SONIDOS DE AZCAPOTZALCO

SONIDOS DE AZCAPOTZALCO

Por Ana María García Alvarado 

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

 

Crèdito de imagen a quien corresponda

 En cada época de la historia de Azcapotzalco, encontramos sonidos muy característicos, de su cotidianidad. Lo que, para hoy, agosto del 2025 es algo normal, existieron de otra manera en otras épocas.  Si cerramos nuestros ojos, los oídos nos dirán de todo lo que nos rodea, desde el despertador, los animales de la casa, del gallo del vecino, las voces de los integrantes de la familia. Conforme pasa la mañana; la lavadora, la licuadora, el radio o la televisión, todo aparato que se utilice en las labores del hogar dará señal de vida en la casa. Afuera se escuchan los gritos que anuncian “la basura”, “el gas”, “el pan” “las tortillas”, “tamales oaxaqueños” “se compran refrigeradores, colchones y ropa vieja que vendan” el carro de las gelatinas que se anuncia con su música, tan peculiar, algunos vecinos a determinada hora ponen su música. Si, vivimos cerca de avenidas el paso de camiones, carros, las sirenas de ambulancias y bomberos se escucharán, con mayor intensidad.

Así en cada época, de la historia de Azcapotzalco, sus habitantes están vinculados a los sonidos en su entorno. Desde los primeros habitantes de estas tierras aquellos cazadores de Mamut, que estaban acostumbrados al llamado de estos animales, su lucha por huir por estar atrapado en el fango del lago, esperando el momento en que pudieran matarlo o recuperar su carne, imaginemos sus señas o gritos indicando como actuar en grupo[1]. Mucho tiempo después se establecieron otros pueblos, existió un ambiente rural que por mucho tiempo prevaleció, el sonido del caracol y de sus danzas, incluso el sonido de su guerra era diferente. Debían ser cuidadosos de la lluvia por la creciente de ríos y del lago, de los truenos y del viento, todo aquello que aún hoy día nos hace tan vulnerables. Desde el tiempo prehispánico hasta el colonial, cerca de sus ríos y las riveras del lago, se escuchaban los lamentos de la “llorona” o la presencia de la llamada Cihuateteo, siendo una leyenda del barrio de Santa María Malinalco, nos refiere María Elena Solórzano cronista de Azcapotzalco que “en Yucatán se le conoce como la Xtabay, en el Centro y Sudamérica como la Cehua[2]. 

La llegada de los caballos españoles, aquellos que impactaron a las gentes de estas tierras, sus armas tan ruidosas, y mortales que lograron conquistar a sus habitantes, un nuevo estilo de vida comenzaba. Detalles en la construcción de Templos y casas para los españoles y principales, generaban nuevos ruidos, como los martillos, los árboles talados, todo cambio. Otro instrumento llamaba a los templos, la campana como instrumento de evangelización llegó a estas tierras, olvidando al sonido del caracol, y que hoy día por ciertos grupos, podemos nuevamente a escuchar.

En el Azcapotzalco prehispánico y colonial, se formaron barrios cada uno tenía un sonido y olor diferentes de acuerdo a su actividad económica.  Las carretas, abrieron camino tierra adentro, pero también fueron parte de algunas leyendas que aún se mencionan en barrios y pueblos de Azcapotzalco, y que suceden a las tres de la mañana, acompañados de aullidos de perros[3]. Otra leyenda ubica el paso de una carreta de la Capilla de San Lucas y sigue todo el camino Del Recreo, a las doce de la noche.[4]  

La pérdida paulatina del lago, por estos rumbos fue determinante para que las canoas fueran poco a poco olvidadas. El tiempo pasó, nuevas guerras se presentaron a lo largo del tiempo, así, como nuevos modos de vivir. El Azcapotzalco rural, fue cambiando se presentaron nuevas formas de transporte permitieron desde entonces que la hoy Alcaldía Azcapotzalco gozara de un excelente medio de comunicación, hasta la actualidad. Desde del tranvía de mulas, el tren, el tranvía eléctrico, hasta el metro y trolebús. Cada uno con un sonido diferente y que fueron poco a poco parte de su cotidianidad. La ampliación de calles trajo consigo la industrialización de algunas zonas de la Alcaldía. 

Para los finales de los años 70´ los tañidos de las campanas de la hoy catedral de Azcapotzalco, en un tono grave, realizan el llamado a la primera misa, desde las 5:30 de la mañana. Antes algunas personas acudían a misa antes de ir al trabajo, o realizar sus actividades en su hogar, estos tañidos, se repetían cada hora invitando a las diferentes celebraciones religiosas que se realizaba por las mañanas. Por aquellos tiempos en algunas casas tenían árboles frutales y otros de gran tamaño como fresnos que eran el hogar de muchos gorriones que cantando anunciaban el nuevo día. Las siete de la mañana era anunciada por un fuerte silbido de la entonces Refinería de Azcapotzalco ubicada en lo que hoy es el Parque Bicentenario[5], para que aquellos que estudiaban la secundaria, era la señal que deberían ir en camino a su escuela, de lo contrario llegarían tarde. Hoy día el llamado a misa es más tarde, indicando que muchas personas ya no acuden temprano a misa sobre todo después de la pandemia del Covid.

De acuerdo a referencias orales podemos comentar que la mañana del día 19 de noviembre de 1984, era un día normal, “siendo las 5.30 de la mañana, casi la hora de salir de casa rumbo al trabajo, caminaba para la parada del autobús, iba llegando a la avenida 22 de febrero, en ese entonces los árboles no estaban tan altos y se podía ver el cerro de las antenas, cuando ya amaneciera, de repente una explosión y una gran bola de fuego ilumino el lugar a pesar que aún estaba obscuro. Por noticias conocí que el lugar era San Juan Ixhuatepec y que el fuego que vi, era una de las muchas explosiones de una planta de almacenamiento y distribución de Petróleos Mexicanos. El sonido de la explosión fue tan fuerte que se oyó hasta Azcapotzalco, fue el día en que la población de esta alcaldía, despertó de una manera muy diferente, poco después se escucharon las campanas de la entonces parroquia de Azcapotzalco.   

La cotidianidad, de la comunidad de los barrios de la Alcaldía de Azcapotzalco se rompe con la llegada de las fiestas patronales, despertar entonces con campanas y cohetes anunciando “Las mañanitas”. La procesión de los naturales de Azcapotzalco con sus estandartes, acompañando la imagen del santo(a), apóstol, o vírgenes dando un toque muy especial al evento, la música de la banda que los acompaña al igual que el grupo de cochinelos, seguidas de infinidad de personas, si hay feria hay otros sonidos de los juegos y de vendedores de puestos de comida y pan. 

Para el año 2020, y por la pandemia de COVID los sonidos del Azcapotzalco sufrieron grandes cambios, el sonido de campanas fue suspendido, al igual que la música que delataba fiestas y provocaba molestia entre los vecinos. Cercano a la hoy Parroquia de Santa María Malinalco se oían las campanas anunciando la muerte de alguno de los pobladores originarios del lugar. El silencio de las campanas de la hoy catedral de Azcapotzalco contrastaba con el tañido a duelo de este templo. En un momento en que existía un gran temor, provocaba gran tristeza. Por eso los silencios de ese 2020, son parte ya de la historia de la Alcaldía de Azcapotzalco.

Poco a poco la vida volvía a una cotidianidad, la gente aumentaba en el Centro de la Alcaldía, y las actividades económicas, religiosas y culturales empezaron a “tratar de ser las mismas antes de la pandemia”, mucha gente partió, dejando un gran vacío. Algunos negocios fueron cerrados o cambiaron de giro por las pérdidas de la pandemia. Se empezaba una nueva etapa en la historia del Azcapotzalco moderno.

Olvidaba mencionar los sonidos de las diferentes actividades culturales que se presentan en la demarcación. Como el tradicional desfile cada 15 de septiembre el apoyo de todos los grupos culturales, escolares, de emergencia, de esta alcaldía.



[1] Durante la construcción del metro línea 7 dirección Rosario se encontraron restos de Mamuts. El imperio de la hormiga Amalia Elorduy Libro primero: Los de Palacios de Piedra Etapa prehispánica. Pag.41 

[2] Leyendas de Azcapotzalco compilación. José Antonio Urdapilleta Pérez. María Elena Solórzano compiladores Azcapotzalco 2014 n. 5 La Llorona María Elena Solórzano. Pág. 33-35

[3] Referencia de Francis López Cronista del pueblo de San Martín Xochinahuac

[4] Leyendas de Azcapotzalco. N. 14 La carreta pág. 50

[5] La refinería de Azcapotzalco, también llamada como 18 de marzo cerro definitivamente el 18 de marzo de 1991, según fuentes históricas de Pemex por órdenes del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

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