XANCOPINCA, EL MANANTIAL ESCONDIDO (Capítulo 7 de 7)

XANCOPINCA, EL MANANTIAL ESCONDIDO (Capítulo 7 de 7)

Por David Briones  

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

  

VII. El primer Huey Tlatoani

 

Al regreso de Tenochtitlán, los sacerdotes, enterados del trágico acontecimiento y temiendo la posible marcha de tepanecas hacia su pequeña isla, trataron de tomar el poder de la nación, para evitar guerra con Maxtla, e impusieron al hijo recién nacido del Tlatoani Chimalpopoca asesinado en Azcapotzalco, usando a su viuda como guardiana del trono azteca.

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Las conspiraciones en la clase gobernante de Tenochtitlán estaban en su punto más fuerte, pues el gobierno sin cabeza y los pipiltzin divididos, en cualquier momento pudieron haber sido fácilmente invadidos y hubieran así muerto sus aspiraciones de independencia. Sumado a que en el lado oriente del lago, un pueblo acolhua temeroso de haberse quedado sin rey y su sabio verbo, amedrentados pensaban que, si se alzaban contra el rey Maxtla, serían cruelmente aplastados por todas las naciones aliadas del Tepanecatéuctli.

El sol Tonatiuh brillaba en el firmamento de los cihuateteos en un recorrido triste, pues su alma lloraba el dolor de la muerte del Tlatoani.

Itzcóatl, triste también, tomaba fuerza para pensar en cómo hacer para que los mexicas reunieran todo su valor y marcharan junto con él a la toma completa de Azcapotzalco.

El pequeño Tlatoani de los mexicas, recién impuesto, tuvo un final trágico, pues no duró ni dos días en su reinado cuando murió en su cuna, muy probablemente de muerte natural, cosa común en esta época. Pero el hecho de que muriera sin que nadie lo viera, y ya con su título de Tlatoani, hicieron pensar que había sido asesinado. Como haya sido, la causa de su muerte nadie la sabrá.

La cobardía de los sacerdotes, hizo que todos ellos por fin tomaran la decisión de hacer una cumbre con todos los hijos de la casa real de la sangre del primer Tlatoani Acamapichtli.

 

·       ¡¡Debe ser Tlacaélel, es el futuro sabio ahora que nuestro amigo Netzahualcóyotl fue traicionado y muerto!!

·       Puede ser, pero el espíritu de nuestro primer Tlatoani no soportaría una contradicción a su designio…

·       No hay opción… Tlacaélel debe ser quien nos guíe

 

Los sacerdotes discutían. Casi de la nada alguien sugirió el nombre de Itzcóatl.

 

·       ¿Pero cómo puede guiarnos el hijo de una esclava tepaneca?

·       No olviden que fue esposa de Acamapichtli, Itzcóatl es el último hijo vivo de nuestro primer Tlatoani.

·       Es cierto, además es un guerrero valiente y ama a nuestra nación

·       Su rencor al señor de Azcapotzalco lo podría cegar si capitanea a todos los ejércitos…

·       Pues no hay que dejar que marche solo, que Tlacaélel sea su general…

·       Hay algo más, señores sacerdotes - Interrumpió el mismo Tlacaélel - hay un aliado con nosotros, no todos los tepanecas son adeptos al rey Tepaneca, Totoquihuatzin (*), el señor de Tlacopan no quiere a Maxtla en el trono de su pueblo… acabo de entrevistarme con sus emisarios y nos apoyaran para abrirnos camino a Azcapotzalco… sólo necesitamos un ejército más grande que el de ellos y un líder mexica…

·       No lo hay mi señor Tlacaélel - dijo un sacerdote - ni lo uno, ni lo otro.

·       Es hora de tomar la decisión: Itzcóatl es nuestro Tlatoani, el será nuestro primer Huey Tlatoani.  Tenemos que convencer a los acolhuas que es él quien nos llevará al triunfo, ellos tampoco quieren a Maxtla, nos tienen que apoyar, solo ellos tienen el ejército para que, juntos, superemos al de Azcapotzalco.

·       Lo sé, señores, - entró en la sala Itzcóatl en compañía de un hombre alto y fuerte, aunque algo sucio y con ropas de sirviente - y aquí traigo la respuesta de los acolhuas…

·       ¡¡Señor Netzahualcóyotl!!

 

Todos creían estar viendo a un fantasma, o más bien, un dios encarnado que venía a salvarlos. Tenía que ser un milagro. Cihuacóatl había hablado dentro de Tlacaélel, ya no cabía duda; ahí estaban ante ellos los tres hombres que los llevarían al triunfo. Un triunvirato que nunca tendría ni siquiera la lejana Roma.

 

Se realizó la ceremonia del primer Huey Tlatoani casi en secreto. Los tres querían que los espías nunca avisaran a Maxtla que había una alianza. Tampoco que había un nuevo líder mexica y menos aún, que supieran que el rey Netzahualcóyotl estaba vivo.

Sin embargo, hubo forma de que Maxtla se enterara. El no temía a ningún ejército, sentía que los tepanecas eran invencibles; error que en la mente de dictadores han sido, siempre, su perdición. En cambio, usó los rumores de una alianza en su contra, para mandar un mensaje a su hermano, el príncipe Quetzalayatzin, quien ya sabía en dónde se ocultaba, para decirle que lo necesitaba para que juntos pudieran vencer a los traidores al Imperio Tepaneca. Incluso le juró que renunciaría al trono para que él dirigiera a su pueblo como único Tepanecatéuctli de Azcapotzalco.

Quetzalayatzin, le creyó.

Aun invadido por el enojo con los que él consideraba traidores, el legítimo heredero al trono azcapotzalca imaginaba que el espíritu de su padre había iluminado a su hermano, y le permitía unírsele para pasar por encima de las naciones sublevadas. Craso error.

·       ¡Hermano mío, tu eres el verdadero rey de Azcapotzalco, perdóname por haber usurpado tu reino, tu pueblo y tu ejército!


·       Maxtla, hermano, te iluminó seguramente el espíritu de nuestro padre Tezozómoc…

·       Pasa hermano, pasa, es tu silla, siéntate que ahora eres el nuevo Tepanecatéuctli

 

Confiado por el trato, Quetzalayatzin se sienta en la silla de mando, de repente, de entre sus ropas, Maxtla extrae una pequeña daga de jade y corta de lado a lado el cuello de su hermano.

·       ¿Crees que te iba a dejar que me quitaras mi derecho? ¿creías que así de fácil te iba a dejar al mando? ¡¡Eres más tonto de lo que creí… Tayatzin imbécil!! Como si necesitara a un crédulo como tú para ganarle a esos sublevados, muere como murió la esclava que te amamantó, que al querer atentar contra mí fue castigada por mi madre, aunque eso le haya costado la vida.

 

El cuerpo de Quetzalayatzin iba perdiendo el aliento, desangrándose en medio de un charco del líquido hemático. Había muerto el heredero legítimo de Tezozómoc. Su destino estaba marcado para la ciudad capital del imperio tepaneca.

En tanto en Tenochtitlán, se habían enviado mensajeros de noche a Tezcuco y al día siguiente el coraje acolhua estaba armado y listo en cada hombre de su ejército, marchando hacia Tenochtitlán para respaldar a sus nuevos aliados. 

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Pero había algo que los motivaba más, el rey, su rey, estaba vivo, venció a la muerte y regresó para llevarlos a una victoria segura.

Al día siguiente, antes de la salida de Tonatiuh, cuando los ejércitos se encontraban reunidos a la salida de Tenochtitlán en el camino a Tlacopan...

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... hasta el frente estaba Itzcóatl, que abrazó primero fraternalmente a su sobrino y consejero Tlacaélel y después a sus nuevos aliados, Netzahualcóyotl de Tezcuco y al señor tepaneca de Tlacopan, Totoquihuatzin. Les tomó las manos a los tres y juró que jamás les traicionaría ni la envidia, ni el temor, ni la ira. Que, de hoy en adelante, marcharían juntos en todas sus nuevas empresas. Había nacido la Triple Alianza.

 

Triple alianza
Codex Azcatitlan


Escullturas de los tres gobernantes que formaron la Triple alianza
Exterior del Museo del Ejército
Crédito de imagen a quien corresponda


Marcharon juntos cuando Tonatiuh estaba saliendo por el horizonte, y antes de llegar a Tlacopan, Itzcóatl pidió una hora para ir a la tumba de su madre Xicomoyahual al islote de Huacalco a prometerle la victoria y a preguntar a Cihuacóatl su consejo.

 

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·       Madre, aquí vengo ante tu entrada al lugar sin puertas ni ventanas, al lugar de Mictlantecuhtli. Si tu señor te permitiera regresar en un momento, quiero que sepas que, si muero, estaré cuidando a Tonatiuh, y daré mi lugar al medio día, a tu abuela quien murió pariendo a tu madre Iztacxóchitl… mi abuela.

·       Ahora ve hijo, - La misma aparición de Iztacxóchitl estaba ante sus ojos, sólo que con su semblante más tranquilo - acaba con esa ciudad ahora que ya no hay nada ni nadie que te detenga, tu madre, mi hija, te preparó toda tu vida para este momento… ve hijo, y vuélvete grande…

 

Itzcóatl, estremecido, siente que el juramento que está a punto de declarar, le sale del fondo de su alma.

·       Juro, ante ti, Cihuacóatl, que triunfaré en Azcapotzalco, y no volveré hasta que haya terminado con Maxtla, juro que esta guerra no es por los tesoros de la rica nación tepaneca, sino por honor propio y de mi madre… así que te prometo que mi parte del tesoro del triunfo, te lo traeré a ti como regalo, y lo esconderé bajo tus aguas para que tú seas quien lo guarde y lo vigile, pues tú serás la única dueña.

 

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La marcha del ejército de la Alianza prosiguió hasta Azcapotzalco, la cruenta batalla se inició y duro más de dos días...

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... el ejército tepaneca herido en el amor propio de ser invadidos en su propia ciudad, se batió con orgullo y fuerza, pero la fiereza de los mexicas y acolhuas junto con los tepanecas aliados de Tlacopan, fue más, aunado que los superaban en número, la batalla se decidió del lado de la naciente triple alianza. 

Batalla de Azcapotzalco


Fue una cruenta batalla. Se arrasó con el gran palacio de Tezozómoc, que se perdería para siempre su ubicación. El poder tepaneca, cayó.

 

Códice Florentino

Maxtla logró huir con un reducido número de sus leales al lugar de su madre, Coyohuacán, que se mantenía neutral, ahí logró ganar algunos soldados más a su causa, pero finalmente acorralado, lo capturaron y lo llevaron ante Netzahualcóyotl e Itzcóatl.

·       ¡¡Ahora te mataré como mataste a mi madre, Maxtlatzin, asesino!!!

·       Yo no maté a tu madre, ‘Serpiente de obsidiana’, fue mi madre para protegerme…

·       Mentira, en Azcapotzalco tus sirvientes dijeron que la habías matado porque ella mató a Ilhuicaxotzin.

·       No fue así, ella quería matarme, pero mi madre se le adelantó y la degolló, después no sé qué pasó porque con el cuchillo que traía tu madre para matarme, algo o alguien la masacró… no era digna de la muerte que le dieron, tuve que enterrarla en costales amarrados pues quedó completamente despedazada…

·       No te manches las manos con la sangre de este cobarde, Itzcóatl, - dijo Netzahualcóyotl - yo haré lo que nadie se atrevió a hacer, solo yo porque él quiso matarme primero, es simple venganza, algo obscuro de nuestro corazón, pero más que eso, su muerte es necesaria para que podamos continuar con nuestras vidas y nuestra independencia.

 

Netzahualcóyotl empuñó su macuahuitl incrustado de obsidiana y descargó un fuerte y seco golpe en la cabeza de un maniatado Maxtla, que cayó muerto. El último heredero de Tezozómoc terminó con la cabeza aplastada a los pies de sus vencedores. No hubo ceremonia, ni siquiera se le enterró a la usanza de sus familiares. Se le quemó y sus cenizas fueron esparcidas en un lugar desconocido. Así se acabó con la estirpe del gran Tepanecatéuctli.

 

Itzcóatl le cumplió a su madre y maestra, con lo prometido, su parte del tesoro de Azcapotzalco, que era mucho, lo enterró con una técnica desconocida bajo el manantial, y mando construir alrededor del mismo un borde de mampostería junto con un acueducto que llegaba hasta Tlatelolco, pues los tepanecas no tendrían el derecho a beber del agua sagrada de aquel manantial, el misterioso Motlatican, El Manantial Escondido.

 

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También mandó construir un templo de adoración a la diosa Cihuacóatl en la misma tumba de su madre. 

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Con el tiempo, el nombre de su madre fue sustituido por el de Cihuacóatl. El nombre aquí mostrado es solo uno posible… en realidad, nunca sabremos el nombre real de la madre del conquistador de Azcapotzalco, el primer Huey Tlatoani Itzcóatl, La serpiente de cuchillo de obsidiana.

Fin



Epílogo

 

1964, Construcción de la Unidad Cuitláhuac.

Un Bulldozer encargado de hacer una profunda excavación para retirar una vieja construcción que al parecer contenía agua de un manantial casi seco, se trabó al tratar de sacar la parte más profunda. Los ingenieros están enojados porque normalmente las excavaciones no son problema. Hay que construir unos túneles de drenaje para la nueva unidad Habitacional y justo ahí tienen que construir un edificio.

 

Los trabajos se prolongan mucho tiempo y los dientes del Bulldozer terminan por romperse. Lo retiran para repararlo y ahí frente a varios curiosos, encuentran debajo de la pala del vehículo, una especie de caja hecha de piedra. 

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Dicen unos de los habitantes más viejos que tiene forma de huacal, pero perfectamente tallado en roca. Los ingenieros la retiran y mandan llamar a unos arqueólogos que no pueden clasificar su contenido. Hay oro y piedras reconocidas como jade y obsidiana, además restos de plumas de aves desconocidas; ollas de barro con cristales de colores. Un tesoro desconocido.

El ingeniero en jefe sólo quiere que se quite todo para continuar con el trabajo. El día en que los especialistas se llevan el tesoro del lugar, cuentan que por la noche en el campamento de los trabajadores se oyeron sollozos y gritos. Muchos trabajadores renunciaron al día siguiente. Cuentan que hubo tantos problemas que se tuvo que traer de vuelta el tesoro para poder continuar con los trabajos. 

Hay otras personas que dicen que el tesoro no regresó. Lo cierto es que una noche especialmente aterradora por los ruidos y gritos que se escucharon; el ingeniero en jefe amaneció muerto en su cama en el campamento de los trabajadores. La mitad de los empleados no regresaron después. El edificio se tuvo que construir unos metros más hacia el norte y en el lugar solo se puso una coladera y se planto a un lado un árbol de eucalipto.

Aun hoy se puede ver ahí, una depresión en el estacionamiento de la misma Unidad Habitacional. Del tesoro no se sabe nada, tal vez esté guardado en cajas, sin clasificar, en el museo de Antropología, o tal vez esté enterrado en el sitio de donde nunca debió de salir.

La tumba de Xicomoyahual es ahora, cimiento de la capillita de San Juan Huacalco.

El llanto de Iztacxóchitl se sigue escuchando en el estacionamiento poniente de la unidad Cuitláhuac, en Azcapotzalco, un grito suave pero doloroso, prolongado y que definitivamente matiza los atardeceres del otoño. 

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A veces, sólo a veces, se llega a ver su espíritu rondando por los andadores de la misma unidad en las noches lluviosas… lo sé, porque yo mismo la pude ver cuando viví ahí.

 

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D. Briones, 2013

 

Glosario

 

 

(*) Totoquihuatzin o Totoquihuaztli I (Primero) - Tlatoani de Tlacopan en el Valle de México. Fue durante su reinado que el Imperio Mexica fue formado, incluyendo la distribución del territorio y el repartimiento de tributo entre Tlacopan, Tenochtitlan y Texcoco. Entra de forma decisiva a la Triple Alianza como un representante de la facción tepaneca que estaba enfrentada a Maxtla, a quien dejaron completamente a su suerte, retirándole su apoyo ante un inminente enfrentamiento de Azcapotzalco contra una confederación de naciones: mexicas, texcocanos, huexotzincas, tlaxcaltecas y muchos otros.

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