LIBRO DE POESÍA NÁHUATL, DE ANTONIO SALCEDO FLORES. (Comentario 1)
LIBRO DE POESÍA NÁHUATL, DE ANTONIO SALCEDO FLORES
(Comentario 1)
Por Martín Borboa Gómez
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
Me atrevo a decir que un libro nace donde lo encuentras por primera vez.
Tomo la frase de una muy antigua emisión de “La hora nacional”, que escuchaba en carretera con mi mamá los domingo en la noche, que decía:
“El mar empieza donde lo encuentras por vez primera, y te sale al encuentro por todas partes”.
Una sana costumbre que me inculcó mi mamá, escuchar "la hora nacional".
Quizá a un buen libro le pasa le mismo que dice la frase.
Un libro nace donde lo viste por vez primera, y luego te sale al encuentro en futuras ocasiones más.
A mí, el libro de “Poesía Náhuatl. Reflejo de su cultura”, del autor Antonio Salcedo Flores, editorial Ce Acatl, me tocó verlo nacer en su primera presentación, en un salón audiovisual en la UAM Azcapotzalco, Cdmx, un 23 de julio de 2025.
Estaban en la mesa de presentación las siguientes personas: Sandra Salcedo González, María de Jesús Rodríguez Guerrero, Cesar Daniel Alvarado Gutiérrez, Sergio Ramírez –Ocelocóatl-, en calidad de editor Juan Anzaldo Meneses, y el autor.
Un nutrido público por ser espacio universitario y horario activo. Claro, yo no soy alumno de ese recinto y puedo suponer que si no hay clase, a los alumnos los mandan a una actividad. En esta ocasión, seguramente la calidad del contenido era suficiente atractivo para asistir, y así lo comprobé.
Desde ese día, algo ha cambiado en mi vida, y para bien. Y de eso quiero hacer varias referencias, y por eso al inicio de este texto anoté “Comentario 1”.
Haré varios, en diferentes fechas. A veces con mis palabras, y a veces con las de alguien más.
Ese día yo creí que vería asientos, asistentes, ponentes, saldría con un libro bajo el brazo luego de saludar, escuchar y despedirme, y cuando fuera oportuno, m{as adelante, en la semana, hojearía el libro y vería por donde podemos comenzar un dialogo.
Nada más lejos de la realidad.
Desde que los ponentes tomaron la palabra, supe que más bien alguien me había arreglado una cita con dos grandes amigas, de esas amigas que tienen tiempo que salieron de casa, y hoy han vuelto para contarte sus andanzas.
La poesía, esa amiga que a veces solo te manda una postal, un verso, un renglón, un algo, y vuelve a tomar su camino alejándose.
La historia, esa amiga que luego se presenta de forma abundante, que toma el micrófono sin soltarlo, acaparando todo, exigiendo hartas comprobaciones para luego perderse en largas citas bibliográficas y ya no sabes en donde se quedó su explicación.
Ese día, esas dos amigas, la poesía y la historia, se tomaron de la mano, y en 80 páginas, me llevaron desde el minuto uno, a un paseo que todavía no termina.
Han pasado 21 días desde que nació para mí ese libro.
Pasó el evento conmemorativo de 700 años de la fundación de México Tenochtitlan.
Se proyectaron diferentes temas en gigantesco formato sobre las fachadas de varios edificios en el zócalo de la Cdmx, narrando algo de esos 700 años.
Han caído abundantes lluvias.
Se inauguró un monumento conmemorativo y definitivo (no temporal) en el zócalo denominado Teocalli de la guerra sagrada.
Se inauguró en ese zócalo la XI Fiesta de las culturas indígenas, pueblos y barrios originarios de la Ciudad de México.
Entre muchas otras cosas, todo lo anterior sucedió luego de que yo ya tuviera el mencionado libro en mis manos. De que la poesía y la historia, en 80 páginas, me hubieran dado una cátedra de varios pasajes relacionados precisamente con lo que en el primer cuadro tanto se ha festejado últimamente.
Ese libro es un curso. Es un curso en un libro.
También en este breve periodo de tiempo, desde que el libro llegó a mis manos, y de que ya está hojeado, revisado, leído, y a punto de ser copiados algunos de sus renglones, ya tuve oportunidad de iniciar (31 julio) un taller de lectura en voz alta llamado “Nos gusta leer”, en la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, en el centro de Azcapotzalco, Cdmx.
Afortunadamente el autor, Antonio Salcedo Flores, estuvo presente entre los asistentes en ese inicio de actividades, y pude anunciar en su presencia, que una de las siguientes obras literarias que se leerán en voz alta de inicio a fin en ese taller, ese precisamente su “Poesía náhuatl, reflejo de su cultura”.
Público y autor ya están avisados.
Y para el otro taller de lectura que igualmente inició hace poco, “La hormiga misteriosa”, (en la misma biblioteca) también se aprovechará parte del contenido de esta novedad editorial, que como puede verse, o trato de transmitir, no suelto, ni soltaré el resto del año, para empezar.
El contenido se lee, se reparte, se comparte, se entiende de una forma, en una siguiente lectura resulta que quizá se entiende de otra manera más profunda, o más severa, a veces puede ser más feliz o más triste.
Esto último, dicho de manera más suave, hermosa y memorable, lo copio del libro, pág. 47, en fragmentos:
“No cesarán mis flores…
se divide, se esparcen…”
Así el contenido del
libro, no termina, se divide, se esparce.
Aquel día 23 de julio 2025 conocí al libro, escuché a sus presentadoras y presentadores.
El 31 de julio ya estaba yo hablando del libro ante otro público, igualmente en Azcapotzalco.
El pasado domingo 10 de agosto, en el salón Diego Rivera del Centro cultural Colegio de San Ildefonso, asistí a una segunda presentación del mismo libro.
Escuché nuevas ponencias de Sandra Salcedo González, Juan Anzaldo Meneses, y el autor Antonio Salcedo Flores.
Cada vez me sorprendo de cuanto miran y encuentran ellos en el libro, lo contrasto con todo lo que yo le he hallado, y además imagino todo lo que podría llegar a suceder cuando en los mencionados talleres más personas lo conozcan y disfruten.
Por eso no entro en detalle aun sobre las ponencias, pues prefiero compartirlo en diferentes comentarios.
Hoy miércoles 13 de agosto de 2025, aniversario tremendo en nuestra historia, este libro (con sus 80 páginas pero infinitas aplicaciones prácticas) se presenta una vez más, ahora en el zócalo, en el marco de la XI Fiesta de las culturas indígenas, pueblos y barrios originarios de la Ciudad de México.
En esta tercera presentación no podré estar, hay dos partidos de futbol infantil en Azcapotzalco que debo atender este mismo día, pues hago patrocinio de su:
Torneo Aurora,
en la cancha “Los olvidados”, por la Organización de fútbol rápido de barrios
de Azcapotzalco. Han sido 5 ediciones de este torneo que propuse y
afortunadamente ha tenido continuidad, por lo cual agradezco de corazón al organizador.
La competencia iniciará el miércoles 13 y terminará el viernes 15 con la premiación a todos los participantes.
A estos jóvenes, en la aurora de su comienzo deportivo, en el inicio de sus sueños como grandes posibles jugadores del balompié, en el arranque de su experiencia sobre cómo gestionar triunfos y derrotas, disciplina deportiva, el concepto del juego limpio –en todas las áreas-, y el nutrir su cuerpo de experiencias retadoras, competitivas, fortaleciendo sus espíritus de camaradería con el rival privilegiando la superación de todos los jugadores, haciendo más interesante cada nuevo enfrentamiento.
Uf, tanto por disfrutar: futbol, poesía, cultura, historia. No se puede todo en un día.
Y precisamente a esos pequeños atletas que estarán en la cancha, que ganas de decirles un par de fragmentos del libro.
Primero uno por los temas fortaleza, camaradería, juego limpio, disciplina.
Pág. 52:
“Que tu corazón se enderece… aquí nadie vivirá para siempre”.
Luego otro por los temas disfrute, gozo, esfuerzo, que desplieguen
su potencial como jóvenes incansables, con sueños, con anhelos, con logros.
Pág. 54:
“Aquí se alegran nuestros corazones…
¡Instante brevísimo oh amigos!
¡Aun así tan breve, que se viva!”
Y en sintonía con el nombre del Torneo Aurora, en su quinta edición, en el que jugarán los equipos: Guerreros, Cobras, Francia y Barcelona, categoría infantil, estimularlos y motivarlos con algo de la pág. 57:
“Tan pronto como vísteis la aurora,
os habeis puesto a cantar,
Esfuércese, quiera mi corazón
las flores del escudo
las flores del “Dador de la Vida””
Para alentarlos a que disfruten ese deporte, y esa edad en que parece que uno es de goma, se cae y se levanta casi como si nada, y quizá esa actividad física se queda para siempre en su vida, alejados de vicios, y quizá hasta nuevos amigos hagan en sus equipos:
Pág. 58:
“Gocémos, oh amigos
hay abrazos aquí,
ahora andamos sobre la tierra florida…
aquí en la tierra es la región del momento fugaz…
hemos venido a conocer nuestros rostros…”
En el libro, esa última frase es pregunta.
Yo al comenzar el torneo se las leeré como afirmación.
La vida breve y
florida, me ha puesto en la gran oportunidad de dirigir unas palabras de poesía
náhuatl a unos jóvenes y sus familias, previo a que comience el torneo.
Y mientras en el
zócalo ocurre la tercera presentación de este libro de poesía náhuatl, yo
quiero leer las frases seleccionadas a los asistentes al torneo.
Lamento como va a
quedar mi ejemplar con todos los planes que tengo para él, y que ya comencé a
llevar a cabo, por ejemplo leer un poco de él en medio de una cancha de futbol.
Me alegro de cómo quedarán
esparcidas las flores de su autor, y de los que cantaron esas poesías antes que
él. Muchas gracias Profesor Antonio.
En la cancha, o en el zócalo, toda esa cultura náhuatl, nos pertenece.