella era de cerca de Tula, de un pueblo llamado Doxey.

Me contaba mi papá que mi abuela tenía un carácter muy fuerte y reacio. Como buena esposa fue siguiendo a su primer esposo, quedando en alguno de los grupos villistas del estado de Hidalgo, no sabemos hasta dónde se fue ni cuánto tiempo estuvo, lo que sí sabemos es que mi abuela perdió a su esposo y a sus hijos, quedando únicamente vivo el mayor, Lorenzo Ángeles.

Mi abuela regresó sola con su hijo, no tuvo ninguna ayuda ni del grupo donde estuvo ni de sus familiares quiénes le quitaron absolutamente todo.

Luego con su segundo esposo, padre de mi papá, un hombre machista que le daba mala vida, mi abuela , Virginia Lara, volvió a desafiar las costumbres de ese tiempo y dejó atrás la sumisión, tomó a sus dos hijos: Lorenzo Ángeles Lara y José Hernández Lara, y emigró a la ciudad.

Mi abuela murió sin abrir sus ojos pues la habían operado de ceguera, le llamaba mucho la atención y le sorprendía la televisión, decía que no apagarán la tele porque podrían enojarse o tomarlo mal las personas que estaban dentro, “era una grosería”, ella creía que podían verlos, igual pasaba con los del  radio.

Mi abuela crió a sus dos hijos sola, mi tío y mi padre la ayudaban desde niños haciendo trabajos de cualquier tipo y ella vendía tamales y pulque.

Este fue el destino de muchos que estuvieron dentro de estos grupos y lucharon y sufrieron en la Revolución.

Le dejó tanto a varios y a otros nada, únicamente el haber perdido su familia o su vida.

Eso si, mi abuela tuvo un maravilloso hijo, mi padre, que vió por ella hasta el último momento, yo soy su única nieta, por eso mi papá me puso el nombre de su madre. 

Al parecer también estuvo en algún grupo con el General Felipe Ángeles, héroe de la Revolución mexicana y personaje emblemático en el estado de Hidalgo ya que era de Zacualtipán. Mi tío llevaba el nombre Ángeles en su honor tal vez.

Me hubiera gustado tener la mitad del valor de mi abuela, tal vez quiso cerrar sus ojos y no volver a ver nada por todos los horribles sucesos que recordaba.

Yo seguiré buscando información, por lo menos para imaginar cómo pudo haber sido la vida de mi abuela en aquellos días.

 Y justo en estas fechas de mayo, día 21, era su cumpleaños.

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