15 DE AGOSTO EN SAN JUAN TLILHUACA, AZCAPOTZALCO, CDMX
15 DE AGOSTO EN SAN JUAN TLILHUACA, AZCAPOTZALCO, CDMX
Por Raquel Rodríguez Sandoval
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
Para nosotros, quienes formamos el Coro "Amigos De Jesús", es muy importante la fiesta de la "Asunción de la Virgen".
Estamos bajo el amparo y protección de la Virgen María ya que nuestra primera misa la cantamos el 15 de agosto del 2002.
Y este año 2024 cumplimos 22 años de cantarle a Dios.
En la Parroquia San Juan Bautista Tlilhuaca Azcapotzalco, tuvimos el privilegio de participar en esta solemnidad.
Con la Virgen acostada, con un bellísimo arreglo de flores y manzanas alrededor, cantamos el Rosario, después se llevó a cabo la Hora Santa, a cargo de los MECES y el Coro Buen Pastor y finalmente la misa solemne.
Al final de la misa recibimos una bendición especial del Padre Gerardo, actual administrador de la Parroquia con motivo de nuestro aniversario.
Al terminar, el grupo de Rosarios compartió con la Comunidad las manzanas benditas que habían estado al lado de la imagen de la Virgen, tortas, te y refresco.
Así se celebró este hermoso día.
ALGUNAS HISTORIAS
Dos historias referentes a esta fiesta me conmovieron mucho, las encontré en el libro "La Hora Santa Eucarística" del autor Pedro García.
1. Estanislao de Kotska, joven novicio jesuita, el 10 de Agosto de 1568 habla animadamente con sus compañeros:
- ¡El día 15, la Asunción! Yo creo que en ese día se renueva en el Cielo la entrada triunfal de la Virgen. Este año quiero contemplarla con mis propios ojos...
Se prepara con toda ilusión. No duda de que Dios le vaya a conceder la gracia que pide con tanta fe. La Comunión la recibe con esta particular intención.
Goza de buena salud, pero una fiebre altísima el día 14 le pone a las puertas de la muerte. Al amanecer del 15 volaba al Cielo para gozar de la gloria del Señor en compañía de la que tanto amaba.
2. La Venerable Teresita González Quevedo, también joven novicia de las Carmelitas de la Caridad, cuando en 1950 se habla la posibilidad de que el Papa Pío XII defina como dogma de fe la Asunción de María, propone:—¡Yo quiero estar en el Cielo ese día!
Hubo protesta de sus compañeras, que la quieren mucho. Pero ella se las entiende con Jesús; cae enferma contra todo pronóstico, y la definición del Papa en la tierra la gozó ella en los esplendores de la Gloria...
Un tercer
testimonio
El niño que la Virgen envío al Papa Pío XII para confirmarle en su decisión de Proclamar el Dogma de la Asunción.
La Iglesia celebra la fiesta de la Virgen de la Asunción cada 15 de Agosto. Un dogma (una verdad por fe) revelado. La Virgen María habría enviado a un niño de cinco años en el año 1948 para disipar las dudas del Papa Pío XII.
El niño Gilles Bouhours, de origen Francés, desde temprana edad mostró de forma espontánea una devoción por la oración y ofrecimientos de penitencia, poco habitual para alguien que apenas había aprendido a hablar.
El 13 de diciembre de 1948, Gilles comunicó a su padre que la Santísima Virgen María le había confiado un “secreto” que debía comunicar sólo al Papa. Algo incrédulo, el padre, le pidió le explicara en algo este asunto, pero el niño se negó rotundamente.
Intentando hacerle desistir, algunos días después el padre le sugirió al niño le explicara a la Virgen María que no tenía dinero para viajar a Roma. Así lo hizo Gilles y grande sería la sorpresa de su padre cuando el pequeño lo confrontó:
“La Santísima Virgen María me ha dicho que sí tienes dinero para el viaje y no te preocupes por lo demás, todo se solucionará”.
Finalmente serían recibidos por el Papa Pio XII el 1 de mayo de 1950. En la audiencia el niño pidió al Papa quedarse a solas con él. Solo entonces Gilles se acercó al Santo Padre y le comunicó el mensaje:
“La Santísima
Virgen María no está muerta, ella ascendió al cielo con su cuerpo y alma”.
El Papa se mostró visiblemente emocionado tras escuchar al pequeño.
En 1939 luego de ser elegido Papa, una de las certezas de Pio XII era que debía proclamar el Dogma de la Asunción. Todos los estudios e investigaciones previas, los que él encargó, la propia tradición de la Iglesia confirmaban el anhelado dogma. Pero teólogos alemanes mantenían discrepancias.
El pequeño Gilles Bouhours, señalan sus biógrafos, fue preparado y enviado por la Virgen María a presentar el signo que el Papa Pio XII esperaba y que tiempo atrás había pedido a la Virgen. Fue así como el 1 de noviembre de 1950, el Papa proclamó el Dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos en la constitución apostólica "Munificentissimus Deus".
El 24 de febrero de 1960 el pequeño Gilles enferma sin que los médicos logren diagnosticar la causa de su deterioro y tras recibir la Unción de los Enfermos, confesarse y comulgar, falleció.
Dogma de la Asunción de la Virgen.
*Silencio, María duerme*
ASÍ MURIÓ LA VIRGEN MARÍA SEGÚN SAN JUAN DAMASCENO, DOCTOR DE LA IGLESIA
Unos catorce años después de la muerte de Jesús, cuando ya había empleado todo su tiempo en enseñar la religión del Salvador a pequeños y grandes, cuando había consolado tantas personas tristes y había ayudado a tantos enfermos y moribundos, hizo saber a los Apóstoles que ya se aproximaba la fecha de partir de este mundo para la eternidad.
Los Apóstoles la amaban como a la más bondadosa de todas las madres y se apresuraron a viajar para recibir de sus maternales labios sus últimos consejos, y de sus sacrosantas manos su última bendición.
Fueron llegando, y con lágrimas copiosas, y de rodillas, besaron esas manos santas que tantas veces los habían bendecido. Para cada uno de ellos tuvo la excelsa Señora palabras de consuelo y de esperanza. Y luego, como quien se duerme en el más plácido de los sueños, fue Ella cerrando santamente sus ojos; y su alma, mil veces bendita, partió a la eternidad.
La noticia cundió por toda la ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a llorar junto a su cuerpo , como por la muerte de la propia madre. Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban el Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima Protectora en el cielo, para interceder por cada uno de los discípulos de Jesús.
En el aire se sentían suavísimos pero fuertes aromas, y parecía escuchar cada uno, armonías de músicas muy suaves. Pero Tomás Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo. Cuando arribó ya habían dado sepultura a la Santísima Madre y habían regresado.
Pedro, – dijo Tomás- No me puedes negar el gran favor de poder ir a la tumba de mi madre amabilísima y darle un último beso a esas manos santas que tantas veces me bendijeron. Y Pedro aceptó.
Se fueron todos hacia el Santo Sepulcro, y cuando ya estaban cerca empezaron a sentir de nuevo suavísimos aromas en el ambiente y armoniosas músicas en el aire.
Abrieron el sepulcro y en vez de ver el cuerpo de la Virgen encontraron solamente…una gran cantidad de flores muy hermosas. Jesucristo había venido, resucitado a Su Madre Santísima y la había llevado al cielo.
Esto es lo que llamamos La Asunción de la Virgen María.
¿Y quién de nosotros, si tuviera los poderes del Hijo de Dios, no hubiera hecho lo mismo con su propia Madre?”