MI COLEGIO SAGRADO CORAZÓN
MI COLEGIO SAGRADO
CORAZÓN
Vickynela
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
Cuando era pequeña me daba temor pasar por un edificio de ventanas con rejas y muros altos, oía decir a unas personas que era una cárcel para niños desobedientes. Para ese entonces estudiaba en el Colegio Santa Teresita ubicada en Santander 16, San Rafael, me gustaba su carrusel y los dulces que vendían en empaques de juguetes; relojes, mamilas, botellitas, cajitas, con muñequitos, estampas o tatuajes que pegaban con agua o calor.
Y bien,
al terminar mi preprimaria, mis padres me inscribieron en ese edificio, el Colegio
Azcapotzalco antes Colegio del Sagrado Corazón de Jesús y
estuve por seis años. Me explicaron que los niños estudiaban, jugaban y aprendían
muchas cosas, entendí que el ruido de los niños no era más que cantos, risas y
repeticiones de lo que la maestra enseñaba y que algunos niños estaban
internados, las monjas los formaban, y podías verlos pasar por la calle de Castilla
hacia Azcapotzalco la Villa en Santo Tomás o hacia San Marcos. Conocí ambos
lugares.
Me encantaba mi uniforme color vino y blusa
blanca, mis zapatitos negros siempre bien boleados por mi papá y mis calcetas
con encaje, mi mamá me despertaba temprano para peinarme de diferentes formas y
cada año llevaba mi mochila nueva y artículos escolares tan bonitos que me
robaban los demás niños.
Con cariño recuerdo a mis maestras de
moral; Olga y Lucia, de las que indagué pero no supe nada ya. Tuve varios
profesores todos muy exigentes y con carácter muy fuerte, la educación era muy
diferente a la actual, se respetaba y a veces daban miedo los maestros, y los
papás se preocupaban más por el aprendizaje. Mis clases preferidas eran danza y
moral, estuve en el coro y cantamos en una ocasión en la Basílica de Guadalupe,
y también pertenecí al grupo de danza, odiaba el inglés y deportes. La verdad no
tuve muchos amigos ya que sufrí bullying, me acuerdo que decir “no me importa, come
torta con tu hermana la gordota” “tienes cara de…” o sacar la lengua ya era
demasiado grosero. En la actualidad sigo teniendo contacto con algunos compañeros.
En mi primer año ocurrió el sismo del 85, todavía no entrabamos a clase, pero
en otros sismos y simulacros me bajaba con la mochila y me regañaban.
El Colegio es de la Congregación de Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y
Santa María de Guadalupe, fundada por la Madre María Amada del Niño Jesús
(María Regina Sánchez Muñoz), religiosa de la Orden del Verbo Encarnado y del
Santísimo Sacramento, en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, en 1926, en épocas de
la revolución cristera.
“Las monjitas de Cristo Rey” como las
llamaban, iniciaron con la congregación que fundó en casa de los padres de la
Madre Amada, no podían quedarse por mucho tiempo en un solo lugar debido a la
persecución religiosa, llegaron en 1931 a la CDMX en la calle Jardín Hidalgo 6,
luego a la de Pino Suárez, dónde fueron delatadas dispersándose, unas se fueron
a la calle Heraldo 27 y otras a Belisario Domínguez 37.
En 1936 María Amada abrió dos nuevas
casas en Azcapotzalco, una en Belisario Domínguez como Casa Madre, dónde tuvo
la aprobación eclesiástica.
Las hermanas tuvieron que cambiarse
llegando a un terreno donado por el señor Fortunato Carraro, en la Colonia
Cosmopolita a el Padre Teodosio Ramos, fundador de la rama masculina, ahí fue
la Casa Madre hasta los noventa que se cambiaron al centro de Azcapotzalco a la
Casa General, que ha crecido junto con el Colegio, puede apreciarse sobre la
avenida Azcapotzalco.
Me gustaba jugar en su enorme patio,
los concursos que hacían para ver cuál era el mejor salón, las kermés que se
hacían, los eventos culturales y de convivencia, como el día del niño con dulces,
frutsi, Boing o pascualito y algún guisado o sandwich, y un adorno o manualidad
que hacían nuestros padres o nosotros. Recuerdo las pastorelas donde fui pastorcita
y los bailables donde salí, también la vez que desfile el 15 de septiembre en
avenida Azcapotzalco.
Esta congregación está luchando por la
causa de canonización de la Madre María
Amada del Niño Jesús, que se abrió con el Sr. Cardenal Norberto Rivera
Carrera, en 2003, esperando que su gran obra, valentía, fuerza y amor de la Sierva
de Dios sea reconocida, conocida e imitada.