JUAN O´GORMAN, UN ARQUITECTO SUPERCALIFRAGILÍSTICOESPIRALIDOSO, MEDITACIONES SOBRE UN MURAL

JUAN O’GORMAN, UN ARQUITECTO SUPERCALIFRAGILÍSTICOESPIRALIDOSO

MEDITACIONES SOBRE UN MURAL

Por Adrián González Cabrera

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

 

 

Supercalifragilísticoespiralidoso es:

Superior… cálido… frágil… místico… espiritual… melodioso.

 

Todo esto era Juan O’Gorman.

 

El día 18 de mayo de 2024 asistí, como regularmente lo hago, a la sesión sabatina del taller “Relatos de Azcapotzalco” celebrada en las instalaciones de la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, ubicada en el Centro Histórico de Azcapotzalco, y que, atinadamente, coordina Mary Carmen Pérez Mejía. Tomé asiento a la mesa en la cual nos reunimos y, de inmediato y amablemente, me fue ofrecido un café, mismo que, a pesar del calor imperante (eran las 02:30 pm,), acepté sin vacilaciones, pues dicen que el calor en el cuerpo provocado por la temperatura ambiental aminora bebiendo algo caliente.

Mientras, en solitario, esperaba el inicio de la reunión, me di cuenta que estaba yo ubicado en un sitio estratégico para observar detalladamente la parte oriente del mural de Juan O’Gorman denominado Paisaje de Azcapotzalco, pintado en 1926.

Dicho mural fue pintado en la parte superior de los muros poniente, norte y oriente de la biblioteca. Los muros tienen un lambrín de madera en la parte inferior, (a todo lo largo de los mismos) de aproximadamente de 2 m de altura. Considerando que el mural fue realizado en 1926, es fácil deducir que en dos años más será centenaria esta obra del inconmensurable (y muchas veces incomprendido) Juan.

Mi privilegiado punto de vista me invitó a hacer un recorrido visual de izquierda a derecha por el mural: primero, recorrido general; segundo, recorrido particular; tercero, recorrido a detalle.

En ese momento pensé que para poder asimilar la calidad del mural era importante recordar la forma en que las circunstancias mundiales fueron construyendo a Juan, y la forma en que él mismo se construyó, así que empecé a recordar:

En 1778, el Rey de España Carlos III (que ya sentía la necesidad de superar la educación escolástica impartida en la Real y Pontificia Universidad, y en los colegios atendidos por órdenes religiosas), encargó se estableciera una escuela de grabado en la Nueva España. Se abrió la escuela en 1781 en la Casa de Moneda de la Nueva España, ubicada en la Ciudad de México. (Fundación e Historia de la Academia de San Carlos, Eduardo Báez Macías, Colección Popular Ciudad de México, 1974).

Ante el superlativo éxito de la Escuela de Grabadores, Jerónimo Antonio Gil encargado de establecer dicha escuela, entusiasmó a Fernando José Mangino, Superintendente de a Casa de Moneda y miembro del Consejo de Hacienda del Rey, para solicitar al Monarca (a través del Virrey) la autorización y presupuesto para ampliar la Escuela de Grabado y establecer una Escuela de Bellas Artes a la manera de la de San Fernando de Madrid.

Las gestiones progresaron y, finalmente, por Cédula Real, en 1783 se fundó la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes, en la cual se impartiría la enseñanza de pintura, escultura, arquitectura, matemáticas y grabado. La enseñanza de matemáticas y arquitectura quedaron a cargo del Ingeniero Militar Miguel Constanzó.

La Academia tuvo que buscar una nueva sede, toda vez del número de personas que demandaron inscripción.

En 1856 la academia reorganizó la carrera de arquitectura con una nueva modalidad: combinar la arquitectura con la Ingeniería, y, en 1869, La Ley orgánica de Instrucción Pública del Distrito Federal determinó una nueva denominación para los arquitectos: Ingeniero Arquitecto. (Las dos modalidades fueron separadas años más tarde).

Por decreto del 26 de mayo de 1910 la academia habría de ser incorporada a la recién creada Universidad Nacional. A partir de 1929, la escuela quedó dividida en Facultad de Arquitectura y Escuela Nacional de Artes Plásticas. Esta última estuvo (en los años 1960s-1970s) ubicada físicamente en la Colonia San Álvaro, Delegación Azcapotzalco. Estos son los antecedentes de la escuela en la que estudió Juan O’Gorman.

Juan O’Gorman impulso la construcción de muchas escuelas primarias con el criterio posrevolucionario: escuelas baratas, pero muchas escuelas, toda vez del bajísimo o nulo nivel académico de las masas. Gracias a él (quizá) yo tuve la fortuna de ingresar a una escuela primaria construida con dicho criterio, además del de coinversión, en el cual el particular ponía el predio y el gobierno construía la escuela primaria. Era condición del propietario del predio, el que él mismo o un familiar fuera el director de la escuela.

Es importante mencionar que Juan O’Gorman recibió influencias determinantes de gente como Le Corbusier (francés) impulsor de la arquitectura denominada “Funcionalismo” (que propugnaba, entre otras cosas, por la construcción de vivienda en serie aprovechando las bondades de los materiales producidos por la industria derivada de la segunda revolución industrial). Ejemplos: las casas de sus padres, la de Frida Kahlo, y la de Diego Rivera, las tres en Altavista (1904), CDMX.

Asimismo, recibió influencias de Frank Lloyd Wright, impulsor de la denominada arquitectura “Orgánica”, que propugnaba por la integración de la arquitectura a la naturaleza (ejemplo: La “Casa de la Cascada”, Pensilvania, E.U. 1936-1939).

De igual manera recibió influencias del “Cubismo”.

 

Después de contar con elementos de juicio (en forma básica) sobre cómo fue formado Juan O’Gorman, se llegó el momento de abordar del Mural de la Biblioteca “Fray Bartolomé de las Casas”.

Del recorrido visual general efectuado al mismo, identifiqué un mural desarrollado con muchos elementos históricos, topográficos, urbanísticos, y geométricos, lo que denota la formación arquitectónica de Juan.

Del recorrido visual por zonas, identifiqué que está realizado en varias secciones que parecen no concordar entre sí, pero que, al decir de algunos críticos, son apologías.

Del recorrido visual específico, identifiqué que, en varios puntos del mural parece, al ojo ordinario, tener muchas inconsistencias del trazo perspectivo, pero después de un análisis un tanto profundo, concluyo lo siguiente: 

Sección del mural en que, a mi juicio y a propósito, se dejaron aparentes inconsistencias en el trazo perspectivo.

Juan O’Gorman, en mi opinión, plasmó en este mural, la primera dimensión, la segunda dimensión, la tercera dimensión, la cuarta dimensión. Además de manejar múltiples puntos de fuga sobre la horizontal, así como múltiples puntos de fuga auxiliares sobre las verticales.

Se observa, en el muro norte, un detalle en el que representó no solo la volumetría exterior sino, además, la interior de uno de los cuerpos.

 


En esta sección del mural, Juan O’Gorman trabajó la tercera dimensión viendo el exterior y el interior de un cuerpo (parte central superior).

De igual manera, en un punto ubicado en la parte media derecha ubicada sobre el muro oriente, parece representar la cuarta dimensión en la representación de un puente sostenido por la bóveda resuelta con arcos de medio punto. 


Esta imagen muestra (en la esquina inferior derecha) un puente soportado por una bóveda de cañón de medio punto, en el cual se tiene vista por la parte superior y por la inferior en un mismo objeto. Quiero pensar que Juan realizó un ejercicio de cuarta dimensión.

Una vez observados los detalles referidos, me pregunté:

¿Juan, qué pretendías, al representar de esa manera a Azcapotzalco con esos trazos de los volúmenes? ¿Acaso confundir al observador? ¿Acaso obligarlo al exhaustivo análisis de las causas por las cuales trazaste y pintaste así? ¿Acaso obligarlo a investigar? Pues…¡¡¡lo has conseguido!!! Yo no me pude conformar con aceptar las aparentes inconsistencias del mural, sino que después de disfrutarlo detenidamente y a detalle me decidí a investigar y a estudiar para adquirir las capacidades de comprensión básicas y poder así disfrutar plenamente de tu mural.

¡Mil gracias Juan por obligarme a investigar mediante tu mural!

¡Juan, fuiste el primer arquitecto cuyo nombre escuché en mi vida y, al escuchar sobre ti, me decidí a aprender (si es que aprendí) la mayor de las Bellas Artes: la arquitectura!

Juan, dicen que las personas sensatas se adaptan a las condiciones del mundo, pero que las personas insensatas, siempre están intentando cambiarlo. ¡Tú fuiste un insensato, fuiste diferente y ahí radica tu grandeza.

¡Juan, lo plasmado en el mural de la biblioteca “Fray Bartolomé de las Casas” va más allá de una simple pintura representativa de una zona de la Ciudad de México, pues, en mi opinión, es una cátedra de aplicación de los principios del arte heredados de los grandes maestros de la historia!

¡¡¡Juan… quiero pensar que, en el cielo de los arquitectos, ocupas un lugar en el gabinete del Gran Arquitecto del Universo!!!

 

 

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