UN FANTASMA FAMILIAR

UN FANTASMA FAMILIAR

Por Margarita Zepeda Rocha  

En la casa de mis abuelos maternos, casona del siglo XIX, hubo la leyenda acerca de que el fallecido tatarabuelo se aparecía.

Se llamaba Eleuterio Rocha, era un hacendado que prestaba recursos con altos réditos, esos préstamos eran en oro, se decía que lo guardaba en cajones dentro de los tepetates de las paredes de su casa, que eran muy grandes y anchos.

Contaban que él preguntaba a la persona que contraería la deuda si quería rasado o copeteado el cajoncito de oro que le iba a prestar. Así se hizo de mucho dinero este personaje.

Por cierto, otra parte de su acaudalado patrimonio, su dinero, cuentan que lo ponía a asolear en sus azoteas, para que no se enmoheciera.

Así, el familiarmente nombrado Don Lute, hizo una gran riqueza y acumuló mucho dinero, solo que su avaricia no le permitió disfrutarla, ni a él ni su familia. Ya que nadie conocía en donde guardaba tanto oro…

Y es que cuando murió, no tenían un centavo para su funeral. ¡Qué cosa! Para que atesoró tanto. 

Posteriormente, ya muchos años después de su fallecimiento, él se aparecía en esa casa, se veía su silueta, un hombre alto, envuelto en su sarape y ataviado con su gran sombrero de charro. Parado en el gran zaguán de fuerte madera o en algún oscuro rincón. 

Creían que él quería revelar en donde estaba el  dinero, ya que no podía descansar con tal secreto llevado a la tumba. 

En sueños se manifestaba a la esposa de su nieto, es decir mi abuelita, a quien cariñosamente le decíamos “Tita”; ella ni siquiera lo conoció, pero cuando tenía está pesadilla (como ella le llamaba), amanecía como apaleada, con ojeras, sintiéndose muy mal. Decía que Don Lute, la tomaba de su mano queriéndole mostrar dónde había escondido el oro, pero a cambio se tendría que llevar su alma, cosa que ella no aceptaba.

Contaba mi Tita que esa sensación helada en su mano le quedaba por días.

En una ocasión, cuando mi abuelo a quien también llamábamos “Tito”, mandó poner una chimenea de adorno en su sala, en la pesadilla Don Lute muy enojado protestaba porque ya habían enterrado más el dinero. 

Nunca se encontró ningún dinero realmente, aunque fueron a la casa distintos buscadores de tesoros, con detectores de metales, no hubo ni ollita de oro ni nada que se le parezca.

Tiempo después la propiedad fue vendida, se demolió, y quién sabe si los nuevos dueños habrán encontrado la herencia del famoso Don Lute.


(Imagen de internet)

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