UN RECUERDO TRÁGICO, SISMOS DE 1985 Y 2017 (Parte 2)
UN RECUERDO TRÁGICO, SISMOS DE 1985 Y 2017
(Parte 2)
Por Vickynela
Para leer la primera parte, puede DAR CLIC AQUÍ.
De un grupo de la iglesia conocí a un hombre que llevó ayuda
a varios pueblos en Oaxaca pues él nació allá, reunió víveres y donaciones, me
dice que estaba feliz porque reunió mucho, pero en el camino cuenta que los
retenes de militares les quitaron productos y cuando llegó al primer pueblo se
quedó impávido del número de damnificados, veía gente desesperada, llorando,
herida y muy pocos soldados ayudando, era más la gente de los pueblos cercanos
los que apoyaban quitando escombros y haciendo comida y ayudando heridos, hasta
después fue que llegó más ayuda de la milicia, ellos hacían lo que más podían.
Fue realmente triste y frustrante. Mario R
“Yo estaba en mi pueblo Izúcar de Matamoros en Puebla en el
sismo del 19 de 2017… sentimos un horrible zangoloteo, salimos corriendo
meciéndonos de casa… En nuestra hermoso templo cayó la cúpula, se rompieron
imágenes y la de nuestro Santo patrón Santiago Apóstol muy antigua… y el templo
de Santo Domingo quedó muy dañado, ahí Morelos convenció a los hombres de
unirse a la batalla de independencia y dio misa. Mariano Matamoros llegó para
unirse a Morelos, los hombres se subieron a las azoteas y dispararon con lo que
tenían, armas, piedras, palos, cuchillos... Fue un momento muy triste cuando
vimos a nuestro Santo patrón fracturado y su caballo desecho y luego cuando se
los llevaron a reconstruir los despedimos con música… No nos dejaron
reconstruir nuestros templos ni los inmuebles dañados, pero el gobierno tampoco
lo hacía y cada vez estaban peor,
tuvimos que protestar, cuando nos regresaron a Santiago Apóstol tuvo que estar en un
lugarcito que se le construyó porque la iglesia estaba en ruinas. El párroco construyó una capilla
especial para resguardarlo. Por mucho tiempo no pudimos hacer nuestras grandes
fiestas…apenas este agosto, el Templo de Santo Domingo de Guzmán reabrió, ya lo
restauraron… En mayo del 2023, la imagen de Santiago Apóstol tuvo su caballo,
ya es otro no se pudo salvar el original, y cuando llegó nuestro patrón en el
2022, se hizo una celebración muy grande con bandas y orquestas y danzas lo
recibimos desde la carretera con flores y cohetes… pero su mirada ya no es la
de antes, se ve triste como si supiera todo lo que pasó por el simo”, nosotros
tratamos de ayudar en lo que se pudo con comida, mis hijos en los escombros y
reconstrucción, no llegó toda la ayuda que sabíamos nos había mandado la
gente”. Teresa A.
“Vivo en un departamento de la Colonia Miravalle, Cdmx, del
19, mi esposo, mi hija y yo estábamos viendo un programa… creí que me había
mareado cuando se escuchó la alarma nuevamente, sentimos el movimiento y
salimos primero con tranquilidad del edificio…cuarto piso…pero mis vecinos
salieron corriendo y gritando y nos
empujaban… oímos como estruendos terribles y una explosión de algún
transformador…Pensamos que el edificio se había venido abajo y que se nos iba a
caer encima. Ya abajo todos estaban nerviosos, oímos unos gritos y supimos que
un edificio cercano se cayó… como vecinos nos unimos para ayudar, llevábamos
comida a los rescatistas y se hizo una misa tiempo después, fue algo horrible
que espero en Dios nunca vuelva a suceder”. Leticia Rojo
“Yo tenía 3 años trabajando en un hospital cerca del metro
Chilpancingo en el 2017... tenemos la orden de quedarnos junto con los
pacientes y otros deben de ayudar a los compañeros y la gente a salir…a mí me
tocó y solo me fui a la zona de seguridad dentro del hospital, acabamos de
terminar lo del simulacro y creí que era otro hasta que sentí un movimiento muy
fuerte, lo primero que pensé fue en correr… el hospital tronaba mucho… pensé
que iba a caerse, los vidrios vibraban, el piso vibraba, se cayeron cuadros de
las paredes y plafones, pedazos del techo de varias partes y medicamentos
…empezaron a moverse los carritos que usamos y las sillas de rueda… Cuando ya
paró el sismo nos dieron la orden de salir… el personal de seguridad revisó el
edificio… Había áreas muy dañadas que fueron desalojadas y tardó años en
remodelarse, había gente en shock, con preinfartos, con crisis y desmayados
tanto fuera como dentro del hospital… Mis compañeros me platicaron que desde
fuera veían cómo se movía el hospital y que en algún momento pensaron que
podían caerse varios inmuebles, que afuera la gente quería entrar con sus
enfermitos, algunos pacientes salieron de los cuartos con todo y el suero por
el miedo… finalmente pudimos contener, aún con miedo y preocupación atendimos
como pudimos. Créeme fue horrible…mis compañeros dicen que se les caían pedazos
de plafones, de yeso, y las escaleras parecían que se vendrían abajo, varios
cristales se rompieron y caían como cuchillos, algunas personas si se cayeron,
y otras no quisieron salirse por sus pacientes internados…. nosotros queríamos
irnos a casa pero nos conformamos con saber que estaban bien nuestras
familias”. Enfermera Luz A.
“Después del sismo del 2017 acudí a mi cita médica en un
hospital en la colonia Roma, cerca del metro Chilpancingo, mi doctor está en el
piso 6, dice que cuando oyó la alarma salió a la sala de espera y comenzó a
decirle a todos los pacientes y a los demás consultorios que salieran del
hospital por las escaleras de emergencia una de ellas tiene cristales que dan
vista a la calle… mi doctor quedó unos segundos mirando hacia la ciudad y los
edificios se movían de una forma sorprendente, el movimiento hacía que
tambalearan en las escaleras que luego pensó los cristales se vendrían encima,
la mayoría de la tercera edad no podían bajar rápido, pero unos jóvenes si lo
hacían pasando por un lado de ellos, dice que su paciente le dijo a su nieto
que se bajara rápido y no lo esperara, que se pusiera a salvo, el nieto le
contesto “si nos morimos, nos morimos juntos”, más abajo oía como otras
personas de la tercera edad rezaban el padrenuestro, mientras que otras más
jóvenes iban muy asustados y entre su oración decían “palabrotas”, dice que una
nube de polvo estaba donde él tenía que salir, sin embargo se animó a hacerlo
junto con las demás personas, sentían como les caía el polvo y como golpes que
después vio era de los aplanados, veía
como tambaleaba todo, los edificios, los postes, los carros, la gente al
caminar y dentro del hospital se veía
una inmensa nube de polvo, “Dios nos cuido”, tuvo que atender gente en la
calle, pero todo estaba bien”. Anónimo
“Iba a hacer unas compras a la estación Morelos del metro,
iba en la de Fray Servando que va por arriba
cuando se oyeron las alertas sísmicas… la gente se paró de sus asientos
y nos espantamos mucho, el metro no paró enseguida, pudimos observar cómo
empezó a moverse la ciudad, el metro se tambaleaba tanto que pensamos que
caería, la gente gritaba y algunos nos tiramos al suelo y nos agarramos de los
tubos, yo comencé a orar con los ojos cerrados, sentí frío por mi cuerpo y mi
vida pasó por mi mente, pensé en mis hijos… sentí que fue eterno, el metro
llegó a la siguiente estación y nos desalojaron, el mismo conductor trató de
tranquilizarlos…la gente tratando de bajar los escalones como loca…, yo me
replegué mis piernas no me respondían, no sé si hice bien o mal, porque nunca
vi las señales de un lugar seguro… abajo del metro estaba conmocionada, me
regresé caminando hacia el metro Santa Anita, porque me dio terror volverme a
subir al metro… La verdad es que pensé que me iba a morir aplastada”. Ivonne Rosas, sismo 19-sep- 2017
“Fui enfermera en el Hospital Juárez en 1985… Salí muy
temprano …para entrar a trabajar en el
turno de la mañana se me había hecho un poco tarde por qué mi alarma no
sonó…el camión se pasó… y al llegar al metro debido a que iba muy rápido me caí
de la escalera… el dolor era bastante en mi pie y algunas personas trataron de
ayudarme, fue cuando empezó el sismo un movimiento horrible mucha gente salió
de la estación… muchos gritos… gente sin conocerse abrazándose o se tomaron de
las manos, también conmigo, un momento en verdad que nunca olvidaré, sentimos
que ese movimiento fue eterno pasaron muchas cosas por la cabeza que habían
arrojado una bomba, tal vez ya había llegado el fin, hubo estruendos terribles
y se veía nubes de polvo desde donde yo estaba sentada… cuando este movimiento
terminó nos preguntamos si estábamos bien… pregunté si alguien necesitaba algo,
se olvidó el dolor y caminé hacia mi trabajo, el Hospital Juárez. Iba
ensimismada, no me di cuenta si habían edificios colapsados, iba con la mirada
fija … sí vi mucha gente tirada, llorando, corriendo de manera desorbitada
,pensaba en llegar y hablar a mi familia… Iba pensando a cuántas personas
tendríamos ese día como pacientes… tendríamos mucho trabajo… una nube inmensa
de polvo por todos lados se veía salir, no se veía nada… ya para llegar, gente
trató de detenerme, me dijeron que no había paso, se había caído el hospital
que era muy peligroso, no lo creí… pero al llegar mi querido hospital estaba
colapsado…la parte antigua la capilla y el edificio colonial estaban bien, pero
no lo que hicieron los arquitectos modernos… Algunos de los empleados ya habíamos
hablado del peligro del acceso… sentí un frío, no podía creerlo… una compañera
llena de polvo y herida me abrazó, se salvó porque había ido por jugos, decenas
de pacientes, empleados y familiares habían quedado dentro… no pasó mucho
tiempo antes de que los mismos compañeros que habían logrado sobrevivir y la
gente que iba pasando y vecinos comenzáramos a ayudar a sacar a la gente que se
pudo, a curar sus heridas, confié en Dios que mi gente estaba bien y seguí
hasta que nos dejaron, hubo gente que nos llevó alimento, luego llegaron
bomberos… mi hijo mayor llegó unas horas después se asusto mucho cuando lo vio…
nos pudimos encontrar nos abrazamos y supimos que estábamos bien… estuve en el
velorio de varios de mis compañeros, supe de pacientes que sobrevivieron, de
familiares que habían muerto acompañando a su familiar internado, de personal y
de otros que se salvaron porque habían salido a desayunar… yo lloré mucho hasta
hoy sigo llorando, pienso en todos mis compañeros que debieron haber estado
afuera en esos momentos y por atender no lo estaban, tuve mucho coraje con quién construyó este
edificio que no pensó en la seguridad y con quien no hizo nada para
mejorarlo, me enojé con Dios pero al
mismo tiempo le agradecí porque extrañamente me pasaron tantas cosas para que
yo no llegara y pudiera vivir, hubiera querido esa misma bendición para todos
los que murieron… el miedo se me olvidó aún con la réplica en la que me
encontraba tratando de sacar a una persona, cada que tiembla por muy mínimo que
sea, al oír la alarma, me llena de frío y me hace volver a recordar, solamente
quien la vive entiende… hubo familiares que exigieron informes de sus gente
dentro de los escombros pero hubo otros que acudieron a ayudar no se quedaron
con las manos cruzadas… Las escenas eran tan trágicas habían vivos prensados,
ellos no merecían morir así, siempre he dicho que esas muertes tan horribles
tan dolorosas deberían ser para quienes hacen daño a la humanidad, en el 2017
volvió a suceder, gracias a Dios no como la tragedia del 85, aun así también
fui a varios lados a llevar víveres y ayudar a los heridos”. Enfermera Martha S.
“En el sismo del 85, Mi hijo mayor se fue a la escuela tenía
que tomar el metro san Antonio … otro de mis hijos estudiaba en la Doctores…
empecé a sentir el sismo, cuando terminó le pedí a una vecina que cuidara a mi
pequeño y fui por uno de mis hijos, no había transporte ni manera de pasar por
Tlalpan, vi a un hombre sentado en la banqueta sangrando de la cabeza, lo ayude
siempre llevó un botiquín por mis hijos pero en esa ocasión no me di cuenta a
qué hora agarré mi bolsa, así que lo curé tenía una cortada que le hizo el
vidrio de su carro al romperse por caerle un pedazo de alguna construcción, el
me ofreció llevarme a la escuela de mi hijo pero no pudo pues no había paso así
que me dejó hasta donde fue posible... en el camino subió a dos heridos que
iban caminando los llevaría a algún hospital… en la escuela todo estaba bien
gracias a Dios… nos dirigimos a casa y un hombre de una camioneta de redilas
que llevaba varias personas me ofreció llevarme, Dios los bendiga… mi otro hijo
estaba ahí en la puerta de la casa, de cuclillas llorando muy nervioso… se iba
ir de pinta cuando pasó el sismo, el vio como se cayó el edificio de las
Costureras en Tlalpan… sabíamos que ese edificio era de dueños judíos, había muy mal trato para ellas… algunas de
las costureras que trabajaban las conocí porque yo vendía comida, a veces no
les pagaban, Cecilia… fue una de las que murieron… recuerdo cómo se veían los
rollos de tela atravesados en las ventanas… tenía el corazón roto pensando en
todas las mujeres… regresé a ayudar como pude, algunas personas no sé quiénes
ayudaron en los escombros y llevando alimentos a los rescatistas y materiales
para sacarlas, nunca se supo más de los dueños… solo sacaron sus materiales y
su dinero pero ninguna empleada, aunque
posiblemente, surgieron cuando vendieron el terreno e hicieron edificios nunca
supimos que pagaran lo que hicieron, ya se las había denunciado… aun hoy
siempre en el monumento a ellas tiene una veladora, una flor… me han platicado
la gente que vive ahí, oye quejidos, que han visto mujeres caminar, en las
escaleras hasta en sus casas. Se hacen misas ese día para que descansen en paz…
Luego de unos días llegó otra costurera, me dijo que no había ido ese día pues
se le había adelantado su parto una noche, otra había faltado porque se hirió
la mano un día antes en el trabajo… habían llegado a ayudar y saber de sus
compañeras, la mayoría murieron. Para el
2017 volvió a pasar en Simón Bolívar y Chimalpopoca”. Aurelia Cruz
En otras de mis platicas un hombre me contó que él ayudó en
este edificio, que vio cómo bajaban por los rollos de tela como una especie de
resbaladilla, en su mayoría solo encontraban cuerpos, los dueños negaron que
era suyo ese lugar, luego llegaron con maquinarias y camionetas pero no a sacar
a sus empleadas si no a sacar sus cajas fuertes a sacar sus telas a sacar todo
lo que ya habían elaborado, sus maquinas de coser, había muchas anomalías,
menores de edad y embarazadas que sacaron de ese lugar sin vida, a él le tocó
ver mujeres amarradas a las máquinas, fue triste ver cuerpos de esas pobres
mujeres en su mayoría madres solteras, de los rescatistas vio caer varios, uno
muriendo, después de casi un mes, las autoridades entraron a un edificio que
había sido una fábrica, encontraron un elevador lleno de mujeres, se habían
asfixiado porque no acudieron en el momento. Luis González
“En el 2017, fuimos a ayudar al edificio de costureras y
contadores de las empresas textiles, Línea Moda Joven, Mextoy y Seo en Simón
Bolívar y Chimalpopoca, vimos como sacaron las maquinarias antes que a las
personas atrapadas, aún con la gente protestando decidieron meter camiones con
maquinarias porque según ya no había nadie con vida, supe que entre los
sobrevivientes recabaron fondos para las familias de los difuntos y heridos,
pero de los dueños no se hicieron cargo, fue demasiado triste ver a las familias
buscando y llorando, había mujeres chinas que no tenían familia aquí”. Sonia
Álvarez
“Trabajé en uno de los edificios que ocupaba un Banco en el
85, en fray Servando, entrabamos a las 7:00 de la mañana, yo estaba en un
cuarto donde estaban unas computadoras muy grandes que comenzaron a moverse de
un lado hacia otro, tuve que cubrirme en una columna, se salvaron los que
entraban a las 9 y los jefes a las 10. Hubo apoyo por parte de los compañeros
pero no se logró hacer un censo de los fallecidos y heridos, recuerdo ir a ver
a mis padres a Coyoacán, porque vivían en un edificio, me costó mucho llegar en
Taxqueña estaban dando servicio gratuito, gracias a Dios todo estaba bien.
Luego supe que se habían caído algunos donde compañeros murieron”. Ignacio Vázquez
(+)
“Apenas entré a trabajar en el centro de Salud la Joya Iztacala cuando el sismo del 85, recuerdo ese día… estaba desayunando con mi mamá, yo entraba en el segundo turno, cuando sentimos el movimiento corrimos hacia la puerta del baño… vivía cerca de la Villa… me acuerdo que no me asusté tanto y no imaginé la dimensión de la tragedia… no tuve mucho problema en llegar a mi trabajo pero había mucho movimiento… todos estaban preparándose para salir en grupo a ayudar a las zonas afectadas, así que nos dejaron muy pocos ahí para la atención, si alguien llegaba ahí, yo quería ir pero no quisieron… llegó gente solo con crisis de nervios y con heridas menores…pero al otro día mis compañeros me platicaron la enorme tragedia que habían visto, les costó llegar a los lugares y dicen que no les permitieron ayudar como se necesitaba, no había forma tampoco… mi hermano la noche anterior ya nos había platicado… poco a poco fui dándome cuenta de que fue una enorme tragedia que no se olvidará…” Dra. Guadalupe González