RUIDOS Y RISAS (LEYENDA DEL PUEBLO DE SAN FRANCOISCO XOCOTITLA, AZCAPOTZALCO, CDMX)
RUIDOS Y RISAS
(LEYENDA DEL PUEBLO DE SAN FRANCISCO XOCOTITLA, AZCAPOTZALCO, CDMX)
Por Martina Rodríguez García
AZCAPOTZALCOGRAFÍA.
El silbido del viento era cada vez más fuerte, los árboles agitaban sus ramas provocando sonidos que causan molestia a los caballos que jalan presurosos la carreta.
Entre la sombra
de los árboles se ven figuras fantasmales, es casi media noche. Sebastián
sujeta con fuerza las riendas de mando, pero los caballos cada vez se muestran
más inquietos, se aproximan a los carrizales a los lados disparejos del camino,
a lo lejos se escucha el aullido de los perros.
Sebastián y su
carreta ya se acercan a la hacienda.
En la casa grande
la familia ha de estar muy preocupada. A Sebastián ya se le ha hecho demasiado
tarde.
En la complicada
carreta, sin preocuparse, juegan y gritan los niños al lado de su nana Clarita,
mujer inteligente y buena que ha trabajado por años con la familia Rivero.
Sebastián, ante
las circunstancias, se siente muy nervioso, percibe con escalofrío que esta
noche es diferente, hay algo que definitivamente no acaba de gustarle.
De pronto, los
caballos se asustan, la carreta casi se voltea del jalón que dan, y se zafa una
rueda.
Sebastián pierde
el control de los caballos, pero milagrosamente la carreta se detuvo antes de
que pasara una desgracia, quedando sostenida por un gran tronco en una zanja.
Los niños y la
nana tuvieron que abandonar la carreta y continuar a pie hasta el pueblo, que
ya se anunciaba cerca por el humo de la ladrillera, y el ahora ya alegre
ladrido de los perros.
Los niños fueron
gritando y cantando con entusiasmo hasta llegar a su querido San Francisco
Xocotitla, en la hacienda sus padres los esperaban con ansiedad.
Por lo menos
Sebastián había hecho correcta entrega de los infantes y de la nana Clarita,
pero ahora debía regresar y reparar la carreta.
Buscó presuroso a
dos de los peones y les contó lo sucedido.
Salieron por el
oscuro camino.
El viento
aumentaba su fuerza, los perros renovaron sus lastimeros aullidos, tanto
caballos como peones, iban cada vez más intranquilos, y la noche profundizaba
su tenebroso aspecto.
Aun con gran temor,
el grupo siguió hasta donde había quedado tirada la rueda, la llevaron hasta la
carreta, la repararon, y tomaron camino al pueblo.
De pronto, una gran
bola de fuego se atravesó por el camino, los caballos de la carreta se
desbocaron y se fueron hasta el río con la carreta.
Sebastián quedó
tirado a la orilla del camino, la capa de su ropa ondeaba sobre su cuerpo y su
sombrero rodó hasta la carreta, los peones fueron los sorprendidos testigos de
ese accidente,. Eso ya fue hace muchos, muchos años, pero hasta la fecha sigue
habiendo gente sorprendida con ese hecho.
Algunos vecinos
de San Francisco Xocotitla, cuentan que se oye una carreta pasar por las calles
principales de la zona, quienes dicen haberla visto, dicen que parece llevar a
un hombre, y cuando los cascos de los caballos resuenan en el negro asfalto,
los perros aúllan lastimosos, otros canes corren a esconderse hasta adentro de
sus casas.
Esos ruidos de la
carreta se oyen a las 3 de la mañana, diferentes vecinos coinciden en que esa es
la hora en que la han escuchado, pero también a esa hora, han oído niños que
cantan y gritan, con risas fuertes y contagiosas.
¿Serán las risas de los niños que tanto quería y cuidaba Sebastián?
ESTE ARTÍCULO ES LA PUBLICACIÓN NÚMERO
MIL EN “ESCRIBOSFERA”. EL 12 DE AGOSTO DE 2025, DESDE QUE INICIÓ SU
APARICIÓN, UN 24 DE ENERO DE 2023