EL DÍA DE MI MUERTE

EL DÍA DE MI MUERTE

Por: Ana María García Alvarado 

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

 

Crédito de imagen a quien corresponda

Todas las mañanas, al despertar me gustaba acompañar a Atzin (Agüita) mi esposo a su acalli (canoa) desde mi caIli, (casa) que estaba muy cerca de la orilla del lago, mi esposo, sale temprano para pescar, y vender elotl y nopal que podemos llevar a Tlatelolco. Me quedé fuera viendo como poco a poco se alejaba de la orilla. Tonatiuh, iluminaba el contorno de los grandes cerros, del lago y del teocalli cercano de Malinalli.

Debía regresar a calli con mi nonantzin (madrecita mía) y mis hijos, Axayácatl, (máscara de agua) y Chicome Cóatl (Diosa de la cosecha del maíz señora en la plenitud de su madurez “siete serpientes”.) mis hijos dormían aún. Lentamente me regresé, al calli a mi tlecuilli (fogón, brasero) debía preparar tlaxcalli (tortillas) con nopal, para mis nopilhuan (mis niños) y nonantzin (madrecita mía).

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Era una tradición, que mientras las tortillas fueran hechas, mi madre contaba la misma historia de sus antepasados.

-“Mis padres le contaban que, en otros tiempos, los Tepanecas, eran poderosos-   yo le interrumpía al contestar

- ¡Nosotros no!  Solo éramos macehuales, pero decir Tepanecas era algo hermoso, el pecho se ensanchaba, no era cualquier tribu, de aquellas que fueron llegando del norte.

-Seguía diciendo - Nuestro tlatoani no pudo evitar que fuéramos vencidos, por aquellos que llegaron al último, que nadie quería cerca.  Ellos hicieron algo que nadie imaginaba que los Tepanecas corriéramos como tochtli (conejos) a esconderse rumbo a Tenayuca pa´el monte, después de la guerra.

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Paso mucho tiempo para decidir volver solo para ver todo destruido, se notaba que por su cercanía al lago fue utilizado nuestro calli, quien sabe por quién, pero se fueron, la dejaron y pudimos volvería armar con lo poco que había una nueva calli. Los guajolotes ya no estaban, la parcela de maíz, se perdió entre la hierba que creció, por el descuido.  En esos tiempos es difícil empezar sin la ayuda de un hombre, muchos murieron en la guerra, los que quedaban debía servir a los nuevos caciques, otros eran ya kokoltin. (abuelos). Fueron tiempos difíciles, pero seguimos aquí, contaba cerca del lago y del teocalli de Manilalli ….

Yo solo, escuchaba el relato como cada mañana, me contaba mi nonantzin (madrecita mía). Mientras echaba las tortillas en el comal, fui sorprendida. Fue muy rápido, tan sorpresivo…. entre mis piernas iba saliendo poco a poco un líquido, mal presagio, yo Citlalli, estaba de tlapixtoc (embarazo), aún faltaba para conocerlo, mi corazón latió rápidamente y mi nonantzin (madrecita mía) olvido las tlaxcalli (tortillas) que empezaron a quemarse. Fue donde los niños y pidió fueran por ayuda.

En mi mente solo recordaba a Cihuateteotl yo no quería ser una guerrera que acompañara al sol durante su trayecto, por morir en mi parto, quería conocer a mi niño, “esperaba su llegada desde el decimotercer cielo, que es el más alto de todos. Es allí donde se encuentran las almas que poblarán el mundo, esperando a que los dioses decidan enviarlos” esperaba ver a la Tlamatquiticitl (partera) me ayudara a recibirlo y acompañarlo en su camino en esta tierra. Pero todo paso muy rápido. De un momento a otro la partera, llegó me ayudó con una bebida a base de Coapatli que me ayudó a tener “virtud de impulsar, empujar” a mi bebé, pero requirió que tomara también la medida de medio dedo de cola de Tlacuatzin” y me colocó en cunclillas, me sujetó de los talones todo pasó en un lugar cercano a casa, por la sorpresa de la llegada del celtlacaticqui (niño prematuro).

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Era ya mi tercer niño, todo fue desde ese momento muy rápido, sin embargo, en esta ocasión la tlamatquiticitl no baño al bebé, por no haber superado su primera batalla, su nacimiento, llego a este mundo sin vida. Partiría a Chichihuacuauh (lugar donde permanecen las almas de los niños aguardando a que los dioses los envíen a repoblar la tierra ahí un árbol nodriza los amamantaba con su leche y descansaban hasta recibir el esperado llamado). Apenas pude verlo, me llevaron al temazcal para seguir con la atención de mi parto.  Pero mis fuerzas se perdieron, mi vista se nubló.

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Supe que también morí. Mi cuerpo fue preparado, colocado en una tinaja de barro junto con mi niño en mis brazos, enterrado cerca de casa de mis hijos. Después de muchos años, me encontraron personas extrañas, con otras ropas, mi casa ya no existía, era un terrero muy diferente. Vi mucha luz cuando sacaban mi vasija, mis huesos y los de mi bebé quedaron al descubierto.  Después nuestros huesos, fueron separados, cada uno en un recipiente diferente y frío, sentí como se movían al paso de las personas que nos llevaban. Fueron colocados cerca de un teocalli muy diferente al que recordaba, cerca del lago, que ya no existía, aquel dedicado a Maninalli.

 

Nota de la autora: Esta narración parte de un hallazgo en la casa de mi abuelo.  Cuando mi abuelo compró su terreno   en Azcapotzalco, en la hoy colonia del Recreo, tardó en construir, en él. Inicialmente en este lugar existía un gallinero y la barda era formada por pencas de nopal. Cuando uno de mis tíos se casó y fincó en ese lugar al hacer los cimientos, se toparon con una vasija y dentro de ella el esqueleto de una mujer con su bebé. Al moverla se rompió la vasija y sus restos fueron colocados en una bolsa y colocados en el panteón que se encontraba en el atrio del templo de Santa María Malinalco, desconociéndose su ubicación, sobre todo, después que este panteón, tuvo que ser reubicado.

 

 

Atzin. Es una palabra náhuatl que significa “agüita” o “agua pequeña”. Se utiliza comúnmente como un diminutivo de “atl” agua y a menudo se emplea en nombres propios.

Nonantzin- Significa “madre mía” o “madrecita” en náhuatl, una palabra de gran carga afectiva y que a menudo se asocia con el poema del mismo nombre, Se compone de “nan” (madre) y el diminutivo “tzin”, que se usa para indicar afecto.

Cihuateteotl. Se refiere a las “mujeres divinas” de la mitología mexica, los espíritus de las mujeres que morían de parto.

Coapatli.- Ruda o hierba medicinal en náhuatl, aunque también  puede referirse a la planta de nombre científico Acourtia cordara, conocida como “cola de zorra”.

Tlamatquiticitl.  Era la partera o sanadora del pueblo mexica, encargada de cuidar a la mujer durante todo el embarazo, el parto y el puerperio.

 

acalli, (canoa)

 caIli, (casa)

elotl, mazorca tierna de maíz

Teocalli, Significa “casa de Dios “ o “ casa de deidad” en náhuatl y se refiere a un templo  piramidal mesoamericano.

Malinalli, Es hierba torcida o simplemente hierba en náhuatl.

Axayácatl, (mascara de agua)

Chicome Cóatl (Diosa de la cosecha del maíz señora en la plenitud de su madurez “siete serpientes”)

Tlecuilli (fogón, brasero)

Tlaxcalli (tortillas)

Nopilhuan (mis niños)

celtlacaticqui (bebe prematuro).

Tlacuatzin- Se refiere a diferentes entidades, incluyendo un género de marsupiales de México

(conocido como tlacuache ratón)

 

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