Y EL GÜERO DEJÓ DE CANTAR, ALLÁ EN EL CANAL DE LA PERLA, EN TORREÓN, COAHUILA
Y EL GÜERO DEJÓ DE CANTAR, ALLÁ EN EL CANAL DE LA PERLA, EN TORREÓN, COAHUILA
Por María del Carmen Lechuga García
El Canal de la Perla es un antiguo canal de riego subterráneo que hoy es
usado como atractivo turístico y paseo cultural en la ciudad de Torreón.
En el año 2003, la Dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento para
darle un uso Histórico-Turístico solicitó a INAH Coahuila una intervención
arqueológica para retirar el azolve de años que obstruía el antiguo conducto de
agua. En el 2008, se continuó la intervención en una segunda etapa.
La línea punteada indica la trayectoria de la
exploración en el canal de la Perla.
El frente 1 avanzó
desde Avenida Juárez para encontrarse con el frente 2.
El círculo rojo indica la zona donde apareció la
figura blanca de un niño.
Fotografía de Google maps, INEGI, 2014.
Por
diferentes circunstancias las dos cuadrillas se quedaron solas a cargo de una
sola investigadora, la narradora de esta historia.
Corría el año de 2003, había tres
conductores que manejaban la Bobcat que retiraba el azolve en las exploraciones
del Canal de la Perla. No obstante, el que más tiempo permanecía era “el
güero”,[1]
quien escuchaba su radio a todo volumen y cantando continuaba su trabajo,
siempre contento aún ante cualquier eventualidad, de atasco de la máquina, de
inundaciones, de que íbamos y veníamos y él siempre estaba ahí radiante y
cantando. En la segunda semana de noviembre, un día que no recuerdo, pidió que
bajaran con él y nunca lo dejaran sólo, los trabajadores echaban “carrilla”
entre ellos y se rifaban para ver quien lo acompañaba.
Entonces, se acercó Isabel Berlanga
comentándome - ¿Has notado cómo está de demacrado el güero?
Sí, y muy serio- contesté.
Pues resulta que cercana a la noche del
30 de octubre, el día de la 'Víspera de Todos los Santos', dicen que el “güero”
vio como salía la sombra blanca de un niño de una de las paredes y se iba al
extremo de la otra, entonces corrió espantado ya no quiso bajar solo al Canal –
explicó Isabel.
Sí había notado incluso las bromas, pero
también la desconfianza de los trabajadores que estaban en las dos cuadrillas
para poder encontrarse de una calle hacia la otra.
En la noche del 31 de octubre[2]
debido a que el trabajo de desazolve en el canal debía concluir, los
responsables de las dos cuadrillas de trabajadores habían quedado de pagar una
triple guardia (festiva y nocturna) cubriendo del 31 de octubre al 2 de
noviembre. Sin embargo, cuando esa noche llegué mi sorpresa fue que todo estaba
cerrado, después me explicaron que había “otra cosa que hacer”, en fin,
desconocía a qué acuerdos habían llegado con su patrón que era la Dirección de
Obras Públicas del municipio de Torreón.
Habían sucedido tantas cosas en torno a
la culminación de la exploración que tomé la decisión junto con el Ing. Martha
González Juy e Isabel Berlanga, que le pidieran a sacerdote efectuar una misa en el canal, a lo cual los
trabajadores se sintieron satisfechos… la verdad yo también, con la finalidad
de recuperar la paz y nuestros ánimos para cumplir el cometido: unir ambos
frentes y resultara liberada la exploración de cuatrocientos metros abiertos
para pasaje turístico del canal de la Perla.
Aunque el güero, siempre animoso y
sonriente, había dejado de cantar… no he
vuelto a verlo, pero me han contado que anda por ahí en la extraordinaria
Comarca Lagunera.
El canal de la Perla ya desazolvado,
área donde el güero vio la fantasmal
figura del infante,
Fotografía Jorge Márquez, noviembre 2014.
Imagen
recreativa de inteligencia artificial
Por supuesto, nadie más ha escrito sobre el
evento aquí narrado. En las figuras
puede apreciarse el lugar donde posiblemente apareció ese niño translucido que
salió de un muro del canal para entrar al otro muro, pretendido origen por el
que el güero dejó de cantar, ¿O era el stress y cansancio de todos los que
llevábamos laborando ocho meses atrás con todos los contratiempos
experimentados?
La creencia en espíritus suele ser tan común, aun
en personas bien instruidas, el hombre lo lleva antropológicamente arraigado
desde tiempos remotos. De ahí que del fenómeno de espíritus y fantasmas parece
no salvarse casi nadie.
Es importante que nunca aceptemos las
creencias per se, se requiere buscar dentro de sí mismo para adecuar los
aprendizajes de vida. La mayoría de esas afirmaciones derivan de alguna experiencia personal para la cual no se encuentra una
explicación razonable. Si bien
es cierto, la neurociencia explica como la conciencia humana, el modo en que
las interconexiones neuronales y los intercambios químico/eléctricos en nuestro
cerebro nos dotan de inteligencia, de conciencia y de identidad individual.
Los cambios en los campos magnéticos y las
inusuales fluctuaciones que se pueden registrar se deben a determinadas
condiciones geológicas, el campo magnético terrestre y varios tipos de equipos
electrónicos tienen mucho que ver con estos fenómenos (Townsend
Maurice, 2006. “Geology and ghosts”, disponible en www.assap.ac.uk/newsite/htmlfiles/Geology.html
[acceso el día 15 de junio del 2014]).
Algunos investigadores creen que, por la
noche, estos campos también pueden provocar efectos más intensos en el cerebro.
Estos efectos en el cerebro han sido estudiados con sumo cuidado y se sabe que
la estimulación eléctrica de ciertas partes del cerebro, como la circunvolución
angular del encéfalo, puede provocar sensaciones muy particulares y leve
paranoia (a veces descrito como si alguien detrás de nosotros nos imitara), en algunos
casos alucinaciones e incluso hasta experiencias cercanas a la muerte. Existe
un fenómeno conocido como punto frío que refiere a un lugar determinado en el
que la temperatura del ambiente desciende de forma considerable y que se tiende
a considerar como un lugar en el que hay “actividad paranormal”. (Townsend
Maurice, 2006).
Fragmento extraído del artículo “Y el güero dejó de
cantar… Cuando las creencias configuran experiencia privativa.” Publicado en Folklore y Tradición Oral en Arqueología
Vol. III. Memorias del IV Congreso Nacional y I Internacional de Folklore y
Tradición Oral en Arqueología/ Coordinadores América Malbrán Porto, Enrique
Méndez Torres y Byron Francisco Hernández Morales, Centro de Estudios Sociales
y Universitarios Americanos S.C. 2016. 537 p