DAMAS INSURGENTES

DAMAS INSURGENTES

Por Vickinela Hernández 

En la historia de la emancipación de México (la Nueva España) del yugo español, siempre se mencionan los mismos nombres, aunque aún así desconocemos lo que hicieron por nuestra Patria, otros participantes han sido desvalorizados, sobre todo en el caso de las mujeres, mientras que otros han sido olvidados y unos más desconocidos.

Además de las muy conocidas Josefa Ortiz de Domínguez, “La Corregidora" quien descubrió la conspiración libertaria, dio aviso a los Insurgentes y los convenció para adelantar la Independencia. Sobre Leona Vicario la “Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria”, miembro de “Los Guadalupes”, financió la insurgencia, fue de las primeras periodistas, notificó de movimientos en la capital del virreinato, fue Impulsora del feminismo, de la cultura, convenció a armeros vizcaínos para fabricar cañones y fusiles (de los primeros autonomistas) y fue parte de la tropa del general Morelos.

Otras valientes mujeres insurgentes fueron: María Josefa Marmolejo de Aldama y las hermanas Hidalgo y Costilla (Josefa, Guadalupe, Vicenta y Agustina) [https://periodicocorreo.com.mx/]. Quienes se conocieron por su valentía y fuerza, nunca revelaron el paradero ni de sus familiares ni de los insurgentes, fueron parte de la tropa de San Miguel de Allende del general Félix María Calleja. “La Patriota”, María Luisa Martínez de García Rojas, ella desde Michoacán proporcionaba información, víveres y recursos, fue detenida y a la tercera vez fusilada, al ser conducida para su ejecución pronunció: “¿Por qué tan obstinada persecución contra mí?… tengo derecho a hacer cuanto pueda en favor de mi patria, porque soy mexicana. No creo cometer ninguna falta con mi conducta, sino cumplir con mi deber”.

Rita Pérez de Moreno, “Heroína de San Juan de los Lagos”, esposa y compañera de batalla del insurgente Pedro Moreno, fue detenida junto a sus hijos. Espía y mensajera fue Gertrudis Bocanegra, “Hija de Michoacán”, conoció la educación que era prohibida en ese tiempo, fue arrestada y ejecutada luego de sufrir interrogatorios, torturas y la muerte de su familia. Francisca Marquina de Ocampo, esposa y compañera del insurgente Antonio Pineda, no aceptaron el indulto. En un comunicado al virrey Félix María Calleja se lee; “Enterado de que Prisca Marquina le había acompañado en todas sus correrías, presentándose en algunos puntos con sus charrateras y sable, llena de tanta vanidad y orgullo, que amenazó varias veces a algunos sujetos de ese pueblo…”

María Manuela Medina, “Capitana de la Suprema Junta”, realizó un viaje muy largo para unirse a Morelos, combatió en la ocupación del puerto de Acapulco y en la rendición del castillo de San Diego. La nombraron capitana, continuó su lucha tras la muerte de Morelos, en un periódico de la fecha  se lee “Llegó doña María Manuela Molina, india natural de Taxco”. Formó un batallón del cual fue líder, fue herida por una lanza que la postró y causó su muerte, vio concluir la guerra de independencia, no apoyó la causa de Iturbide porque ya no iba con sus ideales. En el monumento que Porfirio Díaz erigió en honor a Morelos, su nombre aparece. 

 Antonia Nava de Catalán, “La Generala”, “hija predilecta de Tixtla, Guerrero”, fue esposa del militar insurgente Nicolás Catalán, ambos participaron junto a Morelos, a quien le entregó sus hijos para la causa. Nicolás Bravo decidió que se sacrificaran soldados para  alimento de la tropa, ella, María Catalán Catalán y Catalina González Bautista, se ofrecieron a ser sacrificadas. Esto motivó a mujeres y hombres a seguir en el combate.

Altagracia Mercado, “La Heroína de Huichapan”, formó con sus recursos un batallón que ella condujo, venció al ejército realista en varias ocasiones, hasta que fueron derrotados pero su oponente ordenó no matarla: “Mujeres como ella, no deben morir”. La Suprema Corte de Justicia de la Nación otorgó el sufragio femenino por la trayectoria bélica y de estratega de esta heroína, pues se reconoció la capacidad de las mujeres para defender al país. Mariana Rodríguez del Toro de Lazarin, “Conspiradora por la Independencia” y su esposo don Manuel Lazarín, otorgaron su casa para planear la Conspiración del Año de 1811, un nuevo ataque en contra del virrey pero fueron descubiertos, uno de los partícipes los denunció con un sacerdote quien los delató. “Mujer indígena del Valle del Maíz", Rosa Jacinta de la Paz, avisó a los insurgentes de la llegada de las fuerzas realistas, la arrestaron y nunca más se supo de ella.

María Josefa Martínez, luego de la muerte de su esposo, el jefe insurgente Miguel Montiel, se vistió con ropa de hombre y se puso al frente de los rebeldes, combatió hasta que fue arrestada a prisión perpetua en Puebla. Luisa Martínez peleó junto a su marido en Erongarícuaro, informante, mensajera, fusilada junto a los hombres de su tropa, antes de morir gritó: “¡Como mexicana tengo el derecho de defender a mi patria!”. Manuela Niño y su hija María Sánchez, “las Coheteras en San Luis Potosí”, daban asilo a los insurgentes.

“La costeña” proveía alimento en  la batalla de Cuautla. Su verdadero nombre se desconoce. Manuela Herrera, quemó su hacienda para que los realistas no usaran nada, dió asilo a Francisco Javier Mina en el rancho El Venadito ahí fueron capturados, fue perseguida, vivió entre los bosques, le quitaron su patrimonio. Ana María y Trinidad Ortega, se les aprendió por participar en los campos de batalla. María Fermina Rivera, esposa y compañera de batalla del coronel insurgente don José María Rivera, siguió a la muerte de este, se dice que tomaba el fusil de algún herido o muerto y tenía fiereza para pelear, murió defendiéndose al lado de don Vicente Guerrero.

María Petra Teruel de Velasco, amiga de Leona Vicario, esposa de un regidor realista, ayudó con  dinero e influyó sobre su esposo para que gestionará su libertad cada que la apresaban por ayudar a los insurgentes. Manuela García de Bustamante, esposa de Carlos María de Bustamante, fue colaboradora en los periódicos del historiador, “El Juguetillo” y “La Abeja de Chilpancingo”, en Guerrero. Micaela Montes de Allende, esposa y compañera de batalla de Domingo Allende, caudillo de la Independencia. María Josefa Rafaela López Aguado de Rayón, madre de los cinco hermanos López Rayón, los acompañó en las campañas, despreció el indulto. Marcela, “madre de los desvalidos”, en palabras del insurgente Pedro González de Rentería, era una mujer de avanzada edad, llevaba noticias y encargos desde León y Silao hasta el cuartel de las fuerzas de Ignacio Rayón.

“Las mujeres de Pénjamo”, Agustín de Iturbide, “mandó a casas de recogidas” a  100 mujeres del pueblo insurgente de Pénjamo, algunas fueron liberadas y otras continuaban recluidas en Guanajuato, dieron a conocer el trato inhumano que sufrieron por ser fieles a los Insurgentes. “El Águila”, “Los Guadalupes" entre otros fueron grupos que se formaron de mestizos y criollos de hombres y mujeres para apoyar a la Independencia, Antonia Peña fue integrante, les proveía de imprentas y sus accesorios, dinero e información, otra integrante fue Margarita Peimbert, era la encargada de distribuir la correspondencia dentro del grupo, los realistas se apoderaron de la mensajería que Rayón había enviado, incluidas cartas a Peimbert, la detuvieron pero nunca reveló nada.

“Las seductoras de la Patria”, una de ellas,  Carmen Camacho quien convencía a los realistas a volverse Insurgentes, prometiéndoles parcelas en el México Independiente, formaba parte del movimiento de Miguel Hidalgo, fue culpada de “seducción de la tropa realista” y fusilada, antes de morir vitoreó la Independencia de México. María Tomasa Estévez, “la Friné Mexicana” obtuvo información confidencial del ejército realista,  integró el primer frente insurgente en Salamanca al lado de Andrés Delgado, Albino García y el cura Rafael Garcilita. Por su gran persuasión la acusaron y fue fusilada. Francisca Altamirano, su papel de seductora de tropa contra los realistas. Esta mulata ejerció su papel de espía de los bandidos y procuró el abastecimiento para los insurgentes, la acusaron de ser tener una relación con su entenado para encarcelarla pero fue liberada de su reclusión, pudo disfrutar la entrada del ejército trigarante. 

María Francisca, “la Fina", se dice que  fue amante de varios insurgentes, entre ellos Manuel Muñiz y José María Marroquín, pero su inteligencia y persuasión iban más allá, ella daba órdenes militares y disponía del presupuesto. Las tropas bajo su mando se apropiaron de las haciendas y ranchos. Mariana Anaya, María Josefa Anaya, Juana Barrera y Luisa Vega  fueron “las seductoras de Tula”, a quienes se les fusiló. Ellas persuadieron y obtuvieron información de los realistas. Las “Once mil vírgenes”, Felipa, Antonia, Feliciana, María Martina y María Gertrudis Castillo, son algunas de ellas, quienes se dedicaban a convencer soldados realistas en los Llanos de Apan.

 Josefa Navarrete y Josefa Huerta, en  Morelia, la potosina.

 Juana del Balero, esposa del intendente, organizaba tertulias en favor de la insurgencia. Agustina, “la Robledo", tenía una casa de  “juego de rumbo” en Querétaro, para realizar reuniones secretas con insurgentes.

María Ignacia Rodríguez de Velasco, “La Güera Rodríguez”, una mujer adelantada a su época, muy inteligente, bella, de alta sociedad, instruida, estratega, asistía a reuniones clandestinas con Hidalgo y Josefa Ortiz, para planear el movimiento de independencia. Tenía acceso a información política por su padre que era regidor de la Ciudad de México, tenía influencia y relaciones con personajes poderosos y apoyaba la independencia, aunque se dice que fue por sus amoríos con Iturbide y su meta de ser emperatriz, y que fue amante de  Simón Bolívar, Alexander von Humboldt, la verdad es que fue pieza importante en la independencia.

Una mujer que no era de lado insurgente pero quiero nombrarla fue Ana Yraeta, una mujer muy culta que apoyaba la monarquía española pero fue benefactora para el pueblo y las familias de los soldados realistas, en su casa se realizaban las reuniones en las que se dialogaba sobre acontecimientos en Europa y  América. Fue fundadora de “Las patriotas Marina” (primera organización femenina secular de Ciudad de México), que protegía a la virgen de los Remedios,  su influencia y poder se ve reflejado en la integración de mil 500 mujeres, y ayudó a que se reconociera la capacidad de la mujer en la política. Fueron espías en las intenciones de Fernando VII y algunas fueron  encarceladas, privadas de sus bienes, deportadas y asesinadas, fue dama de la Emperatriz Ana Huarte, esposa de Iturbide, después de la consumación de la independencia no se supo nada más de ella

Un sin fin de mujeres fueron llamadas prostitutas, embaucadora, vulgares, delincuentes, entre otros descalificativos por tener la audacia de que esos hombres no tenían, por no aceptar sus acosos y  por obtener información a favor de los insurgentes, ser inteligentes, estrategas, valientes, decididas, por persuadir a cambiar ideologías, porque rompieron con los estándares de la época, por su altivez, belleza, heroísmo, por ser simplemente Mujeres, su objetivo no era sexual, sino político y de humanidad. Y si hubo quien lo hizo por apoyar la causa “la independencia” y por apoyar a sus esposos, hijos, hermanos. Fueron necesarias y únicas en muchas áreas donde el hombre no pudo o no quiso intervenir.

 

(Créditos de foto a quien corresponda)

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