TRADICIÓN DE LOS NIÑOS DIOS CON LA FAMILIA LÓPEZ, EN SAN MARTÍN XOCHINÁHUAC
TRADICIÓN DE LOS NIÑOS DIOS CON LA FAMILIA LÓPEZ, EN SAN MARTÍN XOCHINÁHUAC
Por Francis López
Suárez
Quiero
compartirles una tradición que ha perdurado por muchos años en mi familia los López
como nos llamamos.
Mi madre, María del Pilar Suárez, una
mujer menudita, de facciones chiquitas, güerita, ojos color miel tenía 38 años
cuando murió, esto ya hace 49 años.
Ella tenía su
niño Dios y nos inculcó el amor, nos dejó la tradición de cada 24 de diciembre
arrullar al niño Dios.
Siempre
esperábamos con emoción aunque faltaba ella nuestra madre, pero mi padre y nosotros
seguimos con esa tradición.
Fuimos creciendo
hicimos familias, y por su puesto cada familia llevaba su niño Dios a la
reunión, y esperábamos verlos con sus nuevas ropas siempre todos diferentes,
unos grandes otros pequeños. Siempre nos
reuníamos en casa de mi papá, Emilio López.
Algunas veces en
mi casa caminábamos alrededor del patio cantando “A la rorro niño a la rorro ya,
duérmase mi niño duérmaseme ya”, la tradicional letanía con luces de bengalas,
cuidando de no quemar las pañoletas donde los arrullábamos con velas.
Era, creo, que lo
que más disfrutábamos en familia, al final todos pasábamos con cada Niño Dios a
darle un besito ya sea en un piecito en una manita o en su carita, y era tal
alegría por tomar también un dulce.
Quiero contarles
también una anécdota que pasó con el Niño Dios de mi mamá, les cuento que ese Niño
ya tiene más de 50 años. Una vez se quemó la sala de mi hermana y ahí estaba el
Niño Dios, todo quedó en cenizas menos el Niño Dios, él solo quedó negrito o
tiznado como se comentó.
Otra anécdota fue
que un perro lo tiró y lo llevamos a reparar y quedó intacto. Hoy han cambiado
las cosas, un poco por la ausencia de algunos familiares, pero aún así no
perdemos la Fe.