LA FANTASMA DE LA CACHIMBA
LA FANTASMA DE LA CACHIMBA
Por Angélica M.
Tengo la oportunidad de platicar con traileros, y luego me cuentan las cosas que les suceden en el camino.
Les voy a contar uno de sus relatos. Aunque me lo han contado varios de ellos, la verdad es que pareciera la misma historia, que sucede una y otra vez, en varias partes de la república.
Tiene que ver con unos lugares o establecimientos que le llaman las “cachimbas”, que sirven para que los traileros lleguen a comer, descansar, estacionando sus transportes al lado de la carretera. No son paraderos turísticos, son sitios sencillos donde ellos ya saben, con pequeños letreros.
Me dicen que cuando llegan a las cachimbas, ahí siempre se les acerca una muchacha, pidiéndoles un aventón, diciendo que tiene que ir urgentemente a su casa, a entregar dinero a su familia, y en el camino van platicando.
El último trailero que me lo relató, me dijo que suele suceder que le caen bien a la chica, van contándose su vida, se van conociendo, hasta que llegan a donde ella más o menos vive, y ella misma le dijo “aquí ya me bajo”, “esa es mi casita, la que está allá”.
Por la simpatía y todo, el trailero se queda con ganas de verla otra vez. Por eso se acuerda bien de donde dijo que vivía.
Ella se baja y se despiden con sonrisas.
Luego de un rato, de un trayecto, el trailero se dio cuenta de que ella dejó olvidado un suéter, lo cual le dio gusto al trailero pues le daba pretexto para ir otro día a buscarla.
El trailero llegó a la ciudad y entregó su carga.
Al día siguiente, en el regreso, paró de nuevo en el sitio de la casa de la chica, estacionó su tráiler, bajó a la casa, tocó la puerta.
Salió una señora ya grande.
Él le preguntó si estaba Malena, a quien le dio aventón el día anterior, y había olvidado un suéter en el tráiler, y deseaba entregárselo.
La señora, que era la mamá de Malena, le preguntó que por qué la buscaba, le confirmó que el suéter si era de su hija, pero que ella había fallecido hace seis meses.
Y él le contestó: “ella clarito me dijo que le venía a traer dinero, justo ayer, ella estuvo aquí”.
La señora dijo:
“Si, acostumbraba a traer dinero, nos ayudaba, es verdad que hacía eso, y el suéter si es de ella, pero no es posible que la hayas visto, pues ya está muerta, su tumba está en el panteón, si quiere vamos a verla, tiene su nombre y todo, ella ya murió”.
El trailero se despidió desconcertado, confundido, y triste, porque quizá nunca volvería a ver a Malena, o no sabe si quisiera volver a encontrarla.
(Imágenes de internet, crédito a quien corresponda)