VISITANDO LA TUMBA DE ROSARIO CASTELLANOS (EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO)

 

VISITANDO LA TUMBA DE ROSARIO CASTELLANOS

(EN EL CENTENARIO DE SU NATALICIO)

MIZTLI ARRIAGA


Tumba de Rosario Castellanos. Rotonda de Personas Ilustres.

Panteón Dolores, CDMX. Foto: Autor.

 

«Sabed que entre mis labios de granito

Quedaron detenidas las palabras»

Inscripción sobre la tumba.

 

En el libro “Cien mexicanos y Dios” del autor Joaquín Antonio Peñaloza (primera edición, 1975) Rosario Castellanos respondió a tres preguntas -no se indica la fecha del test- fundamentales: ¿qué es Dios para usted?; ¿qué es Cristo para usted?; ¿qué papel piensa usted que tienen las religiones en el mundo contemporáneo? Muchos mexicanos no respondieron la encuesta del autor […]


GENERALIDADES DE LA ESCRITORA Y FILÓSOFA

Nacimiento: Ciudad de México, 1925.

Infancia y adolescencia: Comitán, Chiapas.

Estudios: Maestría en Filosofía, UNAM.

Posgrado: Universidad de Madrid.

Trabajos: Instituto Indigenista de San Cristóbal Las Casas, Chiapas; y el correspondiente en la ciudad de México.

Cátedras: UNAM, Universidad Iberoamericana; Universidades de Wisconsin, Indiana y Colorado, EE.UU.

Habilidades literarias: ensayista, cuentista, novelista indigenista, poeta.

Diplomacia: Embajadora en Israel (SRE, México).

Fallecimiento: Tel Aviv, el 6 de agosto de 1974.

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Según la quinta edición (1983) del autor arriba citado, Rosario Castellanos respondió, palabras más, palabras menos de la siguiente manera:

Primero, en la infancia DIOS fue una pesadilla; un problema durante la adolescencia y una incógnita en la madurez.

¿Y todo lo anterior fue debido a una mala orientación pedagógica?

El diablo encarna todo lo malo, y DIOS /D-I-O-S, anotación mía/ representa la eternidad, la infinitud y la omnipresencia /en todo lugar y momento/. ¿Dios es una criatura inerme y castigadora? Para ella significó “temor y temblor” ante todo lo incomprensible /inevitable/.

Rosario afirma que asistió a una crisis religiosa familiar /ver y leer BALÚN CANÁN/. Ante la pérdida del hijo varón, su madre católica se rebeló contra todo lo divino y lo humano; y su padre se asió a una “tabla de salvación” (catolicismo y prácticas rudimentarias) como buen libre pensador.

Al ingresar a la universidad, Rosario se declara ignorante religiosa, descubre el budismo, el judaísmo e incluso el islam. Se aleja por completo de la iglesia, pero “el mundo se le vino encima”. Las voces de la experiencia, la prudencia y el instinto de conservación “le recomendaban” regresar con humildad al redil y/o a la casa paterna como una hija pródiga. Lo intentó varias veces, pero no tuvo éxito.

Rosario indica que el día primero de enero de 1956 renunció de manera definitiva a pertenecer a una iglesia. Se negó, como lo dice magistralmente en el libro referido, a salir con el domingo siete de que “dice mi mamá que siempre sí”

Segundo. ¿Y en cuanto a CRISTO? /Seis letras definen este nombre del hijo de Dios/. Rosario afirma haber leído los Evangelios en versiones autorizadas; rezó el Rosario y trató de meditar los misterios que en él se invocan /gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos/. Pero, desde el principio algo andaba mal…

Cristo compasivo, adolescente oculto, predicador contradictorio… Rosario cita una frase dicha por Jesús a su madre: “mujer, ¿qué hay de común entre tú y yo? La respuesta cristalizó poco a poco resultando: Nada…

Pero, cuando Rosario llega a Israel como embajadora de México la figura de Cristo se actualiza… el falso mesías para unos y el profeta para otros…

Riqueza versus poder y versus ideologías políticas… Rosario no tuvo nostalgia por el paraíso y era contraria a que la religión formara parte de los hombres de Estado y de la retórica de los demagogos. Lo anterior se refiere a la tercera pregunta del autor.

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¿QUÉ SE HACE A LA HORA DE MORIR EN ROSARIO CASTELLANOS?

Se preguntaba Rosario Castellanos:

Ø  ¿Se vuelve la cara a la pared?

Ø  ¿Se agarra por los hombros al que está cerca y oye?

Ø  ¿Se echa uno a correr, como el que tiene las ropas incendiadas, para alcanzar el fin?

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EPÍLOGO

 

[Cuando llegué a la casa busqué un lápiz. Y con mi letra inhábil, torpe, fui escribiendo el nombre de Mario. Mario, en los ladrillos del jardín. Mario en las paredes del corredor. Mario en las páginas de mis cuadernos.

Porque Mario está lejos. Y yo quisiera pedirle perdón.]

  

 



Portada del libro y vista al monumento

a Rosario Castellanos en Chapultepec, CDMX.

 

Bibliografía:

·       Joaquín Antonio Peñaloza. “Cien mexicanos y Dios”, quinta edición, 1983. EDITORIAL JUS, México. Páginas 79-84.

·       Rosario Castellanos. Balún Canán, séptima edición. México, Fondo de Cultura Económica, 2020, 239 pág.

·       Rosario Castellanos. Fecha de la muerte. Internet.

Nota: Libro adquirido en la fabulosa cantidad de diez pesos en la reciente Feria del Libro de Azcapotzalco (2025).  

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