UN DÍA ESPECIAL
UN DÍA ESPECIAL
Por Ana María García Alvarado
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
Ese día tenía
una misión especial.
Mi prima me dio unas medallas
para bendecirlas. Así que
dirigí mis pasos a la Catedral de
Azcapotzalco para escuchar la misa de
las doce.
Debo aclarar que desde hace algunos años y de manera totalmente ocasional suelo
encontrarme con monjas, en los lugares menos esperados.
Ese día entré por el Claustro, y lo primero que vi ,si, fue una
monja.
Mi sorpresa aumento al entrar a la iglesia y ver más monjas.
Esto me sorprendió y me sacó una sonrisa por la ironía.
Busqué un lugar casi a la mitad de la iglesia, ya que las bancas del frente estaban ocupadas por
las monjas, algunas se sentaron cerca de mi pero después les indicaron que
pasarán al frente.
Esperamos un rato más, y casi a las 12.15 empezó la ceremonia. Una monja leyó un aviso que nos indicó que ceremonia era la que se
realizaría ese día.
Ese día una novicia tomaría los hábitos y otras monjas harían
una renovación de votos.
Ellas pertenecen a la
congregación de Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y Santa María de Guadalupe.
El padre fue a la puerta de la catedral de Azcapotzalco,
mientras las demás monjas entonaban una
canción.
Regresó con la novicia y su mamá.
La misa siguió normal, hasta que nuevamente una monja por el
micrófono leía el reglamento del convento.
Mencionó el nombre, edad, lugar de nacimiento de la novicia, preguntándole si era su
decisión ser monja de la Congregación de Misioneras del Sagrado Corazón
de Jesús
y Santa María de Guadalupe.
A lo que ella contesta que si respetando el reglamento de la
congregación.
Se procedió al cambio de velo ya no es blanco (de novicia)
desde hoy será negro (de monja).
Ya con su velo negro, se nombran a las demás monjas que renovarán sus votos, todas en fila junto a la nueva monja, esperaron escuchar su nombre y todas a un tiempo contestaron a las preguntas que la madre superiora les hacía.
La nueva monja, al
igual que su mamá, llevaron las ofrendas para la comunión.
La misa siguió normalmente, a su término se dio un aplauso a
la recién monja y a sus compañeras.
Al terminar, no pude evitar acercarme a la nueva moja y su mamá. Cuando caminaba al altar, la vi un poco triste. Ese detalle me motivo hablar con ella y darle un gran abrazo, que afortunadamente me permitió hacer.
Fue un momento muy
emotivo para mí y para otras personas
que fueron ese día y hora a misa.
Al salir al templo me encontré una lona que siempre está
ahí, pero no se toma sentido hasta no
ser parte de una celebración de esta congregación.
Un detalle que llamó mi atención fue la fecha, en que momentos tan críticos en la historia del país está congregación nace y se fortalece.
De acuerdo con los datos de
esta lona, el primer domicilio está en la calle Morelos n. 19, casi enfrente de la biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, en el centro de
Azcapotzalco, Cdmx.
(Imágenes de la autora)