ESCRIBIR, LEER

ESCRIBIR, LEER

Por Eduardo Resendiz Sánchez

 

AZCAPOTZALCOGRAFÍA.

 

(Crédito de imagen, Martín Borboa Gómez)
 

Escribir del pasado, es abrirse a uno mismo, imágenes que regresan a tu mente después de mucho tiempo, es como si abrieras un libro y volver a leerlo, hablar de ti mismo, es enfrentarte a tus fantasmas que salen de sus tumbas después de mucho tiempo, cuando cierras los ojos del escritor, apareces siendo un niño, un joven o un viejo, tus manos tiemblan y tu corazón vibra de emoción al escribir en la pantalla de la computadora.

¿Cómo comenzar a escribir lo que te acuerdas de hace muchos años,?

Lo demás ya se olvidó, los jóvenes de aquel tiempo ya no somos los mismos, es como una película que aparece en pequeños cuadros, como llegan se borran de inmediato, la vida es corta como la muerte, así nos pasa con nuestros recuerdos: llegan y se van.

Aquel mundo que me tocó vivir, ya no existe, todo cambió, todo es diferente, es como dormir siendo un niño y te levantas siendo un anciano, los jóvenes de aquel tiempo, los que viven ya son unos ancianos, muchos ya murieron, las casas de cartón y lamina ahora son residencias o casas de tres pisos, los charcos son carreteras de asfalto, los llanos donde jugábamos la cascarita de fútbol, son colonias, ante mis ojos la transformación ha sido devastadora y cruel, borrando todo lo del pasado, la mancha urbana cobra cuota a una ciudad, día con día vamos acabando con ella.

Respecto a mi texto sobre mi colonia llamada “Las Trancas”, nombre tan raro y extraño, no sé de dónde le vino su nombre, posiblemente todas las casas estaban con pencas de maguey a su alrededor, secas y viejas, esta es mi historia contada por mí, cuando cierro los ojos, vuelvo al pasado, veo que voy corriendo atrás de mi madre, flaco y con los pelos parados, llorando para que me compre un dulce, los abro y vuelvo al presente, estoy en la computadora tecleando…

Posiblemente así pasó con la pequeña Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas (cuando apenas nacía la Secretaría de Educación Pública), chica sin luz, nada más con yeso en los muros, los libros en las mesas de los clásicos.

Salía José Vasconcelos en la avenida gritando, invitando a las personas que pasarán a la biblioteca, a leer…

“Pasen, ésta es biblioteca del pueblo, pasen”

“Quítense la venda de los ojos, la ignorancia mata el alma”

“Lean para que se desborde su imaginación, sus labios se llenen de palabras”

“Si no quieren pasar, tengan, les regalo un libro”

La gente pasaba, se hacía a un lado y seguían su camino.

  

(Discurso leído por el autor el día 3 de mayo 2025, en la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, Azcapotzalco, Cdmx, ante el público que asistió a la presentación del primer número del cuadernillo, editado por el “Taller de relatos de Azcapotzalco”, en el que se publicó su texto "Las trancas".)

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