AURORA REYES FLORES, primera muralista mexicana

 

AURORA REYES FLORES

Por Raúl Martiñón

 

Aurora Reyes Flores
Crédito de imagen a quien corresponda

Aurora Reyes Flores nació el 9 de septiembre de 1908, en la población minera de Hidalgo del Parral, Chihuahua. Fue escritora, pintora, poeta mexicana, activista social y feminista, es reconocida como la primera muralista de México. 

Apenas pasa los cinco años y ya ha vivido la guerra. La revolución no cesa y se cuela por las rendijas de la vida cotidiana, cuantimás para una descendiente de la dinastía Reyes. Al amanecer, con el barrio de La Lagunilla como forzoso refugio, la pequeña Aurora va con una tablita en mano ofreciendo el pan que ha horneado pocas horas antes su mamá: “¡Bísquetes, hay bísquetes!”, grita y vuelve a gritar, mientras se mantiene atenta a la bolsa con piedras que también carga para sorrajarle un proyectil en la cara o donde se pueda a alguno de los muchachos que con frecuencia intentan robarle su mercancía. Ni modo: hay que aprender a sobrevivir en tiempos de miseria, de hambre y de muerte.

En medio de la Revolución, la familia tuvo que mantener un bajo perfil durante un tiempo para evitar alguna represalia. Fue en esos años cuando Aurora vivió en La Lagunilla, en una vecindad que después recordaría como espantosa y promiscua, rodeada de gente cuyo lenguaje podría llenar una antología de la “leperada mexicana”

Con el objetivo de seguir con sus estudios, en 1921 asistió a la Escuela Nacional Preparatoria donde conoció a Frida Kahlo, quién con el tiempo se convirtió en una muy buena amiga, relación que Aurora Reyes plasmó en la obra “Retrato de Frida frente al espejo” (1946) dedicada a Kahlo. Lamentablemente Aurora no duró mucho en la Preparatoria ya que fue expulsada después de una riña con una prefecta por causas políticas, además de ser acusada de libertina y líder de una banda de ladrones.


Aurora Reyes (izq), con Frida Kahlo (der)
Crédito de imagen a quien corresponda

Aurora Reyes (izq) con Frida Kahlo (der)
Crédito de imagen a quien corresponda


Posteriormente ingresó a la Academia de San Carlos, la cual también abandonó y completó su educación de manera autodidacta. Inició la docencia como profesora de Artes Plásticas de primaria y posteriormente ingresó a una prevocacional del IPN, ejerciendo el magisterio a lo largo de su vida.

Su activismo político y compromiso social con las causas de los pobres y oprimidos la llevaron a formar parte de los miembros fundadores de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y de la Confederación Nacional Campesina en 1936. En ese mismo año elaboró su primer mural: Atentado a las maestras rurales, que presenta a la maestra rural golpeada y vilipendiada por los enemigos de la patria, pintado en el Centro Escolar Revolución (en la actual esquina de Niños Héroes y Chapultepec, frente a la estación de metro Balderas), por el que sería ampliamente reconocida y considerada la primera muralista mexicana. Así mismo la muralista destacó como dirigente sindical, promovió la creación de las primeras guarderías para los hijos de las trabajadoras del magisterio y luchó para obtener el derecho al voto femenino y ocupar puestos de elección popular. Su postura de izquierda antiimperialista comprometida con el activismo político la llevó a defender y acompañar diversas luchas sociales, incluido el apoyo a campesinos, y a los estudiantes del 68.  


Aurora Reyes al tener un nacionalismo establecido, su idea de la patria, su visión de la mujer y sobre todo de la historia mexicana quedaron plasmados en sus libros de poesía como:

 

Humanos paisajes (1958), La máscara desnuda (1969); y Espiral en retorno (1981)

 

En 1927 recibió su nombramiento como profesora de Artes Plásticas de primaria, es por esta razón que satisfactoriamente ejerció treinta y siete años como maestra de primaria, con especial énfasis en la enseñanza de las artes plásticas y la orientación pedagógica.

Su obra más extensa, está en el interior del antiguo Auditorio 15 de Mayo del SNTE, son cuatro murales: “Espacio, objetivo, futuro y Presencia del maestro en los movimientos sociales de la patria, Trayectoria de la cultura de México, y Constructores de la cultura de México” donde la artista deja su visión global de la historia del país, con una gran fuerza nacionalista. Por último, está el mural “El primer encuentro” que pintó en 1978 a los 69 años de edad, en la sala de cabildos del edificio de la hoy alcaldía de Coyoacán. En él, Aurora refleja el encuentro de dos culturas, pero lo refiere a la llegada de Cortés a Coyoacán.

 

Aurora Reyes y fragmento de su mural en 
edificio de gobierno de Coyoacán, Cdmx
Crédito de imagen a quien corresponda


En una entrevista, su nieto relató que “un día, Luis Echeverría, amigo de muchos años, tocó a la puerta de la casa de Aurora para decirle que ‘le iban a dar la grande’ y que quería que ella fuese la primera mujer directora de Bellas Artes, pero le dijo que ella no hacía tratos con asesinos y le cerró la puerta. Nunca más volvieron a contactarse. Pero ese acto le costó muy caro, pues fue vetada de la historia del país”.

 

Aurora Reyes, como mujer de lucha, de convicciones firmes tanto en su pensamiento político y en su concepción del arte, dejo legados que no han recibido la valoración que se merece, ni en el campo literario donde su obra poética no ha sido revalorada en la literatura mexicana, ni su obra mural, la cual yace en el abandono y deterioro.     Aurora Reyes falleció el 26 de abril de 1985 en la Ciudad de México.

 

 

Sitios Web :

https://www.hilariobooks.com/la-voz-de-los-expertos/aurora-reyes-escribir-pintando-y-pintar-escribiendo

 

https://salondeletras.wordpress.com/wp-content/uploads/2011/12/aurora-reyes-br.pdf

 

 

 

 

La máscara desnuda

(Danza mexicana en cinco tiempos)

 

TIEMPO PRIMERO

Apareces de golpe dentro de mí, dorada

por un oro manchado de musgo verdinegro.

Ola petrificada del agua de la vida

creciendo y apretando la sal del esqueleto.

 

En lo más entrañable de mi ser ejecutas

las invisibles líneas del rostro verdadero,

entregando al proyecto sin límite del polvo

las columnas del vuelo.

 

¡Qué perfecta y antigua simetría,

qué congelada actividad te anuncia,

qué inerte dimensión te identifica!

 

Comprendo la serpiente vertebral de la danza

prisionera en el eje de su reino vacío,

la angustia del compacto poder con que se anuda

a su tallo, la ausencia dura del equilibrio.

 

Conozco las antenas amarillas,

la textura del hielo,

los inocentes labios de la sangre

remansando a la orilla del cabello,

y los interminables corredores azules

por donde se desliza, calladamente, ESO

que comienza entre el sueño y la simiente.

 

He tocado los altos escalones de niebla

que presiden la noche de tu templo iracundo,

he escuchado el molino que mastica el silencio

que es como alimentarse la muerte de sí misma,

he alcanzado tu frente coronada de cráneos

bajo el signo desierto de un abrazo de piedra.

 

Veo tu dentadura, tu mordedura fácil:

la máscara desnuda de una risa de huesos.

 

TIEMPO SEGUNDO

 

Tú me ofreciste un punto de eternidad.

¿Qué nombre

me dijiste que tiene? Lo he perdido...

Era la imagen de algo inhabitable:

alas de humo, paraíso inmóvil

y una ecuación de miserable olvido.

 

 

¿Qué te dio el atributo del invierno?

¿Quién conduce tu siega laboriosa

y prepara un latido en cada hueso?

¿Qué desolado amor al Yo te nombra

como un castigo, un límite o un cielo?

 

Porque en tu larga mano que mide las raíces

habita una semilla de tactos estelares,

un útero infinito que repite la vida

en las arquitecturas del sueño y la armonía.

 

Porque en la superficie hay un hijo que crece,

un árbol que culmina, una palabra nueva y solidaria,

un testamento activo, una noticia

para la libertad y la belleza.

 

 

TIEMPO TERCERO

 

Ya está dormido el sueño en tu frente perfecta,

ya se unieron el ángel de espuma y el de fuego,

ya tu contorno firme se llena de oquedades

y en tus ojos anidan astillas de tiniebla.

 

Ascienden tus cabellos en oleada nocturna,

han herido tu nombre los pistilos del frío,

el derrumbe se filtra por los poros del agua

y te abre su secreto la tierra de cristales.

 

 

Eres ahora una bandera sin viento,

una pasión que abandonó la forma:

gérmenes y cuchillos y deseos...

¡alimento de todo lo que vive y devora!

 

Antes era el paisaje rodando en tu pupila.

Hoy tu ser es camino rodando en el planeta.

Ahí, donde es lo mismo decir flor que lucero,

océano que principio, sexo que primavera.

Ahí estás, donde vive lo que muere,

donde el espejo mudo del “¿Para qué? se quiebra.

 

Nació contigo, coronó tu infancia

y es el fruto gemelo de tu vida.

Lleva el nombre de todo lo que amas

y el reflejo del polvo que te sueña.

Has llegado a la sombra. Ya navegas

el eco irreversible.

¡Testimonio sin voz, labio implacable!

Un silencio de piedra nos declara

que la muerte es la espalda del misterio

y el amor, su sonrisa irreparable.

 

 

BRINDIS INTERMEDIO

 

Toma Muerte esta copa vacía

de tormenta, de sed y distancia.

Hallarás el sabor de una lágrima.

 

 

Esta gota solidificada

que en tu boca será diluida

en la suma integral de mi nada.

 

Dame Muerte esa copa de sueño,

apagado cristal, negro vino,

que entrelace la fiebre y el frío.

 

Descender a tu beso inviolado,

embriagarme en tu cuerpo nocturno

y soñar que viví entre tus labios.

 

Toma Muerte mi mano en tu mano.

formaremos el último signo

que encadena el amor al olvido.

 

Danzaremos tu esférica danza

entre el viento y el pie de la tierra,

la cintura del fuego y el agua.

 

Dame Muerte esa copa de amargo

corazón, destilado en veneno,

para el paso final del encuentro.

 

En tu aliento mortal mi simiente,

la raíz del color en la frente

y la cruz del maíz en el pecho.

 

Toma Muerte esta copa de luto

derramada en el río salobre;

la tendrás que llenar con tu nombre.

 

Dame Muerte tu máscara blanca.

Quiero ver tus ojos de abismo

que hay un niño detrás de tu cara.

 

Toma Muerte mi copa quebrada...

 

 

TIEMPO CUARTO

 

Cuando la sed congregue racimos de colores

en el fondo del tacto sumergidos,

ecos de amanecer y madreselva

en diminutas bocas del rocío.

Y cuando el corazón, entre sus redes,

me recoja los pasos esparcidos

y quede solamente una palabra

la palabra de muerte que me diste,

esa labrada perla que conserva mi mano,

esa lágrima dura que en tu mano es decir el infinito

todo lo abarcaré, lo seré todo

en espacio sin tiempo y sin delirio:

encontraré la luz frente por frente,

contemplaré los ojos del principio,

daré vuelta completa al imposible

y en el Todo... seré Uno contigo.

 

 

SIN TIEMPO

 

En la mirada ciega del amor me miraste

descubriendo los ojos de la vida.

Y supe que nací por conocerte

y unificarme en ti, Desconocida.

 

 

TIEMPO QUINTO

 

Yo vestiré mi muerte de amarillo

con camisa de sal y ojos de uva,

adornaré su pie de cascabeles

y la coronaré de nomeolvides.

 

Aquí, sobre tu trono de oropeles

y tu mano de larvas y lamentos:

¡Mira a la Vida, mírala de frente!

Calavera de azúcar, dí: ¿Quién eres?

 

Quiero el sudario de papel de China,

el cadáver del sol hecho pedazos,

un adiós con los pétalos de fuego

y un ídolo de piedra entre los brazos.

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