LA FIESTA DE MI BARRIO SAN LUCAS EVANGELISTA
LA FIESTA DE MI BARRIO SAN LUCAS EVANGELISTA
Por Amalia Elorduy Elorduy
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
San
Lucas Evangelista en Azcapotzalco es mi barrio, en cuyas tierras yo nací, vivo
y he de morir. Por eso lo quiero tanto y
me trae muchos recuerdos.
Uno de ellos que relato, porque son muchos, es cuando venía en el mes de mayo a ofrecerle flores a la Virgen María, en dicho mes que es su mes, junto con todas las niñas del barrio vestidas de blanco y con una o varias flores también blancas a regalarlas a María.
Nos
formábamos en hilera, una tras otra, y al empezar la música dedicada a la
Virgen desde el Coro, íbamos entrando hasta el altar mayor donde el Padre nos
recibía y le entregábamos nuestras flores para que se las diera a la Virgen.
Esto se hacía cada año durante mucho tiempo.
Es sólo uno de tantos recuerdos. Pero lo que hoy deseo contarles es lo que viví hoy, 18 de octubre de 2024, en el día dedicado a San Lucas evangelista, en su Fiesta Patronal de mi barrio.
Fue algo especial porque, aunque fue igual que siempre, fue diferente.
Quiero recordar que mi barrio es un barrio modesto, no tan grande, y su templo es pequeño, en medio de estrechos e intrincados callejones.
También es el más antiguo y primero construido por lo fraile dominicos muy reciente tras la conquista. Junto con el de la Purísima Concepción de María, es una de las dos capillas abiertas de Azcapotzalco y de las primeras de todo México. Porque, como se sabe, se hicieron así para atraer a la población indígena cuando miraban las ceremonias cristianas de los frailes y se acercaban por curiosidad, cuando los frailes no conocían la lengua náhuatl, ni los indígenas el castellano y de este modo y sólo así pudieron comunicarse.
Mi barrio, en náhuatl, se llama Atenco. “al borde del agua”, ya que corresponde a un calpulli de Azcapotzalco de origen mexica, de cuando unas familias de la peregrinación decidieron permanecer aquí, allá desde al año 1300 d. C.
Hoy en este mismo lugar, fui con mis vecinos a saludar a nuestro San Lucas Evangelista en el día de su santo. Llegué poco antes de las 7 de la mañana.
El Portal del Atrio estaba adornado con lienzos de tul de colores rojo y azul. Y con muchas flores.
Al fondo. las puertas abiertas de la capilla que estaba iluminada y, todavía sin gente, se podía ver desde lejos el altar.
Yo esperaba contemplar el bello portal de flores de colores que siempre se ponía alrededor de las entradas a la nave; pero hoy no fue así. De momento sentí como una desilusión, más al acercarme más, vi de qué se trataba. Y no solo me gustó, sino que me encantó y me llenó de alegría por el significado que tenía y la forma de las pinturas que ofrecía enseñanzas y amor.
De un lado, unas casitas, las del barrio. Sobre ellas, una paloma blanca, el Espíritu Santo, protegiéndolas. Arriba, San Lucas predicando a la gente y a la derecha varios niños escuchándolo. A un lado, arriba, también una imagen de agua, símbolo de Atenco.
Por
último, sobre todo esto, una invitación: A PREDICAR EL EVANGELIO. Con la imagen del Toro, símbolo de San Lucas.
Comenzaron a sonar las campanas de la capilla echadas a vuelo.
Tomé asiento en las primeras bancas y empezaron a llegar vecinos y vecinas para “las Mañanitas” que cantamos todos acompañados a la guitarra por el señor Víctor, de una de las más antiguas familias de aquí.
Fue una Misa muy bonita, cantada por el Padre Párroco quien posee una bonita voz y en su sermón nos habló sobre San Lucas.
Para terminar, en el atrio sonaban los cohetes y, con el Padre entre nosotros, un calientito café con panecitos. Quiero decir que regresé a mi casa de lo más feliz.
Por la tarde, una Misa Solemne. Y el domingo próximo será la gran kermesse con otras mañanitas, y un desfile de Estandartes de varios barrios de Azcapotzalco desde la capilla de la Purísima concepción hasta San Lucas.
(Imágenes Ana María García Alvarado)