LA FANTASMA DE LAS CURVAS
LA FANTASMA DE LAS CURVAS
Por Angélica M.
Algunos traileros me han platicado que en su trayecto, llegando a la gasolinera que está antes de llegar a la zona conocida como “El espinazo del diablo” (compartida entre Sinaloa y Durango), se bajan para dar instrucción al despachador que les cargue combustible.
Ahí una mujer
joven, se les ha acercado para pedirles un aventón. Se lo dan, ya que ella se
ve sencilla, sola, amable y sin afán de buscar algo más. El camino es agradable
pues la conversación es fluida desde el inicio.
Antes de llegar a
la zona fuerte de las curvas, ella se empieza a poner nerviosa, y le pide al
trailero que por favor baje la velocidad.
Él le dice que ya le bajó un poco, que si sabe que viene una zona de curvas.
Ella insiste que
le baje un poco más, que siente que van todavía muy rápido, que no hay
necesidad de ir tan rápido, que sabe que han ocurrido muchos accidentes en esas
curvas, y pide nuevamente que le baje más a la velocidad.
El trailero
accede a reducir la velocidad, pues la ve bastante nerviosa, y ella lo solicita
muy educadamente, así que no hay forma de negarse.
Ella se
tranquiliza, y cuando ya han pasado toda la zona de curvas, llegan a la
cachimba en donde los traileros descansan, toman alimentos, bebidas refrescantes,
estiran las piernas, etc.
Él se va a una
mesa, y ella le dice que va a pasar al sanitario.
Él ordena comida,
comienza a comer, y ella no sale del baño.
Con los minutos, él
se preocupa y le pide a una mesera si puede asomarse, pues su compañera de
viaje entró al baño y no ha salido, y ya se tardó.
La mesera entra a
buscarla, pero no encuentra a nadie en el baño.
Entonces sale y
le informa al trailero que no hay nadie.
Y le pregunta: ¿Cómo
es la chica?”
Él la describe,
su cabello, su ropa, su estatura, etc.
La mesera
recuerda que a esa joven ya se la han descrito otros traileros, en la misma
circunstancia, que entra al baño y desaparece.
Le explicó que se
trata de una joven que tuvo un accidente en las curvas de esa zona, que no
debía espantarse con el relato, que ella murió ahí, y a otros traileros les ha
pasado esto.
Se les aparece,
los acompaña y les advierte, para que no haya más accidentes.
El trailero se
queda aliviado y triste, pues fue protegido y advertido para que no le pasara
nada, pero triste porque le hubiera gustado que fuera real, y que esa nueva
amistad hubiera podido continuar.
Esto mismo es lo que
le ha pasado a varios traileros, y así me lo han contado.