TENDIDO COMO BANDIDO O “DE VOLÓN PIN PON II”

TENDIDO COMO BANDIDO O “DE VOLÓN PIN PON II”

Por Adrián González Cabrera  

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

 

Ese sábado 8 de febrero de 2025, por la tarde, estaba Julián en su casa sentado en una silla viendo cómodamente la televisión cuando sonó el timbre de su teléfono celular… lo levantó y contestó…

—Sí, diga…

—Hola Julián, ¿cómo estás?

Era Rodolfo, quien le llamaba después de algún tiempo de no hacerlo.

—Estoy bien, Rodolfo. Tú, ¿cómo estás?

—También estoy bien. Julián. ¿Te acuerdas de Enfield y Davy? ¿te acuerdas que ellos están estudiando el idioma español en E U.?

—Sí, me acuerdo… sobre todo de ella. Y me acuerdo, también, de que están estudiando español. Dijo Julián.

—Bueno, pues están de nuevo en México y me dijeron que si podía yo llamarte para preguntarte si tenías disposición de acompañarlos en un recorrido por una parte específica de la ciudad. Mira Julián… la verdad es que, dicen, que sus compañeros de clase de español en EU se divirtieron mucho escuchando las palabras que aprendieron Enfield y David en Tepito hace dos meses. Y ahora quieren ir a otro lugar similar y seguir aprendiendo picardías. Se me ocurre que dicho lugar podría ser La Merced. ¿Qué te parece?

—Me parece bien, Rodolfo, por mí podría ser mañana mismo… si ellos quieren.

—Bueno… te paso a Davy para que se pongan de acuerdo. Nos veremos, y gracias por todo.

 

A la mañana siguiente, Enfield y Davy acudieron puntuales a la cita con Julián, en la esquina que forman las calles República de El Salvador y Pino Suárez, en el Centro Histórico de la Ciudad de México a las 11:00 am. Después de los saludos de rigor, abordaron una unidad del Metrobús que se enfiló por Republica de El Salvador hacia el oriente. Descendieron en Fray Servando Teresa de Mier esq. con Anillo de Circunvalación.

Se detuvieron un rato mientras Julián explicaba a sus acompañantes lo referente al proyecto del Gobierno de la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) de los años 70s., que contemplaba construir 5 centrales de abastos en el perímetro de la zona urbana. Ese Proyecto se llamó “Las Cinco Mercedes” El Gobierno de la ciudad construyó poco después la nueva central de abastos en Iztapalapa que consta de 20 naves. En esa nueva central de abastos debían reubicarse tanto los locatarios de la antigüa Merced como los del Mercado de La Viga (pescados y mariscos). Además de trasladarse muchos, también muchos permanecieron en la antigüa Merced y Mercado de La Viga, lo cual impidió al Gobierno regenerar urbanísticamente la zona en forma adecuada.

Asimismo, Julián les platicó lo relativo a las vivencias de Carmen Mondragón (Ollin Yoliztli) y el Dr. Atl (Gerardo Murillo) en la época en que, como pareja, vivieron en el claustro del Ex Convento de la Merced (abandonado desde el siglo XIX), y en el que, a decir de ellos, vivieron eventos sobrenaturales. Julián se sorprendió al darse cuenta de que Enfield ya conocía algo de la vida de Carmen Mondragón, y que Davy sabía algo de la vida del Dr. Atl.

De igual manera Julián les explicó que Anillo de Circunvalación (Eje 1 Oriente) era una arteria que formaba parte de esa red de ejes viales lograda en tiempos en que gobernaba la ciudad el Prof. Carlos Hank González (hace más o menos 40 años), y que, junto a las Vías de Acceso Controlado, vino a aliviar en mucho el complicado tráfico vehicular en la hoy Ciudad de México.,

Los tres empezaron a caminar por la acera poniente de esta última hacia el norte, con rumbo al Mercado de la Merced.

Interior del Mercado de la Merced.

De inmediato sintieron lo pesado que es caminar entre multitud de personas que, cargando cosas o no, se dirigían de prisa o lentamente hacia los cuatro puntos cardinales de la zona.

Caminaron por entre las tantísimas jovencitas que, apostadas en ambas banquetas de Anillo de Circunvalación, se dedican a brindar sus servicios a los caballeros. Julián les dijo que tal tipo de muchachas ocupan dichos espacios desde hace centurias, por lo que parecen ya formar parte de la imagen urbana de esa arteria vial.

Los tres iban entretenidos con la plática. De repente pasó un muchacho corriendo como alma que lleva el diablo. La gente gritaba

—¡Apáñenlo! ¡ese chango le acaba de dar vajilla con la cartera a un ñorse…. de seguro le aplicó la china!

Otra persona dijo

—“¡Ese mono es el hijo del que dice haber estado hace muchos años en el tribilín, es un ratero de marca!

Nadie hizo nada por detenerlo por el miedo de ser agredido.

Un comerciante ambulante dijo a Davy:

—Está chida tu molleja, güerumbín, Te doy tres varos por él.”

— No lo vende señor, dijo Davy.

Otro comerciante dijo:

—Llévese unos cacles o un tacuche, doy buen precio.

En esas estaban cuando se oyó “¡¡¡el golpe!!!, ¡¡¡el golpe!!! ¡¡¡el golpe!!!” Era un diablero que llevaba varias cajas de fruta, quien le había dado un empujón con el diablo a un transeúnte.

—¡Fíjate carnal!” Dijo el transeúnte.

—¡Yo vengo avisando! dijo el diablero.

—¡¡¡Cht, cht, cht, bájale dos rayitas mi buen!!!

—¡Que se las baje tu hermana! ¿qué, la vas a hacer de tos?”. —

—¡Agüelita ca… me golpeaste los remos, además hueles a puro pulmón, andas borracho!” “¡Qué se me hace que eres pura faramalla, y ni las vaisas sabes meter!”.

—¡Ese cuate es rifado!, pero la neta que sí se pasa.” —

—¡Ya, chántenla!, o se dan sus mamporros o desalojen”.

—Ya dejen de cuchichear, fodongas”. Uno más gritó.

La sangre no llegó al río. Enfield y Davy tomaban nota.

 

Al llegar al mercado, Enfield, que vestía nuevamente una falda pegada y corta, quiso comprar un dulce y pagarlo con un billete de quinientos pesos. El vendedor llamó a un muchachito y le dijo “Vete a cambiar este billuyo, ¡pero tendido como bandido que tengo que dar cambio!”.

Cuando regresó el muchacho (lo hizo de boleto) y el comerciante pudo entregar el cambio, le dijo a Enfield “Usted disculpe señorita, pero es que no tenía cambio de una quinina.”

Un par de borrachines sentados en el resquicio de una puerta, al ver a Enfield, susurraron, “¡Mira… esa morra está bien picuda!”, “¡Una de esas quiero en mi cantón!”, dijo el uno “¡Adió!” ripostó el otro.

Enfield quiso entrar el mercado para conocer las zonas de frutas y flores. Una vez adentro, estando en la zona de frutas, Julián preguntó a un cargador que llevaba un huacal de madera con fruta al hombro…

—Buenas tardes señor, ¿fuera tan amable de informarme cómo llego a la zona de fruta?

—Váyase por este pasillo hasta donde está aquel morrongo, ahí dé vuelta a la derecha, y veinte metros adelante encontrará la zona de flores. Dijo el cargador.

Mientras caminábamos por los pasillos de la zona de flores, los comerciantes fingían no observar a Enfield, pero todos la veían de soslayo. De pronto se escuchó un grito… ¡¡¡Ay Ay Ayyy…!!! ¡Respeta! dijo un comerciante profiriendo un insulto con la emblemática palabra de cuatro letras.

Una vez que Enfield sació su curiosidad en el mercado, David dijo

—Será bueno pensar en retirarnos para ir a comer.

—¡A donde quieren ir a comer? Preguntó Julián.

—Queremos ir a comer gaoneras a Azcapotzalco y tomarnos una cerveza.

Se trasladaron en un taxi y llegaron al restaurante El Taurino ubicado en el centro de Azcapotzalco, como a las cinco de la tarde. Todavía faltaba que Julián les dijera la interpretación de las palabras anotadas en la libreta de ellos.

Como a las 8:00 de la noche Julián los acompañó hasta el Hotel en que se hospedaban. Se despidieron deseándose buena suerte. Enfield depositó un beso en la mejilla izquierda de Julián.

 


(Crédito de imagen a quien corresponda)

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