A CIEN AÑOS DE ROSARIO CASTELLANOS, TRAYECTORIA DEL POLVO

 

A CIEN AÑOS DE ROSARIO CASTELLANOS

TRAYECTORIA DEL POLVO

Por Marco Antonio Orozco Zuarth

 


Debo confesar que Trayectoria del polvo, el primer poema formal de Rosario Castellanos, no fue de las primeras lecturas que realicé de su obra. Mi relectura y análisis de esta obra son recientes, pues al emprender esta serie de publicaciones en el Diario Ultimátum, me pareció esencial retomarla como punto de partida, respetando la cronología de sus publicaciones. Este redescubrimiento ha sido enriquecedor, ya que me permitió apreciar con mayor profundidad la importancia de esta obra en el contexto de su trayectoria literaria.

Como señalamos en la cuarta entrega, Rosario ya había publicado algunos poemas en diarios de Chiapas; pero con el poemario Trayectoria del polvo (1948), Rosario Castellanos inició formalmente su trayectoria literaria. En este se puede advertir la influencia de otros autores, pero ya presenta los rasgos temáticos y estilísticos que definirán su obra en adelante. Se trata de un extenso poema estructurado en diez secciones en el que la línea que sigue es la de considerar a la poesía como una herramienta para interpretar la realidad y la vivencia personal; concretamente la transición de la juventud a la madurez.

Ella misma expresó: “A partir de 1940 comencé a escribir poemas. Mis primeras influencias fueron las más fáciles de adquirir, ya que mi formación literaria era muy deficiente. En 1948 encontré un libro revelador: la antología Laurel. Allí leí Muerte sin fin, que me produjo una conmoción de la que no me he repuesto nunca. Bajo su estímulo inmediato, aunque como influjo no se note, escribí en una semana Trayectoria del polvo. Es una especie de resumen de mis conocimientos sobre la vida, sobre mí misma y sobre los demás. Supuse que la mejor manera de expresarme era el poema largo, de gran aliento, aunque yo no lo tuviera”. (1)

Inicia el poema con un epígrafe del poeta francés Paul Valéry, exponente del simbolismo y la “poesía pura”, que dice: “Entre el advenimiento y el vacío”; como señalando que la llegada de algo puede ser vano o frívolo. Pero la idea central va a ser la de ciclo y transformación. El polvo en su trayectoria construye, pero es fugaz. Ahí se advierte el diálogo con Muerte si fin, confeccionando su propia voz aún experimental, que no emergente como sugieren algunos críticos.

En su estructura versos endecasílabos, heptasílabos y alejandrinos, lo cual refleja ya el conocimiento técnico en su formación literaria. Pero más allá de lo formal en la métrica, lo que se presenta en el poema es la introspección de la autora; reflejando su experiencia de vida bajo costumbres tradicionales provincianas, pero ya en busca de nuevos horizontes; como tratando de ordenar el caos de su existencia.

La pérdida de sus padres sucede en ese mismo año y se convierte en un impulso para escribir en unos días el poema, en dónde la muerte está presente a lo largo del mismo. La muerte, latente a lo largo del texto, se presenta intensa y precisa:

 

Sabed que la esperanza nos traiciona

y que es la compañera de la muerte.

Sabed que ambas -muerte y esperanza-

Crecen como el parásito

alimentado en nuestro propio cuerpo. (2)

 

En esta estrofa nos deja una visión cruda: la esperanza no es necesariamente una virtud, sino una ilusión que nos somete, haciéndonos aceptar un destino en el que la muerte avanza inevitablemente. Su poema rompe con la visión optimista de la esperanza como una luz en la oscuridad y la revela como un mecanismo que, lejos de salvarnos, nos consume.

La reflexión personal y su contenido simbólico denotan su formación en filosofía al transmitir sus emociones que van del autoconocimiento a la confrontación con la muerte y la conciencia de la fugacidad de la vida. Esto es un aspecto muy importante que debemos destacar, ya que se aleja de la tradición poética femenina de la época, en donde la temática prevaleciente era lo sentimental o confesional.

 

Nací en la hora misma en que nació el pecado

y como él, fui llamada soledad.

Gemelo es nuestro signo y no hay aguas lustrales

capaces de borrar lo que marcaron

los hierros encendidos en mi frente.

 

Aquí nos presenta una visión trágica del destino humano, donde la soledad y la culpa son inseparables de su existencia. A través de estas imágenes de marca, fuego y purificación imposible, la poeta expresa una angustia profunda: la sensación de estar determinada por fuerzas más allá de su control, condenada a una identidad de aislamiento y sufrimiento desde el momento mismo de su nacimiento.

 

Es la hora perfecta

en que la rama en el altar florece.

Permitid que florezca.

Es la última pasión, la última hoguera

crepitando en la nieve.

Dejadla que respire.

En sus escombros pacerá la muerte.

 

Al finalizar el poema nos muestra un momento de belleza efímera que precede a la muerte. La imagen de la hoguera en la nieve representa el deseo de aferrarse a la vida, a la pasión, a la creatividad, aunque el destino final sea la destrucción. Es una reflexión sobre la fugacidad de la existencia y la necesidad de permitir que la vida se exprese antes de su inevitable fin; es decir cierra el ciclo de todo lo expresado a lo largo del texto.

 

En Trayectoria del polvo vemos el inicio de una carrera literaria que la llevará a convertirse en una de las escritoras más destacadas de la literatura mexicana del siglo XX. Y más que momentos de inseguridad como interpretan algunos críticos, incluso se sabe que ella misma lo consideró como inmaduro, es la voz de una poeta joven, que como todos los que se inician, van madurando y robusteciendo sus creaciones. Y esto es esencial para entender su evolución literaria, una voz femenina que desafió las limitaciones impuestas por su tiempo.

Desde mi perspectiva y al analizar esta obra con el beneficio que otorgan las décadas, me atrevo a afirmar que en este poema ya encontramos a una poeta formada, capaz de articular con profundidad y precisión una visión del mundo. La obra no solo revela un dominio del lenguaje y de la imagen poética, sino que también transmite una notable capacidad para plasmar la fragilidad de las circunstancias que estaba atravesando, así como las que enfrentarían los años venideros. Esta fragilidad, lejos de ser una limitación, se convierte en el núcleo emocional del poema, cargándolo de una atmósfera casi premonitoria que anticipa las luchas y revelaciones de su vida y obra posteriores.

 

Notas:

(1)    Fragmento de entrevista con Emmanuel Carballo, XIX protagonistas de la literatura mexicana, Empresas editoriales, 1966.

(2)    Castellanos, Rosario. "Trayectoria del polvo"., Costa Amic, Colección el Cristal Fugitivo, México, 1948

 

(Artículo publicado en el diario "Ultimatum", de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el día 05 de marzo de 2025, página 14) (Crédito de imagen a quien corresponda)

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